Dadas las maniobras que se necesitan hacer para lograr una mención en la alocución del presidente sobre el estado de la nación, no es de sorprender que los participantes que pusieran presión en la agenda de la reforma de la inmigración lo celebraran como un éxito. El tema de la inmigración fue incluido en el discurso del presidente, reafirmando la noción de que el compromiso del presidente se mantiene firme y vigente.
Fuera de ese círculo de los participantes en dicha agenda, todos sufrieron decepción y desagrado porque el llamado de "continuar con el trabajo de arreglar el sistema de inmigración que hace agua" dejó mucho que desear en cuanto al eslogan inmigratorio que ellos querían escuchar. La blogoesfera se activó a toda marcha para pronunciar en su mayor parte que la legislación sobre la inmigración estaba ya muerta para este año 2010.
Que una simple oración en un momento políticamente precario pudiera ser vista en forma diferente es una metáfora acomodada para evaluar las perspectivas de una reforma general de la inmigración en 2010. Esta última ronda otra vez ha resultado en la perspectiva de "vaso medio lleno, medio vacío".
Desde la perspectiva del "vaso medio lleno", se puede ver la nueva importancia del bipartidismo como la plataforma para el progreso después de la victoria republicana en la elección del senado en Massachusetts. Los senadores Charles Schumer (D-N.Y.) y Lindsey Graham (R-S.C.) continúan trabajando en un proyecto de ley que ellos esperan introducir como una medida bipartidista para que sus colegas lo hagan suyo.
La legislación sobre la inmigración siempre habría requerido del bipartidismo porque como mínimo se necesitaba un puñado de votos republicanos para pasar un proyecto de ley en el Senado, aun cuando los demócratas tenían la superioridad de 60 votos. Y la razón es que varios demócratas se oponen a disposiciones claves apoyadas por la mayoría en su partido. Lo que ha cambiado es que la inmigración ahora es probablemente mejor candidata para la acción porque puede ganar adherentes en ambos partidos. La inmigración es un tema que se traduce en nuevas oportunidades que los representantes elegidos pueden presentar en casa a los votantes durante las elecciones del otoño como problema para solucionar.
Para aquellos que ven el "vaso medio vacío", el empleo y la economía son los temas centrales. La recesión dominó la agenda política de la nación en 2009. El presidente Obama ha puesto al tope de la agenda el tema de la recuperación económica y el empleo para la clase media, al haber decaído el apoyo para el proyecto de ley sobre los cuidados de la salud.
Una cuestión clave que salta al tapete es si la recuperación traerá consigo un retorno a la demanda del mercado laboral que hubo durante los años de bonanza, o si emergerá un realineamiento económico más fundamental que generará menos demanda inmigratoria, particularmente de trabajadores poco calificados, los que no han sido autorizados en gran medida.
La recesión ha interrumpido niveles de inmigración - legal e ilegal - históricamente altos en proceso durante casi dos décadas y ha dejado al margen por el momento la controversia pública generada por la inmigración en gran escala. No obstante, es muy probable que el alto desempleo y el bajo crecimiento del empleo hagan que resulten aún más controvertidos los objetivos principales de la reforma migratoria -la legalización de los inmigrantes que no cuentan con la debida autorización y la facilitación del flujo futuro de trabajadores que se necesitan.
En principio, una inmigración legal nacional estable y niveles reducidos de inmigración ilegal representan el marco oportuno para desarrollar e implementar una reforma significativa adecuada para el nuevo siglo y para una recuperación económica. En la práctica, la legislación que ha incluido a la inmigración generalmente ha sido aprobada durante épocas de crecimiento y cuando ha existido una sensación de bienestar nacional.
Por lo tanto, el continuo alto desempleo y las divisiones políticas profundas sobre la inmigración dentro de cada partido, así como entre ellos, significa que la reforma inmigratoria enfrenta vientos que soplan en contra. Como consecuencia, las posibilidades para la acción probablemente menguarán en tanto que los demócratas del congreso terminen turbándose más cada vez más con la erosión del apoyo popular al partido en una época de grandes aflicciones económicas.
Mientras los políticos, encuestadores y estrategas debaten acerca de los siguientes pasos a dar en la inmigración, acaecerá otro momento crucial en la vida de la nación. En abril, se llevará a cabo el censo del decenio y se actualizarán los estimados de la población de la nación. Entre muchas otras cosas, el censo podría llevar a la redistribución de las curules del congreso entre los estados.
Como uno de los aspectos más dinámicos del crecimiento y cambios de la población de Estados Unidos, la inmigración será uno de los temas del censo que ocupará la primera plana. De seguro que será una historia de una diversidad continua y cada vez mayor, y niveles de inmigración históricamente altos que harán notar, desde otro ángulo, las deficiencias de las leyes y políticas que rigen un aspecto vital de la historia de la nación mirando hacia el futuro.
Sí, se requerirá de un serio esfuerzo bipartidista para dar forma a una reforma migratoria y a un sistema que funcione mejor para todos los participantes. Pero cuanto más tiempo se perciba el vaso como medio vacío, más tiempo estará afectado el crecimiento económico y la competitividad de los EUA, la seguridad nacional, y el bienestar de las comunidades e individuos -tanto de las personas nativas como de los inmigrantes por igual - mientras que al mismo tiempo ellos son cada vez más importantes demográfica y políticamente.
NAM (New American Media) www.newamericamedia.org