Peruanos protestan Estado de Emergencia

Decenas de miles de peruanos marcharon por el centro de Lima, Perú en protesta contra la política del gobierno del presidente Alejandro Toledo el martes, 3 de junio. Los manifestantes demostraron su solidaridad con los maestros apoyando sus reclamaciones, además de las de otras organizaciones laborales que se habían unido al paro. Fuentes noticiosas indican que otras marchas se están haciendo en docenas de ciudades y poblaciones a través de este país sudamericano.

La marcha, organizada por la Confederación General de Trabajadores del Perú (CGTP), paró todo tráfico, por cinco horas, en el centro de la capital peruana a pesar de que el gobierno promulgó un Estado de Emergencia para no permitir manifestaciones y protestas después que otros sindicatos representando a trabajadores agrícolas, del sistema judicial, choferes de autobuses, hospitales y otros se unieron a la huelga de los maestros. Con la declaración de un Estado de Emergencia, el gobierno también declaró ilegal la huelga de los maestros aunque los dirigentes de su sindicato dijeron que no regresarían a sus labores.

La manifestación también exigió el fin del Estado de Emergencia, que Toledo promulgó el 27 de mayo, y un cambio en la política económica del gobierno. En seguida que se declaró la “emergencia” la policía atacó a las protestas, resultando en el arresto de cientos de trabajadores y la muerte de un estudiante universitario. La CGTP anunció que estaban internacionalizando su lucha, formulando cargos contra el gobierno de Toledo antes la Organización Internacional del Trabajo por violaciones a los derechos laborales.

Los trabajadores del Perú han recibido apoyo en su lucha de organizaciones sindicales internacional. La Federación Sindical Mundial (FSM), que anterior había exigido al gobierno peruano que aceda a las reclamaciones de sus maestros, emitió una declaración donde anima a sus afiliados de todos los países tomar acción en solidaridad con los sindicalistas peruanos. “La FSM condena el Estado de Emergencia y las medidas represiva del gobierno del Perú, como respuesta a las justa reclamaciones de de los diferentes sectores de los trabajadores y la sociedad”, declaró este grupo laboral al cual está afiliado el CGTP.

La Confederación Internacional de Organizaciones Sindicales Libres (CIOSL) también condenó la represión contra los trabajadores. En una carta enviada al presidente peruano, la CIOSL notó que los “enfrentamientos ocurrieron luego de que su gobierno declarara el estado de emergencia” y advirtió que la acción del gobierno puede generar “más descontento y más violencia”.

Algunos en el gobierno están tratando de echarle la culpa al sindicato de maestros diciendo que está infiltrado por agentes del grupo maoista “Sendero Luminoso” y que tienen relaciones con las Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia.

Los 280 mil profesores, afiliados con el Sindicato Único de Trabajadores de la Educación del Perú (SUTEP), están en huelga, no por conexiones con grupos de izquierda, sino porque ellos están entre los peor pagados en la América Latina. Los maestros reciben como $180 mensual, mientras que la canasta familiar está evaluada en como $575 al mes. Toledo, que dijo que era “el presidente de la educación”, propuso un aumento de $30 más mensual. Los maestros están entrando en su quinta semana en huelga. El sistema de educación pública del Perú recibe solo un 2,9 por ciento de los fondos del presupuesto nacional.

Toledo ganó la presidencia en el 2001 con promesas de reconstruir y mejorar la economía, después de los años de dictadura y corrupción del gobierno de Alberto Fujimori que dejó el país económicamente arruinado. Pero la política económica neoliberal no ha mejorado la situación para el país donde más de la mitad viven en la pobreza. El plan de Toledo es de atraer a inversiones extranjera. Esto resultó en la venta de empresas estatales. Como 28 por ciento del presupuesto del Perú va para pagar los intereses de la deuda externa. La continua pobreza y ataques contra los trabajadores reclamando sus derechos y mejoras salariales ha contribuido a que su popularidad baje de un 60 por ciento hasta 15 por ciento, según las encuestas.