Mientras caen las acciones en las diferentes bolsas de valores y domina el pánico entre los círculos financieros, ¿qué pasa cuando la economía sufre una recesión?
¿Qué clase de plan de estímulo económico se necesita para prestar ayuda a las familias trabajadoras? ¿Uno que hace crear buenos trabajos y que les asegura a los trabajadores y a sus vecinos posibilidades de poder pagar la hipoteca de la casa o el pago del auto, comprar alimentos, llenar el carro de gasolina o pagar la matrícula de universidad?
En el Capitolio, mientras la tasa de desempleo brincó al 5 por ciento en diciembre entre otras síntomas de la verdadera gravedad de los males económicos, comienzan los legisladores a estudiar ideas para estimular a la economía.
El presidente Bush y demás republicanos quieren dedicar 150 mil millones de dólares a recortes de impuestos y gastos gubernamentales diseñados a beneficiar a los intereses de las grandes empresas y a los ricos.
Pero portavoces del movimiento sindical y otros grupos progresistas dicen que la clave es poner dinero en manos de la gente trabajadora. Los trabajadores son los consumidores de esta nación. Son ellos los que tienen posibilidades de impulsar a la economía, siempre que tengan ingresos como para cumplir con sus necesidades.
La AFL-CIO y otros exigen continuar los beneficios de desempleo más allá de las 26 semanas actuales. La federación sindical reclama también: un aumento a los beneficios de Cupones para Alimentos; reembolsos de impuestos para contribuyentes de medianos y bajos recursos; ayuda financiera para gobiernos estatales y locales; inversiones inmediatas en renovaciones a las escuelas y reparaciones a los puentes.
Muchas de estas medidas vienen incluidas en las propuestas que ofrecen los demócratas en el Congreso.
El dirigente del Partido Comunista de EEUU, Sam Webb, subrayó la importancia de estas medidas, pero dijo que no son suficientes por si mismas.
Además de prolongar los beneficios de desempleo, hay que aumentar las cantidades que se proporcionan a los trabajadores cesantes, beneficios que se deben seguir pagando mientras que no encuentre el trabajador nuevo empleo, dijo él en una entrevista telefónica la semana pasada. “También hay que aumentar los beneficios de Seguro Social”, declaró.
Webb también hizo un llamado por una moratoria inmediata a las ejecuciones hipotecarias, congelación a las tasas de interés, y un fin a la guerra en Irak, “liberando así a miles de millones de dólares para las necesidades de la gente”. Más allá de estas medidas, hacen falta soluciones fundamentales, y estas tienen que poner a la clase trabajadora en primer lugar, enfatizó.
Webb, que fue elegido a la presidencia del partido en 2000, es diplomado en economía. Pero él considera como sus credenciales principales son su activismo en el movimiento sindical y en las luchas populares durante las últimas décadas.
“La gente está sufriendo”, dijo. “El desempleo está aumentando, y estas cifras esconden la realidad del desempleo a largo plazo en distintas partes del país y en distintas comunidades”, dijo. “Los salarios están estancados y ahora viene la crisis hipotecaria”.
Los recortes de impuestos para las grandes empresas y para los súper-ricos sirven solo para aumentar al déficit y ni crean empleos, dijo Webb. A lo mejor, tendrán poco impacto recortes en las tazas de interés.
A las grandes empresas no les importa ni el bienestar de los trabajadores norteamericanos ni siquiera la suerte de la economía norteamericana, dijo. “Solo invierten las empresas si se les garantiza el nivel máximo de rendimiento, de ganancias, en sus inversiones. No van a contratar a nuevos trabajadores ni ponerles dinero en las manos de la gente sin esas garantías”.
Esta es la dinámica principal del capitalismo, que ha llegado a ser más y más evidente para millones de gente con el cierre de fábricas, el estancamiento de salarios y el colapso económico de regiones enteras, dijo Webb.
Aun cuando experimentaba el país momentos económicos positivos como eran la “exuberancia” de la bolsa de valores en los 1990 y la “burbuja” de inmuebles en años recientes, más y más riquezas pasan a los bolsillos de un número siempre más reducido de personas.
Un creciente problema, dijo Webb, es el papel del “capital financiero”, es decir, de los bancos e instituciones financieras. En vez de impulsar a la economía, invierten estos en sectores no productivos como es la de especulación de divisas “en donde ganaron enormes cantidades de dinero”, junto con enormes crisis que afectan a todo el mundo.
Las corporaciones norteamericanas y los súperricos, en su busca constante por las ganancias máximas, no invierten a sus tremendas riquezas cuando y dónde nuestra sociedad las necesiten, declaró Webb.
Por eso, al igual que en la década de los 1930, el gobierno federal tiene que actuar para crear trabajos útiles y bien pagados en el sector público y para hacer llegar una ayuda inmediata a las manos de la gente, dijo.
“Existen necesidades incumplidas a largo plazo en este país,” notó Webb. “Puentes, escuelas y sistemas de agua se encuentran en pleno colapse. Mucha gente se da cuenta que tanto en las áreas urbanas que el las zonas rurales, hace ya bastante tiempo que faltan reparaciones a la infraestructura.”
Citó a un reporte de la Agencia de Protección Ambiental de que en algunos 75.000 sistemas de alcatarillado por toda la nación se han desbordado aguas negras crudas, inundando casas y contaminando al agua potable y al medio ambiente natural.
El Instituto de Política Económica, con apoyo del movimiento sindical, ha propuesto un plan de estímulo económico de 140 miles de millones de dólares incluyendo desembolsos federales para la reparación y construcción de escuelas y puentes, creando así a más de un millón de empleo.
Webb agregó que las elecciones ofrecen una oportunidad para crear un nuevo terreno político para luchar contra la crisis económica a plazo corto y largo.
“Necesitaremos una amplia coalición de sindicalistas, afronorteamericanos, latinos, toda la gente de color, mujeres, jóvenes, es decir, todo el pueblo unido para reclamar por esta clase de programa económico”, dijo Webb.
“Luchar. Esto es lo que hace falta para impulsar a este país por otro sendero, y para aplicarle una estampa de clase trabajadora”.
Necesitamos plan económico de clase trabajadora