Vistas de soldados muestran la realidad en Irak

Camilo Mejía, soldado de combate que pasó un año encarcelado por negarse regresar a Irak, llamó por una ola masiva de resistencia la la guerra en Irak que acaba de cumplir cinco años sin saberse cuando termina. Mejía habló en la sesión final de unas vistas de cuatro días que tomaron lugar del 13 al 16 de marzo. Las vistas “Winter Soldier” (Soldado de invierno) fueron organizada por el grupo Veteranos de Irak en Contra de la Guerra (IVAW por sus siglas en inglés).

“Soldado de invierno” se refiere a un panfleto de Tom Paine, famoso patriota de clase obrera durante la lucha de independencia de las treces colonias que después compusieron Estados Unidos de América. Paine dijo que habían suficiente “soldados de verano” pero poco de invierno, refiriéndose a los que no dejaban la lucha cuando se ponía difícil la situación y eran más necesitados.

En 1971, durante la guerra en Vietnam, los veteranos que se oponían a dicha acción bélica usaron el nombre de “Soldados de Inviernos” y celebraron vistas en Detroit. Estas fueron organizada por los Veteranos de Vietnam en Contra de la Guerra. Cientos de soldados dieron testimonio en Detroit sobre las atrocidades que se cometían en Vietnam.

La multitud llenó un salón en el Centro Laboral George Meany afuera de la capital nacional estadounidense. Mejía dijo que las vistas dio nacer a “una nueva generación de soldados de invierno”. Soldados que resisten la guerra han sido interrogado por el FBI y encarcelados por su ser objetores de conciencia, él dijo. “Nos hemos convertido en un grupo de gente peligrosa no por nuestro entrenamiento militar, sino porque nos atrevimos... seguir nuestra propia conciencia”.

Él denunció a la guerra que le está costando miles de millones de dólares a la de EEUU mientras “diques se rompen y puentes de derrumben” y miles de veteranos se quedan sin techo y sin cuidado médico. El IVAW, dijo Mejía, “no descansará” hasta que cada soldado esté en casa, tengan todos los servicios de salud que necesiten, y que fondos sean otorgados para la reconstrucción de Irak.

La semana en que se dieron las vistas 12 soldados norteamericanos murieron en Irak, llevando el número de muertos a casi 4.000 para el quinto aniversario de la guerra. Las muertes desacreditan las afirmaciones del presidente George W. Bush que aumentar las tropas en Irak ha estabilizado al país. Reporte el IVAW en su página cibernética que 4.468 soldados estadounidenses han muerto en Irak y Afganistán; 31.187 fueron heridos en combate, 9.984 fueron lesionados y 27.890 están enfermos.

Kelly Dougherty, directora ejecutiva del IVAW es una policía militar en la Guardia Nacional, dio testimonio y dijo que muchas veces lo que ella hacía en Irak que actuar como guardia protegiendo camiones incapacitados de la compañía privada Kellog Brown & Root.

Mucha gente se aglomeraban alrededor de los vehículos incapacitados y a veces estaba ordenados a dispersar la multitud con granadas no mortíferas. “Yo me sentí tan avergonzada de estar en su país poniendo sus vidas en riesgo para Kellog Brown & Root”, ella dijo.

Barry Romo, veterano de la guerra contra Vietnam y un dirigente de los Veteranos de Vietnam en Contra de la Guerra, habló de las primeras “Vistas Soldados de Invierno” y como eso conmovió la conciencia de no solo veteranos, sino de soldados activos a que se opusieran a la guerra en Vietnam. Romo dijo, “Estas vistas han vigorizado a un movimiento que va a dar la vuelta a este país”.

Comisiones de veteranos de Irak hablaron sobre la humillación, abuso y violencia dirigida a ellos mismo y el pueblo iraquí mientras estaban desplegado a ese país invadido.

Kristofer Goldsmith leyó una carta en voz alta que él recibió por su ayuda en “matar insurgentes”. Había un punto en el cual él apuntó su arma contra un niño que meneaba un palito hacia él. Fue una de las cosas que lo hizo cuestionar la ocupación. “El gobierno estadounidense me puso en esa posición. Yo podía haber matado a ese muchachito de seis años”, él dijo.

Él volvió de su periodo de servicio con una depresión fuerte y esperaba que le den de baja. Pero el Ejército anunció que todos tenían que quedarse más tiempo aunque su contrato militar se haya vencido. Él tuvo que regresar para un segundo periodo de servicio junto con 80.000 otros soldados.

Desesperado, Goldsmith trató de quitarse la vida. Fue arrestado. “Yo cometí un delito serio porque traté de suicidarme”, él dijo. Después de meses traumáticos, el Ejército le dio de baja. Pero perdió beneficios para la universidad y de veteranos y todavía está sufriendo del estrés pos-traumático (EPT). “Se me está desapareciendo mi dinero”, él dijo. “Estoy trabajando llevando pizza al domicilio”.

Lars Ekstrom estaba en la Infantería de Marina y sufrió una crisis emocional debido a los ritos de iniciación peligrosos que él sufrió a manos de otros soldados. Esto incluía ejercicios hasta más no poder, patadas en las costillas, y haciéndolo arrastrarse con la cara en la tierra, cosa que le produjo cortaduras en la cara, le hacía botar sangre por la nariz y le llenaba los ojos con arena. “Yo temía más a mi unidad militar que el mismo enemigo”, él dijo. Por fin él aceptó una “separación administrativa” de su unidad.

Matt Howard, también ex soldado de la Infantería de Marina, dijo que ese cuerpo militar “se basa en la subyugación y abuso” de soldados de bajo rango. “A mi me cayeron encima y me botaron de sección porque me pegaron”, él dijo. Una mayoría de las bajas en Irak “vinieron de fuego amigo”, él dijo. Él estaba en el frente en Kuwait el día en que empezó la invasión en marzo del 2003, dijo. El primer tanque M-1 Abrams que cruzó la frontera en Irak recibió ráfagas y fue destruido por un helicóptero de combate estadounidense que lanzaba cohetes armados de uranio reducido. Por suerte los soldados norteamericano en el tanque pudieron escaparse. “¿Porqué estamos usando estas armas?”, preguntó. “Estamos envenenando a los soldados. Estamos envenenando a Irak. Estamos envenenando al mundo. El uranio reducido es el Agente Naranja de la guerra en Irak”.

Kevin y Joyce Lucey dijeron en las vistas que su hijo, Jeffrey, regresó de Irak profundamente herido de espíritu. Él trató tiempo tras tiempo, sin éxito ninguno, de conseguir ayuda de la Administración de Veteranos.

La noche antes de su muerte, Jeffrey se le acercó a su padre en la sala de su hogar donde los dos hombres se abrazaron por largo tiempo sin decir ni una palabra. La próxima noche cuando Kevin Lucey regresó del trabajo, “Yo tuve a mi hijo en mis brazos otra vez cuando baje su cuerpo de la viga en el techo del sótano y le quité la manguera de jardín de su cuello”.

“Muchos dicen que honran y apoyan a nuestras tropas pero son rara las veces que lo dicen en serio”, dijo Lucey. “Nosotros necesitamos que el gobierno deje de hablar de como respaldan a las tropas y en vez hacerlo. No es justo que gente usen a nuestros queridos para su beneficio político”. Él exigió que Bush “ponga fin a esta guerra y no empiece otra por querer”.

A él le siguió Eugene Martin del sindicato Federación Americana de Empleados de Estados, Condados y Municipios. Martin criticó al régimen de Bush y al Congreso por no darle suficiente fondos para la Administración de Veteranos. Actualmente, 600.000 reclamaciones de incapacidad están en lista de espera debido a la falta de personal. Martin dijo que no proveer los fondos necesario impacta la capacidad de la Administración de Veteranos poder cuidar a los veteranos. “Ondeamos la bandera y decimos que queremos a nuestros veteranos, pero los tratamos de esta manera”, agregó.