Nuestro luto no es grito de guerra

NUEVA YORK – Mientras se marcaba el primer aniversario de los atentados del 11 de septiembre del año pasado, los neoyorquinos en toda su diversidad se hicieron presentes para recordar a los caídos, para honrar a los que corrieron a la ayuda de los víctimas de las Torres Gemelas (WTC – por su nombre oficial en inglés, World Trade Center), y para exigir soluciones pacíficas al terrorismo.

En un día cuando la única retórica guerrista fue la de la administración Bush, se trataba de capturar con momentos de silencio, servicios religiosos, vigilias a velas encendidas, conciertos, poesía, y exhibiciones fotográficas la enormidad de la tragedia humana que ha cambiado a esta ciudad, al país, y al mundo entero. El día 10 de septiembre., 3.000 personas se reunieron en el Parque Washington Square, para llevar acabo una vela, convocada por Las Familias del 11 de Septiembre Pro Mañanas Pacíficos, y la Liga de Resistentes contra la Guerra.

Andrew Rice, quien perdió a su hermano de 31 años de edad, explicó porqué se han reunido las familias víctimas del WTC para exigir “Mañanas Pacíficos.” “No es nuestra intención justificarnos nosotros mismos,” dijo él. “Con decir que nuestro luto no es un grito de guerra, es nuestra llamada a la no-violencia como alternativa No quisiéramos condonar lo ocurrido, ni expresar indiferencia a la responsabilidad.”

Rice hizo una llamada a “una justicia que repone lo que quedó trágicamente quebrado el 11 de septiembre para nosotros personalmente, para la ciudad, y para la nación, no una respuesta que crea aún mas tragedia.

Megan Bartlett, técnica médica de emergencia que trabaja con un grupo de trabajadores del Punto Cero por la paz, declaró a los presentes, “Nuestro pésame no se limita a los norteamericanos, pero se extiende a todos los que han sido víctimas del terror y de la guerra alrededor del mundo.”

Ella dijo, “Es importante que sepan cuan agradecidos estamos por el apoyo tan inmensamente importante que nuestro país nos ha prestado. [Sin embargo,] nuestros esfuerzos y sufrimientos se han tomado como excusas para promover más violencia … no creemos que la guerra nos vaya dar más seguridad.”

Otros en la reunión se enfocaron sobre algunos de los problemas económicos que enfrentan los trabajadores neoyorquinos, y su relación con la guerra contra el terrorismo.

Sultan Saleen, padre de cuatro hijos, ex-mesero del restaurante Windows on the World del WTC, dijo, “El gobierno no quiere extender los beneficios de desempleo. Mientras tanto, el gobierno gasta 48 miles de millones de dólares en lo militar … La guerra no nos dará seguridad.”

Desde las primeras reacciones de la administración Bush a lo del 11 de septiembre, muchos se encuentran preocupados por la erosión de derechos democráticos aquí en Estados Unidos. Martin Luther King, el tercero, presidente de la Conferencia de Liderazgo Cristiano del Sur (SCLC), dijo, “Predicamos a otros paz y democracia, pero hacemos la guerra, y minamos nuestros derechos civiles aquí en casa.”

Uno de los eventos más conmovedores fue un cortejo de gaitas y tambores, conducido por el departamento de Bomberos, que pasaba por los cinco condados de la ciudad, hasta al Punto Cero, comenzando a la una de la madrugada. La marcha – repleta con bomberos y familiares, obreros de construcción de vigas de acero vestidos de casco y botas, e inquilinos urbanos de muchas nacionalidades – hizo honrar a los miles de héroes de clase trabajadora que respondieron a los atentados terroristas y la resultante crisis, a riesgo de salud y vida.

Los paseantes en las aceras se apresuraron a unirse al cortejo mientras desfilaba lentamente por la oscuridad de Manhattan A cada estación de bomberos por el camino, los bomberos de servicio se encuadraron en posición de firmes mientras pasábamos.

Un participante, conmovido por la solemnidad del momento, dijo a Nuestro Mundo, “Salí de mi apartamento en la calle 106 para ver al desfile, pero una vez que oí las gaitas, supe que tuve que participar .”

Otra dijo sentir que esto era su única manera de expresar su agradecimiento a los miles que cayeron, y a todos los que lucharon con tanta valentía en las obras de rescate.

Recordando los esfuerzos de trabajadores y trabajadoras ese 11 de septiembre, el presidente del Sindicato Internacional de Maquinistas y Trabajadores Aéroespaciales (International Association of Machinists and Aerospace Workers), Thomas Buffenbarger dijo a otra reunión conmemorativa: “Algunos llevaron cadenas masivas por los hombros. Otros trajeron aparatos de soldadura para cortar acero. Habían otros que no llevaban más que su carnet de sindicato. Pero supieron por instinto qué era su deber – a los epicentros de la tragedia – y se apresuraron a hacerse presentes.”

La acción unida del pueblo en una crisis tuvo eco en muchos de los trabajadores de la construcción que se reunieron a entrar al Punto Cero, el sitio del homenaje municipal. Muchos buscaban a sus ex compañeros de trabajo de los primeros días de la crisis.

Un trabajador de la construcción le dijo a Nuestro Mundo: “Trabajábamos juntos aquí, y ahora tenemos que trabajar juntos [otra vez], porque no se han sobrepasado los problemas.”

Estaba muy indeciso sobre la embestida de Bush hacia la guerra contra Irak “No podemos precipitarnos a algo que bien nos puede destruir al mundo. Tenemos que corregir a lo equivocado.”

Los acontecimientos del 11 de septiembre y los momentos serios en que vivimos ponen en alto relieve la importante de la discusión y el diálogo sobre el futuro de nuestro país y nuestro mundo.

“El clima después del 11 de septiembre ha sido muy cerrado, y quisiéramos abrir un diálogo,” dijo Rice a la vigilia de Washington Square. “Nosotros somos los que tenemos que resentir los efectos de las guerras de nuestros líderes, o de fanáticos. Este día es nuestro día É como el pueblo lo define, un día sagrado. No un día de venganza.”

Se puede comunicar con la escritora al jleblanc@pww.org