No sirve en Chile y no servirá en EEUU

Mientras la administración Bush hace presión para privatizar el Seguro Social, muchos miran hacia la experiencia de otros países donde han privatizado las pensiones y uno de estos países es Chile. El presidente Bush alabó al sistema privatizado de Chile como “un gran ejemplo” para Estados Unidos, cuando visitó a Chile para la cumbre del Foro Económico Asia Pacífico el pasado noviembre.

El modelo chileno, sin embargo, no ha dado lo que sus adherentes prometieron. Además, la experiencia chilena muestra que la privatización de las pensiones de jubilación es solo una parte de un esquema de política económica neoliberal que busca atrasar el reloj y quitar los programas y leyes que la clase trabajadora ganó a través de años de lucha y sostener y aumentar las ganancias de las corporaciones.

La mayoría de los trabajadores chileno no tenían pensiones ni a través del patrón o el sindicato. Las pensiones estatales fueron creadas en el 1924 y 1925. Chile fue el primer país de las Américas en tener un programa de seguro social, 10 años ante que EEUU. No todo el mundo tenía cobertura y bajo el gobierno izquierdista de la Unidad Popular encabezado por Salvador Allende, se expandió el programa para cubrir a 75 por ciento de los trabajadores, entre otros programas de bienestar público que fueron promulgados.

Después del golpe fascista-militar del general Augusto Pinochet, ilegalizaron a los sindicatos, privatizaron empresas estatales, y revocaron programas sociales y el salario mínimo. Esto hizo que el país entre en una crisis económica y la dictadura fue obligada a implementar muchos de los programas de la Unidad Popular.

Pinochet seguía la política económica de los “muchachos de Chicago” – economistas educado por Milton Friedman y otros de la Escuela de Economía de la Universidad de Chicago – y su política de “goteo”. En términos simple, darle recortes de impuestos y otros incentivos a los ricos y después ellos invierten los ahorros, así creando más empleo. La realidad es que con menos impuestos los gobiernos recortan los programas sociales. Esta fue la política de Ronald Reagan que el padre del actual presidente Bush criticó, llamándola “economía vudú”, pero que aceptó cuando Reagan lo hizo su vicepresidente.

La primera generación de chilenos bajo el sistema impuesto por Pinochet se están jubilando ahora, 25 años después. Esta ley, como muchas otras de la dictadura, todavía están en vigencia, 15 años después de la dictadura. Lautaro Carmona, un dirigente del Partido Comunista de Chile, acusando a los gobiernos democráticos de “no sólo han mantenido el sistema neoliberal que fue impuesto a sangre y fuego por la dictadura, no sólo lo ha administrado, lo ha profundizado, lo ha desarrollado logrando hacer de Chile el modelo neoliberal para el mundo”.

Las compañías no contribuyen al plan de jubilación pinochetista. Todo viene de los trabajadores que están obligado “invertir’ 10 por ciento de su ingreso que es administrado por uno de 15 AFP (Administradores de Fondos de Pensiones – dos de las cuales son de propiedad estadounidense) que cobran por invertir los fondos. Aunque los proponentes de este sistema dicen que esto promueve la competición en realidad los AFPs básicamente hacen las mismas inversiones.

Debido a la pobreza, bajos sueldos, desempleo y el juego de azar que son las inversiones, junto con los cobros excesivos de los AFPs, los chilenos están descubriendo que no se cumplen las promesas hecha. Además los jubilados están sufriendo porque no reciben aumentos debido a la inflación.

Hoy hasta el mismo gobierno y los AFP admiten que por lo menos la mitad de los chilenos no acumularán lo suficiente para la pensión mínima equivalente a $100 estadounidense. Otras organizaciones como el Centro de Estudios Nacionales de Desarrollo Alternativo (CENDA) dicen que son dos tercios que recibirán la pensión mínima”. Manuel Riesco, director de CENDA, agrega que el sistema de pensiones privado de Chile proveerá pensiones solo para los más ricos en el sistema.

En un artículo escrito para el diario The New York Times (aunque no lo publicaron), para refutar uno por el economista José Piñera, arquiteco del plan chileno, Riesco nota que si dos trabajadores en la misma compañía, con el mismo sueldo, y el mismo número de años contribuyendo para la jubilación, se jubilan al mismo tiempo, el que tenga el viejo sistema chileno recibirá doble lo que saque el que está en el plan privatizado.

Si hay un sector de la sociedad chilena que se ha beneficiado es la industria de los AFP. Muchas de los AFPs tienen ex oficiales de ministros del gobierno de Pinochet en sus juntas de directores y están entre las compañías más lucrativas del país. Según Riesco del CENDA, que también es un coordinador de investigaciones del Instituto de Investigaciones de las Naciones Unidas para el Desarrollo Social, las seis AFPs más lucrativa ganaron un promedio de 50 por ciento anual en los años 1999 a 2003.

A pesar de la realidad chilena los proponentes de la privatización siguen con su propaganda. Piñera, que fue ministro del Trabajo y Seguro Social bajo Pinochet y propuso e implementó el sistema aboga que se revoquen todos los programas gubernamentales.

Piñera es actualmente un socio en el Instituto Cato, uno de los proponentes ideológicos y “gobiernos más pequeños” y la privatización de programas sociales. Piñero y el Instituto Cato han producido varios “estudios” en favor de la privatización del Seguro Social, algunos de estos pagados por compañías inversionistas que tienen interés en administrar fondos de pensiones con fines de lucro. Aunque Piñera está dispuesto a escribir artículos en favor de la privatización, muestra silencio cuando se le pregunta sobre las dificultades de los jubilados chilenos. Riesco nota que algunos de los argumentos que usan los proponentes de la privatización son más ideológicos que basado en la realidad.

Igual que en EEUU, el movimiento popular en Chile está luchando no solo contra los esquemas de privatización, sino para ampliar los programas para las necesidades del pueblo. La Central Unitaria de Trabajadores de Chile tiene entre sus seis prioridades para el 2005 cambiar el sistema de pensiones para que cubra 70 por ciento del salario perdido al jubilarse y poner fin al “abuso de cobros excesivos” de los AFPs y cambiar el sistema para que los fondos no sean fuentes de ganancias para los dueños de los AFPs.

Si Bush usa el “gran ejemplo” del modelo chileno para cambiar y privatizar el Seguro Social en EEUU, uno podría apostar que las mujeres, los afronorteamericanos, latinos y otros sectores de bajo ingreso en EEUU estarían peor que hoy en día.