WASHINGTON – Mientras sigue subiendo las muertes causada por los intentos terroristas del 7 de julio en Londres, grupos laborales y antiguerra expresaron su coraje y repugnancia ambos contra el terrorismo y la guerra en Irak.
Ken Livingstone, alcalde de Londres, el movimiento sindical británico y grupos religiosos se unieron en una llamada por un “Londres Unido” en una manifestación el jueves 14 de julio. El plan fue de observar dos minutos de silencio en memoria de los muertos y mostrar su “desafío completo a los terroristas”.
En un correo electrónico a Nuestro Mundo, John Haylett, editor del diario de Londres, Morning Star, escribió que el propósito de la acción fue “mostrar que Londres no será movido de nuestro fin de construir una sociedad abierta, tolerante, multirracial y multicultural”. Morning Star reportó que racistas atacaron mezquitas.
Livingstone le dijo a periodistas, “Esto no fue un ataque terrorista contra los grandes y poderosos. No fue dirigido contra presidentes y primer ministros. Fue dirigido contra gente de Londres común de clase trabajadora, negros y blancos, musulmanes y cristianos, hindú y judíos, jóvenes y mayores, un intento de hacer un masacre sin discriminación”. Él dijo que el atentado no detendrá a la gente de “vivir en harmonía uno con el otro” en una sociedad tolerante, democrática.
Andrew Burgin, portavoz para la Coalición para Parar la Guerra le dijo a Nuestro Mundo que el movimiento contra la guerra y la comunidad musulmana de Londres están llamando por una manifestación masiva el domingo, 17 de julio en Russel Square donde una de las bombas explotó. “Será en memoria de los que murieron, un tributo a los trabajadores del sector público que rescataron a los heridos y una expresión de solidaridad con la comunidad musulmana”, dijo Burgin. “También dirá que la guerra en Irak es la razón fundamental por la que Londres fue atacada”.
Burgin dijo que es muy temprano para evaluar que ha concluido la gente por la crisis “pero hay un gran número de gente que tienen mucho coraje con el primer ministro Tony Blair”.
El ataque fue calculado para desbaratar la reunión del G-8 en Gleneagles, Escocia donde gente protestaron y exigieron que los países más ricos del mundo tomen medidas para reducir la pobreza en África y controlar el calentamiento global. Más de 225 mil personas marcharon en Edimburgo el 3 de julio, para exigir que tomen acción para poner fin a la pobreza para la fecha que el ONU fijó,el 2015. El presidente George W. Bush tomó el atentado para cambiar el tema a la “guerra contra el terrorismo”.
Pero los críticos no fueron desanimados. Los 70.000 miembros del Sindicato de Ferrocarril, Marítimo y Transporte, cuyos miembros operan los trenes subterráneos y autobuses que fueron bombardeados, dijeron en una declaración, “Nosotros reiteramos la política del sindicato, que la participación del Reino Unido en la invasión de Irak hizo a nuestro país, nuestro sistema de tránsito, y trabajadores de tránsito más vulnerable a los ataques. Debemos tomar esta oportunidad para expresar nuestra solidaridad con los iraquíes inocentes que fueron sometidos a estos tipos de ataques diariamente. Continuaremos hacer campaña para asegurarnos de la mejor medidas de seguridad posible estén en lugar para nuestra red de transportación”.
Reginald Keyes, padre de Tom Keyes, soldado británico muerto en Irak, dijo que la decisión de Blair unirse a la guerra ilegal de Bush hizo este ataque “inevitable”. Keyes se postuló como candidato independiente contra Blair en las elecciones recientes y ganó 10 por ciento del voto, dijo que su hijo murió por una mentira.
En cuestión a la cumbre del G-8, líderes del movimiento contra la pobreza criticaron el engaño de reciclar fondos previamente aprobados como si fuera nuevos fondos para el desarrollo económico africano. En una rueda de prensa en Edimburgo, Kumi Naidoo, presidente del Llamado Global a la Acción Contra la Pobreza, dijo, “El lo dice a gritos, pero el G-8 habla en voz baja”. Un portavoz del grupo Auxilio Cristiano de Londres llamó la cumbre del G-8 un “resultado enormemente decepcionante”. El grupo Guerra contra la Necesidad tildó la cumbre como “traición” y Oxfam dijo que “se quedó corto de las esperanzas de millones”.
En Estados Unidos, la coalición Unidos por la Paz y Justicia condenó el ataque terrorista en Londres. “En vez de alimentar el ciclo de matanzas, es tiempo para una nueva dirección en nuestra política”, dijo su declaración. “Es tiempo que EEUU se retire de Irak y Afganistán ... poner fin al apoyo estadounidense por la ocupación israelí de los territorios palestinos ... remover las bases militares estadounidenses de países ricos en petróleo como Irak y Arabia Saudita”.
La coalición pacifista agregó, “Usamos esta ocasión para comprometernos de nuevo a hacer todo lo que podamos para poner fin a la guerra en Irak, incluyendo organizar una marcha masiva en Washington, DC el 24 de septiembre”.
Protestan ataque terrorista y cumbre G-8