WASHINGTON — La jubilación de la jueza del Tribunal Supremo, Sandra Day O’Conner, crea una emergencia para todos en Estados Unidos, advirtieron organizaciones sindicales y de derechos civiles la semana pasada. La ida de O’Connor crea el primer vacante en el tribunal en 11 años y le da la oportunidad al presidente Bush de nombrar su primer juez a esta corte.
Kim Gandy, presidenta de la Organización Nacional para las Mujeres (NOW por sus siglas en inglés) dijo que esto crea “un estado de emergencia para los derechos femeninos” en una protesta el 2 de julio en la ciudad de Nashville, día después que salió la noticia sobre O’Connor. NOW estaba celebrando su convención en esa ciudad de Tennessee. Entre las que hicieron uso de la palabra en la manifestación estuvieron Dolores Huerta, una fundadora del Sindicato de Trabajadores Agrícolas Unidos; Eleanor Smeal, presidenta de la Mayoría Feminista; y Carol Moseley Braun, ex senadora y candidata presidencial en el 2004.
Gandy dijo que ahora Bush tiene “la oportunidad de reemplazar una jueza que ha hecho la diferencia en preservar los derechos esenciales con un juez antimujer que pueda influenciar el tribunal por los próximos 40 años”.
Cuestiones como la Acción Afirmativa y otros derechos democráticos como el derecho de la mujer escoger si dar a luz o no. O’Connor apoyó este derecho recientemente. El voto fue de 5 a 4 en favor. Si Bush nombra un ideólogo derechista pueden revocar ese derecho.
Gandy dijo que cada senador “tiene que escoger” estar con el liderazgo republicano o “tomar el lado de nuestras libertades fundamentales”.
La decisión del presidente “afectará la vida de cada norteamericano, sin importar su raza, clase social, edad, educación o status económico”, dijo Marc H. Morial, presidente de la Liga Urbana Nacional, en un artículo en civilrights.org el 5 de julio.
“En una época donde nuestro país está profundamente dividido, tenemos que reconocer el papel importante que juega el Tribunal Supremo en proteger los derechos y libertades de todo norteamericano”, dijo Wade Henderson, presidente de la Conferencia de Liderazgo por los Derechos Humanos.
John Sweeney, presidente de la AFL-CIO, dijo, “Sería un defecto grave en el uso de su criterio para el presidente nombrar a un candidato extremista derechista con el intento de encajar cierto puntos de vistas ideológicos a norteamericanos trabajadores”. El dirigente obrero llamó al presidente buscar un consenso dentro del Senado, agregando, “Necesitamos un candidato que juzgue casos justamente y que no se deje llevar por agendas políticas”.
Gerald McEntee, presidente del sindicato Federación Norteamericana de Empleados de Estados, Condados y Municipios, notó que “El Tribunal Supremo falla sobre cuestiones que profundamente afectan las vidas de la gente trabajadora tal como leyes sobre salarios, seguridad para trabajadores, discriminación y hostigamiento. Las familias trabajadoras merecen una corte que vigila por su seguridad y bienestar ...”.
Jeremy Leaming, portavoz de Norteamericanos Unidos por la Separación de Iglesia y Estado, le dijo a Nuestro Mundo que su organización ya está movilizando gente.
Él dijo que están pidiendo a sus afiliados que se comuniquen con los senadores diciéndole que no acepten un juez que lleve al “tribunal a la extrema derecha”.
Él notó que Bush “ganó por unos pocos puntos de porcentaje. Bush no tiene mandato para nombrar a un extremista a la corte. Lo que tiene es la derecha cristiana que se opone a la separación de iglesia y estado. Ellos tienen desdén por la Carta de Derechos. Ellos quieren imponer una teocracia en este país”.
“La mayoría de norteamericanos quieren jueces del Tribunal Supremo que son justos e independientes y son seleccionados con el respaldo de senadores de ambos partidos”, dijo Ralph Neas, presidente de People for the American Way.
Él añadió que eso no es lo que quieren los líderes derechistas. “Ellos tienen control de la Casa Blanca y ambas cámaras del Congreso y quieren controlar el Tribunal Supremo. Quieren poder total”.
greenerpastures21212@yahoo.com.
Lawrence Albright contribuyó a este artículo.
Vacante en Corte Suprema peligroso para el pueblo