Cada año con motivo del natalicio de Karl Marx se invita a un destacado marxista a dirigirse a los problemas del momento. Este año Carolus Wimmer, secretario internacional del Partido Comunista de Venezuela tuvo ese honor.
La rebelión contra la hegemonía de los EEUU en Latinoamérica en los años iniciales del Siglo XXI, constituye nada menos que un nuevo momento histórico. Latinoamérica está reafirmando su independencia en un intento por liberarse de siglos de dominación imperialista. La gravedad de esta amenaza al poder de los EEUU está atrayendo la atención creciente de Washington. El Siglo XXI probablemente será recordado como “el siglo antiimperialista”, marcado por la creciente oposición al decadente imperio estadounidense.
De mayor importancia incluso que la resistencia en Irak ante la maquinaria de guerra estadounidense, es la realineación política hacia la izquierda de Latinoamérica, la cual está desestabilizando el dominio de los EEUU en las Américas, y ofrece un “microcosmos profético” de lo que puede ocurrir a escala global.
Tengo confianza en que todos ustedes podrán ver a Latinoamérica, y especialmente a la República Bolivariana de Venezuela, tomando la herencia de Karl Marx y Friedrich Engels, junto con la de sus propios líderes políticos revolucionarios, como Simón Bolívar y Francisco de Miranda, para luchar por una nueva sociedad con justicia social, con paz y por el socialismo.
No tengo dudas de que las experiencias de Latinoamérica serán fructíferas, y sus resultados ayudarán a todos los pueblos, a todos los trabajadores manuales e intelectuales, a hacer todo lo posible para intensificar la lucha contra el capitalismo en sus viejas y nuevas formas.
Latinoamérica demuestra que el trabajo inolvidable de Karl Marx no ha perdido su importancia y su urgencia contemporánea.
Aunque después de 1989 se anunció el “fin de la historia”, la historia reciente en Venezuela y en otros países latinoamericanos como Brasil, Bolivia, Ecuador, Nicaragua, Uruguay, Argentina y más recientemente Paraguay, demuestra que el materialismo histórico y dialéctico es real y científico en todos los países y en todas las épocas.
Por otro lado, el socialismo en Corea, Cuba, China, Laos y Vietnam continúa. Su desarrollo bajo la inspiración de Karl Marx toma formas diferentes, pero es una demostración real de que la revolución anticapitalista y antiimperialista también continúa con gran vitalidad en el Siglo XXI.
Ciertamente, después de 1989, no sólo se negó el socialismo a muchas partes del mundo, sino que además se negó la paz y la seguridad a la abrumadora mayoría de los seres humanos.
Naturalmente, bajo tales circunstancias, la presencia de partidos comunistas y obreros, así como de otras organizaciones revolucionarias y progresistas, es tan necesaria como antes. Por otra parte, la unidad de todas las fuerzas revolucionarias es decisiva para nuestra lucha anticapitalista.
Y Latinoamérica da un ejemplo importante y exitoso.
En Venezuela, hemos comenzado la construcción de una alianza anticapitalista y antiimperialista, que incluye al novedoso Partido Socialista Unido, el Partido Comunista y otras organizaciones políticas.
En Latinoamérica, también, progresa la unidad: más y más países están participando en ALBA (la Alternativa Bolivariana para las Américas) junto a Cuba y Venezuela: ahora se suman Bolivia, Ecuador y Nicaragua, y en el futuro cercano, se unirá Paraguay.
La realidad histórica nos dice que los principios del marxismo son algunos de los requisitos esenciales para el triunfo de la humanidad en la lucha contra la pobreza y por el objetivo de alcanzar una vida mejor para todos, lo cual sólo puede ser logrado en una sociedad socialista, libre de los errores cometidos en el Siglo XX, pero que aproveche sus ricas experiencias y su diversidad.
Como Latinoamericanos, nos alegra que ustedes hayan decidido concentrarse en este tema, porque el capitalismo niega la esencia misma de la humanidad y puede llevar a la desesperanza y el desaliento a muchos que subsisten en condiciones de pobreza.
Las experiencias del proceso revolucionario nos muestran que las transformaciones revolucionarias no ocurrirán mecánicamente.
Esas transformaciones sólo pueden ocurrir sobre la base de decisiones conscientes que tomen en cuenta el concepto marxista de que el capitalismo constituye una falla estructural en la sociedad humana global, y que, debido a esto, ninguna sociedad en ningún lugar del mundo puede aislarse de las consecuencias negativas del capitalismo sin aplicar la teoría y la práctica de las enseñanzas de Karl Marx.
Estoy convencido de que nuestra clase trabajadora contemporánea organizada en partidos marxistas, los movimientos indígenas históricos y los nuevos movimientos sociales, tienen ahora el potencial para ocupar las posiciones de vanguardia en la lucha para hacer retroceder las fronteras de la explotación y la injusticia social, tomando en cuenta el hecho de que el capitalismo constituye una grave amenaza para la cohesión de la sociedad humana.
De la misma manera, a fin de hacer retroceder las fronteras del capitalismo, todos los reunidos aquí, en este homenaje a la memoria de Karl Marx, necesitamos poner en práctica las muchas lecciones que hemos recibido de las luchas de los pueblos y las clases trabajadoras de nuestros países, y de revolucionarios tales como Karl Marx, Friedrich Engels, Vladimir Ilich Lenin, Simón Bolívar de Venezuela, José Martí de Cuba, José Carlos Mariátegui de Perú, Augusto César Sandino de Nicaragua y muchos otros.
Venezuela recoge herencia de Marx en su lucha por el socialismo