La intercepción de un “satélite de espionaje descompuesto” por un misil del Pentágono provoca preocupaciones en algunos países que lo ven como un intento poco disfrazado por llevar acabo una prueba de un sistema de armas antisatélite. El lanzamiento del misil del Pentágono el jueves de la semana pasada manifiesta al mundo de manera sin precedente que Estados Unidos tiene la capacidad de liquidar a cualquier vehículo espacial lanzado por otras naciones.
El Pentágono anunció el 21 de febrero que un misil norteamericano logró destruir a un satélite de espionaje incapacitado que caía a la tierra con una carga de combustible tóxico abordo, pero no fue descartada la posibilidad de que pudieran caer esas materiales tóxicas en algún lugar de la tierra. Dijo un vocero que hasta el momento no se ha detectado a ninguna parte más grande que una pelota de fútbol.
Casi inmediatamente después del reporte del “éxito,” portavoces de la República Popular China declararon que estaban en alerta por los restos potencialmente peligrosos del satélite destruido y urgió a EEUU divulgar de inmediato datos precisos sobre la acción.
Oficiales del Pentágono reportan que la destrucción del satélite fue un incidente de una sola vez, pero están muy conscientes que gracias al mismo van a colectar inmensas cantidades de datos que luego pueden ser utilizados para mejorar las tecnologías bélicas que utilizan sus misiles sofisticados.
Emplearon al buque naval USS Lake Erie, armado con cohetes SM-3 diseñados para destruir a misiles atacantes, no a satélites de comunicaciones ni de espionaje en órbita. Funciona esto como prueba del sistema de armas y como confirmación de que el sistema tiene la capacidad para derrumbar a un cohete que se acerca a 17.000 millas por hora, la velocidad que tenía el satélite. También servía al Pentágono para confirmar de que sus misiles “defensivos” pueden tener como blanco los satélites que otros países han puesto en óbita. El uso del misil, que fue aprobado por el presidente Bush, hace borrar la línea entre defenderse de un misil enemigo de largo alcance y amenazar a un satélite de otro país en pleno espacio orbital.
Los chinos también han reaccionado a este aspecto de la destrucción del satélite.
China está analizando continuamente el posible daño a la seguridad espacial y a los países relevantes provocado por la acción norteamericana, dijo el vocero del ministerio de Relaciones Externas, Liu Jianchao en una rueda de prensa en Beijing. “China pide a EEUU que cumpla de buena fe con sus obligaciones internacionales, proporcionándole a la comunidad internacional la información necesaria y datos relevantes de una manera pronta y con tiempo para que puedan tomar precauciones los países relevantes”.
Mientras genere la destruccion del satélite montones de datos como prueba bélica, es menos cierto su éxito en evitar la caída a tierra de combustibles tóxicos.
James Cartwright, general de la Infantería de Marina y vicepresidente del Estado Mayor, dijo a una rueda de prensa este que oficiales un “tienen alto grado de confianza”, pero no quiso afirmar a ciencia segura que el misil había impactado sobre el tanque de combustible del satélite. Destruir al combustible fue el propósito original anunciado de la misión dijeron.
Oficiales norteamericanos también dijeron que el combustible tiene puede tener riesgos para la salud humana si esta cae dentro de una zona poblada.
¿Prueba bélica o necesidad?