CHICAGO - El nuevo jefe de policía de esta ciudad, Garry McCarthy expresó su opinión recientemente de que equivalen las leyes federales sobre armas de fuego a "racismo apoyado por el gobierno" y que "facilitan" estas el tráfico ilegal de armas a los centros urbanos de este país.
McCarthy, ex jefe de policía de Newark, New Jersey, declaró a una congregación predominantemente afronorteamericana de la iglesia Santa Sabina, "A ver si encontramos aquí una conexión: La esclavitud. La segregación racial. Las leyes discriminatorias. Jim Crow [el ex sistema de racismo oficial gubernamental en el sur de EEUU]. ¿Qué es lo que tienen todos en común? ¿Ya está asustado alguien? Es el racismo, patrocinado por el gobierno".
"Ahora quiero que Uds. conectan otro punto más a esa cadena de la historia afronorteamericana de este país, y luego dime si estoy loco: Las leyes federales sobre armas de fuego que facilitan el tráfico de armas ilegales a nuestros centros urbanos por todo este país, que matan a nuestros niños afronorteamericanos y morenos," dijo.
El párroco de la Iglesia de Sta. Sabina es el padre Pfleger, que ha ganado fama como activista contra la violencia y contra el racismo. Pfleger y McCarthy son anglosajones. McCarthy dice que a él no le da miedo dirigirse a la cuestión de raza.
Dice McCarthy que fue criado en el Bronx, Nueva York, en un momento cuando todos estaban enfrentando a las "pandillas, armas de fuego y drogas". Dice él que en las comunidades urbanas todavía se enfrentan a la misma mezcla tóxica de violencia, e hizo una llamada a volver a reconocer como central el debate sobre las armas de fuego, reconociendo que es la juventud de color que esta pagando para que "se enriquecen las fabricantes de armas y para que vivan en sus comunidades restringidas de lujo tras sus portales de seguridad".
"A la NRA [la Asociación Nacional del Rifle, por sus siglas en inglés] no les gusto. Y con esto estoy bien," dijo, desafiando también la retórica exaltada pro armas de fuego de Sarah Palin.
Apoya la mayoría de los oficiales de policía a lo que califican como "leyes de sentido común sobre las armas de fuego", leyes que, según algunos estudios, ayudan a disminuir el flujo de armas que acaban de ser traficadas por pandillas criminales organizadas.
Critica McCarthy también la política estadounidense sobre las drogas. En un rally reciente de organizaciones comunitarias organizado para denunciar el fracaso de la "guerra contra las drogas" desde hace 40 años, criticó él la táctica de recurrir a la acción policíaca nada más, diciendo que esto hace más daño que beneficio.
"Tiene que ver con el dinero. Los mafiosos se matan uno a otro sobre el negocio del cemento. No tiene que ver nada con el cemento, tiene que ver con el dinero".
"Si solo encarcelamos a un traficante de drogas bien podremos estar provocando la violencia, porque ya existe un mercado establecido a donde va la gente buscando drogas. Hay una demanda. Y mientras siga existiendo esa demanda en un lugar determinado, volverá aparecer el abasto".
Dice él que en vez de solo encarcelar a gente la policía tiene que seguir trabajando para reducir la demanda, y los servicios sociales tienen que proporcionar tratamiento a los adictos para así reconstruir las comunidades. Muchos ya abogan por tratar a la adicción como un problema sanitario y no criminal.
Son íntimamente ligados uno a otro el tráfico de drogas y el de las armas, y ambos con las condiciones económicas de las comunidades empobrecidas, en donde la taza de desempleo ha llegado hasta arriba del 50 por ciento.
A nivel mundial las drogas y las armas andan junto con el petróleo en los primeros lugares entre las industrias que más ganancias rinden. Es muy difícil estimar el valor total del mercado ilegal de armas, pero se estima el valor del tráfico mundial de armas en los miles de millones de dólares.
Pero el tráfico "legal" de armas también es bastante rentable, y depende de los vientos políticos del debate sobre el control de las armas.
Por ejemplo, subieron un 13 por ciento las acciones del fabricante de armas Smith & Wesson luego de pronosticarse ventas fuertes anuales por aumentos en la demanda por pequeñas armas de fuego destinadas a la protección personal.
"Se está beneficiando la compañía del rediseño y lanzamiento al mercado de nuevas armas de mano más fáciles de esconder y de portar," reporta Reuters.
Para algunos no fue perdida la ironía de las declaraciones de McCarthy sobre las armas y el racismo. Cuando el primer alcalde Richard Daley buscaba prohibir las armas de fuego fue porque culpaba a los organizadores pro derechos civiles de ser "agitadores fuereños" y provocadores de la violencia. Daley se hizo alcalde de "la ley y el orden," en ese momento clave conservador por estar opuesto a los derechos civiles.
Dijo Daley una vez al presidente Lyndon Johnson que las armas estaban ampliamente disponibles y que "los no blancos en especial están comprando como locos las armas de fuego".
Dicen muchos expertos del ramo que las leyes de "sentido común" de las armas de fuego son una reforma necesaria para reducir la violencia, pero que esto tiene que ser ligado a otras iniciativas políticas públicas.
En una entrevista anterior con People's World, Tio Hardiman, director del grupo antiviolencia "Ceasefire" [Cese de Fuego], tomo una actitud holística a la cuestión de acabar con la cultura de violencia y armas.
"Hay que cambiar la manera misma de pensar sobre la epidemia de violencia," dijo. "La juventud en las calles ya va pensar que es legal portar una arma de fuego," dijo Hartman luego de la derogación por parte de la Suprema Corte de una ordenanza municipal de control de armas en Washington, D.C.
Declaró Hardiman que el problema del control de armas es importante pero lo que también tiene importancia es elegirles a líderes que puedan defender los derechos de la juventud a trabajar, a oportunidades educacionales y a un ambiente limpio y seguro".
Foto: El Superintendente de Policía de Chicago, Garry McCarthy.