A pesar de lema McCain no habla claro

Pidiendo votos en su autobús de campaña, llamado “Straight Talk Express” (el Expreso Hablando Claro) John McCain habla en cliché tras cliché en cada parada, prometiendo acabar con los gastos para proyectos que benefician a grupos locales y “la cultura de corrupción” en Washington si sale electo a la presidencia.

Al mero lado de McCain en este ómnibus, repitiendo esta clase de perogrulladas, se encuentra Charles Black, jefe de la empresa BKSH y Asociados, que tiene 42 corporaciones como sus clientes incluyendo a Phillip Morris, General Motors, JP Morgan, A.T. & T, y United Technologies. Los lazos de Black con las corporaciones productoras de tabaco son tan extensos que en Washington lo conocen como “Señor Tabaco”.

“Charles Black es un especialista en cabildeo consumado de Washington”, dijo Andrew Wheat, director de investigaciones de la organización Tejanos por la Justicia Pública, en una entrevista telefónica desde su oficina en Austin, Tejas. Tejanos por la Justicia Pública es una organización no gubernamental y no partidaria que monitorea a la influencia de las corporaciones en la política de Tejas y mas allá.

“Tomando en cuenta todo lo dicho por McCain sobre la necesidad de controlar la influencia del dinero en la política, el hecho de que ha nombrado a Black como uno de sus asesores mas cercanos significa una cosa solamente: Que el Expreso Hablando Claro ya es el Expreso de doble sentido”.

Wheat agregó que en su campaña presidencial del 2000 “McCain recibió patadas fuertes por la maquinaria de dinero del Partido Republicano. Por lo tanto, ya ha invitado a esa misma maquinaria a acompañarlo en su ómnibus. El es solo no más que otro político que hace cualquier cosa para ganar la elección”.

Cuando el diario The New York Times expuso las relaciones que tiene McCain con la cabildera Vicki Iseman, fue Charles Black quien se presentaba en la televisión acusando periódico neoyorquino de periodismo amarillo.

Casi olvidados fueron las dos cartas escritas por McCain y dirigidas a la Comisión Federal de Comunicaciones en nombre de un cliente de Iseman, locutor de televisión Lowell “Bud” Pastón, exigiendo la aprobación rápida de la petición de Pastón de poder comprar una emisora de televisión en Pittsburg, violando las reglas de la misma Comisión.

Black, que se encuentra bien conectado a la política, utilizó a BKSH & Associates para sacar beneficios de la bonanza de contratos de consulta sobre seguridad nacional después del 11 de septiembre de 2001. Fue un consultor para Ahmad Chalabi, el político iraquí con lazos con la CIA cuyas mentiras sobre las “armas de destrucción masiva” de Saddam Hussein fue usado como excusa para invadir y ocupar a Irak. BKSH también asesoró a Eric Prince, jefe de la empresa de mercenarios privados Blackwater USA, antes de que diera testimonio antes una comisión del Congreso sobre las masacres de docenas de personas inocentes por los operativos de su empresa.

En los 1980s, Black, en aquel entonces socio alto en la empresa de cabildeo de Black, Manafort, Stone y Nelly, fue un asesor del dictador del Congo, Mobutu Sese Seko. El hombre de la CIA en Angola, Jonás Savimbi, le pagó a Black $5 millones. Black dirigió la campaña para revocar la Enmienda Clark que prohibía fondos para las actividades subversivas de la CIA en Angola, antigua colonia portuguesa, después de su liberación. Luego el gobierno del presidente Ronald Reagan le otorgó a Savimbi un total de $300 millones para mantener a los escuadrones de muerte que mataron o hirieron a millones de angolanos.

El socio de Black en los 1980 fue Lee Atwater, estratega del Partido Republicano famoso por su anuncio de televisión racista que puso fin a la candidatura presidencial del demócrata Michael Dukakis y dio la presidencia a George H. W. Bush (padre del actual presidente) en 1988.

Tejanos por la Justicia Pública dice que el matrimonio Black, Charlie y Judy, son “Pioneros” que recaudaron por lo menos $100.000 en contribuciones políticas cada uno para colocar a Bush, hijo, en la Casa Blanca en 2000 y 2004.

El diario Washington Post reportó el 22 de febrero que durante una sesión estratégica en la cabaña rural de McCain en Arizona, “todas las personas presentes eran integrantes de la cultura de cabildeo en Washington que él [McCain] siempre había denunciado”.

El jefe de la campaña de McCain, Rick Davis, fue el cofundador de una empresa de cabildeo que representa a las compañías telefónicas Verizon y SBC Telecommunications. Los asesores importantes Steve Schmidt y Mark McKinnon hacen trabajo de cabildeo para Dell, Land o’ Lakes, UST Public Affaire y Fannie Mae. Black también asistió a esta sesión.

Muchos, si no todos, de estos cabilderos trabajan como “voluntarios” sin pago en la campaña de McCain, y mantienen sus contactos con sus clientes por sus teléfonos celulares durante la campaña.

El senador por Illinois Barack Obama, haciendo campaña presidencial en Ohio, acusó a los cabilderos de las corporaciones de que “han estado manejando sus negocios en el ómnibus de campaña de McCain mientras que le prestan ayuda”. McCain, agregó, “acepta su plata y los tiene encargados de su campaña”.

El congresista republicano por Arizona, Rick Renzi, copresidente de la campaña de McCain en Arizona, fue acusado por las autoridades de extorsión, fraude por medios electrónicos y lavado de dinero el 22 de febrero por haber arreglado un intercambio ilegal de propiedades federales que le dio a un socio de Renzi una ganancia de $4,5 millones. Renzi ganó $733.000 por participar en la estafa.

En 1987, McCain fue uno de cinco senadores federales que se reunieron con reguladores federales para exigir que no intervinieran para parar el uso por el banquero Charles Keating de los depósitos del banco Lincoln Savings and Loan para especular en la compra y venta de propiedades. Cuando Lincoln quedó en quiebra en el 1989 produjo el derrumbe de muchos bancos de ahorros y préstamos y liquidó a los ahorros de millones de gente. Keating fue a la cárcel y se acabaron las carreras políticas de tres de los senadores.

McCain, hijo de un almirante, no fue castigado, y prometió piadosamente que iba a pelear en contra de la corrupción. Ahora el escándalo de los “cinco de Keating” aparece como un fantasma amenazando a las ambiciones presidenciales de McCain.