Salvemos a nuestra Patria

Siguiendo una política neoliberal de modelo Fondo Monetario Internacional (FMI) y del Banco Mundial (BM) Argentina está en una gran crisis económica que ha causado la caída de gobiernos (cinco líderes en dos semanas) y protestas masivas en las calles.

A continuación le ofrecemos parte de un discurso pronunciado por Patricio Echegaray, secretario general del Partido Comunista Argentino (PCA), en un acto el 8 de enero organizado por la Izquierda Unida de la cual el PCA forma parte.

Vivimos este momento de gravísima emergencia nacional a la que nos han llevado esta banda de irresponsables y criminales que nos gobiernan. Es una verdadera tragedia para nuestra Argentina. Acaban de aplicar el ajuste más perverso y cruel, en realidad un golpe real, económico y político, de las mafias financieras. Nos arrojaron a la más brutal depresión económica, liquidaron el consumo en un cincuenta por ciento, de un plumazo arrasaron con el cuarenta por ciento de la economía nacional, que como nosotros sabemos, se desarrolla en condiciones de informalidad. Y después de esto se viene otro golpe urdido en Washington con Cavallo [ex Ministro de Economía], el FMI y el Banco Mundial, que apunta a un reajuste todavía más brutal de las condiciones económicas y del presupuesto en el próximo año. Llevaron al país a la quiebra, a la disolución y han puesto en liquidación a amplios sectores sociales de la Argentina.

Estamos interpelados y desafiados, Izquierda Unida tiene que hacer frente a este desafío y por eso nosotros decimos, sin más demora, que hay que poner fin a la dispersión que limita la capacidad de resistencia y de lucha de nuestro pueblo. Convocamos a conformar con urgencia un verdadero centro de coordinación de las luchas contra el ajuste y la represión, que sea un verdadero centro de salvación nacional que coordine las luchas contra el gobierno de la entrega, y se constituya progresiva y rápidamente en una alternativa de nuevo gobierno y de nuevo poder.

Es una crisis no solo económica, o financiera, no es solo social, no es solo del modelo, sino que es también una crisis del sistema capitalista. Pero es también una profunda crisis política. Algunos dicen que [el ex presidente] De la Rúa no gobierna y le piden que gobierne, ¿qué creen que hizo el sábado 1 por la noche? ¿Se fue de fiesta, se fue a bailar? No, De la Rúa, su ministro Cavallo, el gobierno al servicio de las trasnacionales y los monopolios se incautó, le robó el ahorro a los argentinos y le robó el sueldo a los trabajadores.

Pocas veces se ha visto un autoritarismo tan terrible un mes después de que el voto masivo de nuestro pueblo se expresara en contra del modelo económico y social que están aplicando. En realidad, esto más que un gobierno surgido de la democracia, como a ellos les gusta llamarse, es un gobierno que avanza raudamente, casi sin escalas, a transfomarse en una verdadera dictadura civil al servicio del FMI, del BM y las mafias financieras, en contra del 90 por ciento del pueblo argentino. Han dado un salto de calidad en el proyecto siniestro de genocidio social, de concentración y exclusión. ¿Hacia adónde avanzan si los dejamos avanzar?

Ya generaron 14 millones de pobres, cuatro millones de indigentes y ya hay cinco millones de desocupados. Quieren ir a la Argentina de treinta millones de pobres, una Argentina con solo siete millones, no de ciudadanos sino de consumidores, e incorporados a través del ALCA, una especie de departamento de ultramar al servicio y bajo los dictados del imperio norteamericano. Dieron un salto en su programa de agresión y de explotación. La velocidad del desarrollo de la crisis está superando nuestra velocidad y nuestra capacidad de organizar más conflicto y más alternativa. Por lo tanto, lo que se impone es que tenemos que dar un salto en nuestra capacidad de respuesta, incrementar la velocidad de construcción de una alternativa popular.

Hay que terminar con los paros de contención, necesitamos un plan de lucha permanente y coordinado destinado a proyectar la lucha de nuestro pueblo a un cambio de correlación de fuerzas y a una batalla por el gobierno y el poder. Eso es lo que hace falta en la Argentina. La crisis es gravísima, pero la hace más grave la falta de una alternativa popular.

Esto genera impotencia, desánimo; tenemos que avanzar en construir una alternativa popular, nacional, y antimperialista. Hay otro camino, hay otra salida, quién dice que no lo hay, la izquierda lo tiene y lo conocemos. Lo venimos diciendo y teníamos razón, no se debe, no se puede, es inmoral e ilegítimo pagar la fraudulenta deuda externa. Hay que recuperar los dineros robados de la seguridad social, reestatizando a las Afjp. Hay que recuperar y reestatizar las empresas privatizadas, hay que producir profundos cambios impositivos. Hay que nacionalizar la banca y no hay que dejarse asustar; que se termine el chantaje de que si no pagamos, que si reestatizamos, que si nacionalizamos, que si aplicamos una política revolucionaria de impuestos, nos van a bloquear y nos van a ahogar. No hay que tenerle miedo al chantaje del bloqueo, al chantaje de que se van los capitales; los capitales ya se fueron y nos llevaron las riquezas de nuestro país. Pero para construir una alternativa y para llevar adelante este programa popular tenemos que superar el gran problema de nuestra izquierda y de nuestro campo popular: la dispersión y la división.

Si logramos la unidad, sumaríamos enormes y poderosas fuerzas, seríamos un factor multiplicador de las capacidades del campo popular. Tenemos que poner más el acento y el señalamiento de que no hay terceras vías, de que con enfoques centroprogresistas que terminan subordinados a la derecha no se puede resolver la profundidad de la crisis argentina. Pero también tenemos que mirar profundamente las debilidades de la izquierda, y tenemos que desarrollar los debates.

Los debates profundos para salir de la autoproclamación como vanguardia que nos lleva a las peleas de unos contra otros y a discutir quién es más y quién es menos, quién mejor y quién peor, cuando en realidad lo que tenemos que hacer es ponernos a tirar todos juntos contra el mismo enemigo. Un debate que tenemos que realizar, fraternal y sinceramente, es ¿la salida es la constituyente y la huelga general? Pero cómo no van a ser buenas la constituyente y una huelga general; pero para lograrlas hay que tener primero la fuerza capaz de promover su convocatoria en un terreno favorable para la clase obrera y el pueblo, porque si no en estas condiciones de desunión y dispersión va a ser la constituyente que ellos quieren y no la que necesitamos nosotros. Hablamos del argentinazo, lo venimos hablando desde el año 70; cómo organizarlo, a quién no le gustaría un argentinazo, el tema compañeros es que para organizarlo, para garantizarlo, para proyectarlo, en función de los intereses del pueblo, hace falta una gran fuerza alternativa capaz de conducir las luchas populares a otro nivel.

Sin duda, el eslabón que hay que tomar de la cadena de acontecimientos para cambiar la correlación de fuerzas tiene un núcleo y ese núcleo compañeros es la unidad. Si por algo ha votado nuestro pueblo a Izquierda Unida es porque nos ven en las luchas, pero nos ven allí programando, construyendo unidad popular para construir alternativa de gobierno y de poder al servicio de los trabajadores y el pueblo. No hay nada más ético y más noble que luchar por la unidad, no hay nada más nacional que luchar por la unidad, no hay nada más popular y revolucionario que luchar por la unidad de las izquierdas.