NUEVO ORLEANS — Cinco días de actividades observando el segundo aniversario del huracán Katrina culminó el 1 de septiembre con una marcha al estadio Superdome para reclamar que el gobierno cumpla con su promesa de fondos para reconstruir casas, hospitales, escuelas y la infraestructura de la ciudad.
Esta fue la segunda manifestación “Hands Around the Dome” auspiciada por una coalición de base. La semana estaba repleta de marchas, manifestaciones, vigilias y actividades educativas sobre los resultados del desastre.
Mtangulizi Sanyika, dirigente del Proyecto de Liderazgo Africano Americano, apuntó al gigantesco Superdome en el cual miles se refugiaron durante la tormenta. “Ese edificio es un símbolo del dolor, el sufrimiento, el abanodo, y sí la incompetencia de la gente resposable por velar por nosotros”, él le dijo a la multitud. “Jamás vamos a confiar en el gobierno federal que nos abandonó”, él dijo, agregando que a la misma vez no iban a dejar que el gobierno federal se lave las manos y que “tienen que rendir cuentas”. Sanyika criticó fuertemente a la propaganda de “culpar a la vícyima” que se ha hecho en contra de la gente atrapada en el Superdome cuando el huracán pasó por la ciudad y los diques se rompieron.
Hablar de esa manera “no hace nada para poner dinero del programa ‘Road Home’ en nuestros bolsillos, ni explica porqué nuestras escuelas no están haciendo su trabajo. En esto estamos... Vamos a reconstruir a esta ciudad y hacerla un sitio soportable y equitativo y sostenible donde vivir”.
El representante Juan LaFonta, presidente del Grupo Negro de la Legislatura de Luisiana, advirtió, “Hace seis meses, el secretario de Estado empezó a quitar los nombres de gente desplazada por el huracán de las listas de votantes. Su tu quiere que la ciudad se recupere, entonces tenemos que proteger el derecho al voto”.
El juez Ernest Jones dijo, “Una ruptura del convenio entre el pueblo y el gobierno nos trajo una ruptura de los diques. El huracán fue un desastre natural. La ruptura de los diques fue un desastre hecho por el hombre”.
Cynthia Willarb-Lewis, concejal de la ciudad, criticó el sistema de “compinches y corrupción” que ha paralizado la reconstrucción, hablando de Halliburton y las otras corporaciones con lazos estrechos al régimen de Bush y Cheney. Alzando la voz con ira, ella se comprometió a seguir defendiendo a los pobres y la gente trabajadora de Nuevo Orleáns.
LaFonta le dijo a Nuestro Mundo que el Grupo Negro, la NAACP, y otras organizaciones pro derechos civiles han presentado una demanda con el departamento federal de Justicia en cuestión al derecho al sufragio. Él dijo que Luisiana no buscó aprobación del departamento federal de Justicia para quitar los nombres como requiere la ley de derecho al voto. (Por prácticas que le negaban el voto a los afronorteamericanos, nueve estados tienen que buscar que el departamento de Justicia apruebe cualquier cambio en el sistema electoral.)
“Yo veo esto como un ataque partidista”, continuó LaFonta. “Nuevo Orleáns ha sido el centro del liderazgo demócrata y de minorías. Nuevo Orleáns ha sido frustrante para los republicanos porque no pueden controlar al estado por el voto demócrata en esta ciudad. Históricamente, hemos sido un ancla. Depurar el registro de votantes aquí es como cortar la pata de una mesa en términos de liderazgo de minorías nacionalmente”.
Donatus King, presidente de la NAACP de Nuevo Orleáns, le dijo a Nuestro Mundo que la lucha principal en Nuevo Orleáns es por viviendas asequibles, servicios médicos, escuelas públicas de calidad y el derecho al voto. “No solamente están depurando al registro de votantes, sino que están cambiando donde vota la gente. Es una cuestión que tiene impacto en los derechos de todos nosotros. Sobre eso está construida la democracia – el derecho al voto”.
Sigue la lucha por el pueblo en Nuevo Orleáns