Preso político palestino termina con huelga de hambre

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WASHINGTON — El doctor Sami Al-Arian, activista palestino, puso fin a su huelga de hambre de 60 días en un hospital carcelario federal en Carolina del Norte el 24 de marzo, respondiendo a las súplicas de sus hijos a no arriesgar su vida por protestar contra su detención injusta.

Su esposa, Nalha, e hija, Laila, estaban a su lado durante una rueda de prensa en la prisión cuando anunció fin a su ayuna de agua nada más. Durante su huelga de dos meses había perdido 54 libras, o un 25 por ciento del peso total de su cuerpo.

Mahdi Bray, director ejecutivo de la Fundación Libertad MAS, dijo a la rueda de prensa, “El doctor Al-Arian jamás fue condenado por ningún jurado de sus iguales por ninguna infracción ni delito. Ya es hora de que nuestro gobierno reconozca al veredicto del jurado, y que lo liberen. El sacrificio que han hecho el doctor Al-Arian y su familia por la causa de la justicia nos obliga a trabajar con renovada intensidad por su liberación incondicional para que pueda ser reunido con su familia”.

En una entrevista telefónica, Nahla Al-Arian dijo a Nuestro Mundo, “Lo visitábamos en el hospital carcelario y le insistimos que abandonara a su huelga de hambre porque había llegado a un punto muy crítica y peligrosa de la ayuna”.

Dijo ella que sus niños más jóvenes, de 13 y 15 años, “estaban horrorizados cuando vieron a su papá. Le dijeron que necesitaban a su amor. Lo convencimos de que ya todo mundo sabe de su situación. Había recibido él mensajes de apoyo de todas partes del mundo además de alrededor de EEUU”.

Al-Arian, ex catedrático de ciencias cibernéticas de la Universidad de Florida del Sur en Tampa, comenzó su ayuna en una cárcel en Virginia como protesta contra los esfuerzos del departamento de Justicia a obligarlo a ofrecer testimonio ante un gran jurado. Argumentaba él que eso violaría a un acuerdo bajo el cual había respondido con una declaración de “nolo contendere” a cargos de haber ayudado a un grupo palestino, Yijad Islámico, bajo el cual el gobierno había acordado a su liberación y deportación el 13 de abril de 2007.

Cuando se negó a dar testimonio, el juez federal Gerald Lee lo condenó a 18 meses por desacato al tribunal. Al-Arian fue trasladado recientemente al hospital federal carcelario luego de desmayarse por debilidad en la cárcel de Virginia.

Dijo Nahla Al-Arian que en diciembre de 2005 un jurado de 12 personas se había negado a condenarle a Al-Arian por ninguno de los 51 cargos levantados en su contra por el entonces fiscal general de federal, John Ashcroft. Formaba este caso sensacional elemento central de la histérica “guerra contra el terror” del gobierno de Bush.

En Tampa el jurado exculpó a Al-Arian de 8 cargos criminales, incluyendo él de pertenecer a un “frente” que hace llegar contribuciones monetarias a “terroristas” en Palestina. Pero dos de los miembros del jurado se negaron a unirse con la mayoría para exculparles a Al-Arian y a tres coacusados de nueve cargos menores. A esas alturas el juez Lee hizo “abortar a las deliberaciones del jurado”. Desde entonces el departamento de Justicia de Bush se ha burlado flagrantemente al principio de “inocente hasta no comprobarse culpable” manteniéndolo preso a Al-Arian.

Sami Al-Arian ha sido preso político desde el 20 de febrero de 2003. Jamás fue hallado culpable de ningún cargo criminal de ninguna clase.

Nahla Al-Arian, ciudadana norteamericana, ha librado una lucha incansable por lograr la liberación de su esposo. “No lo hubiera podido seguir sin el apoyo de mis conciudadanos norteamericanos”, declaró ella. “La gente nos ha prestado su apoyo en todo momento, se han reunido para apoyarnos, han escrito al departamento de Justicia y a sus congresistas. Estoy muy agradecida por todo lo que han hecho”.

Hay un malentendido sobre el acuerdo de la declaración judicial, dijo ella. “Miren no más al ‘Resumen de los hechos’ en esa declaración. No hay crimen. Explotaron ellos al clima de miedo para acallar a los activistas políticos y para evitar que hagan efectivos sus derechos políticos: libertad de asociación, libertad de expresión, libertad de asamblea. El gobierno hizo blanco a los activistas palestinos, los que de toda la gente del mundo, más necesitan esos derechos”.

Nahla Al-Arian dice que ya se encuentra resignada al exilio con su esposo y dos hijos más pequeños cuando esté liberado su esposo. Sus tres hijos mayores, dos de ellos haciendo estudios de posgraduado y el otro periodista, se quedarían en EEUU.

El próximo paso, dijo ella, es el de convencer al juez Lee a que se levante la condena de 18 meses por desacato. “Sami y sus abogados le van decir al juez que Sami no va cambiar de padecer. Ordenarlo a dar testimonio contraviene al acuerdo judicial que habíamos firmado el año pasado”.

Concluyó ella, “Quienes deseen ayudarnos a lograr justicia pueden ir a nuestro sitio de Web, freesamialarian.com. Allí pueden leer algo sobre nuestro caso y buscar lo que puedes hacer para ayudar”.