POSTVILLE, Iowa — La gente de este pueblo jamás olvidarán lo que pasó aquí hace un año. Primero, hubo confusión. Había tantos helicópteros en el aire y, uno por uno, parecía como que estaban aterrizando por todos lados. Hombres armados de comandos salieron y agarraban gente en las calles. Muchos de los helicópteros aterrizaron en la gigantesca planta procesadora de carne y estos hombres entraron corriendo en los edificios. La confusión se convirtió en temor mientras la gente de este pueblecito veía con impotencia a los hombres armados llevarse a cientos de los residentes, la mayoría de la planta, pero algunos en las calles o en sus hogares.
Sor Mary McCauley, monja en la Iglesia Católica Santa Brígida, le dijo a Nuestro Mundo por teléfono, “Yo corrí de la iglesia a la planta mientras los helicópteros todavía estaban aterrizando. Esperé afuera de la planta, sin poder ofrecer ayuda, mientras le ponían grilletes de hierro a cientos de nuestros feligreses por el delito de querer trabajar y darle de comer a sus familias. Uno de los feligreses lloró cuando me dijo, ‘Hermana, esto es algo terrible que le está pasando a nuestro pueblecito y a nuestro país’”.
El 12 de mayo 2008, agentes de Inmigración y Aduanas (ICE – siglas en inglés) arrestaron a casi 400 en las redadas en Postville. Fueron detenidos 290 guatemaltecos, 93 mexicanos, dos israelíes y cuatro ucranios. A un año después, el movimiento sindical, grupos de derechos humanos y religiosos, y una variedad de organizaciones comunitarias y de comerciantes están resueltos asegurarse que esto no vaya a pasar otra vez. Por eso celebraron una rueda de prensa aquí el 11 de mayo para conmemorar la redada y hablar de su lucha por una reforma integral de las leyes de inmigración.
“Yo espero que cada senador y congresista en este país tome la responsabilidad de que la reforma migratoria sea parte de los cambios que están pasando en la nación este año, 2009. No se puede permitir que esto pase en ningún otro sitio jamás”, dijo McCauley en la rueda de prensa.
Las vidas de muchos aquí y la viabilidad económica del mismo pueblo llevan las cicatrices de ese día.
Casi 100 residentes de Postville tienen grilletes de GPS para localizarlos. La mayoría de estas víctimas de las redadas tienen niños. No son permitidos salir del pueblo y como son indocumentados no se les permite trabajar.
Grupos laborales y comunitarios se han unido a través del país para recaudar fondos para el “Equipo de Respuesta” de la Santa Brígida. Este equipo ha tomado responsabilidad para proveer alimento, ropa y cuidado médico a las familias afectadas. El costo es un mínimo de $80.000 mensual. “Tenemos que gastar este dinero para ayudar a una comunidad que, antes de la redada, no solo se sostenía por si mismo, sino que hacía una gran contribución a la economía de este pueblo”, dijo Paul Riel, director del ministerio hispano en la iglesia. “Habían cuatro negocios prósperos de hispanos en el pueblo. Toda esta gente estaba trabajando y comprando aquí. Ahora los negocios han cerrado y la economía de Postville está destruida peor de lo que hubiese estado si fuera solamente la crisis económica por la cual estamos pasando”.
“Ahora tenemos tiendas vacías y tenemos propiedad, casas y apartamentos por todos lados que no hay a quien rentárselos”, agregó Sor McCauley. “La redada nos devastó literalmente”.
“Las redadas de inmigración como la que pasó aquí son ataques en contra de los valores familiares, el trabajo fuerte y el Sueño Americano”, dijo Mark Lauritsen, vicepresidente del Sindicato Unido de Trabajadores Alimenticios y Comerciales (UFCW por sus siglas en inglés) la unión laboral que luchó por organizar a los obreros en la planta empacadora de carne. “Todas las redadas de inmigración se verán como los peores días de nuestra historia”.
Lauritsen dijo, “Lo que aprendemos de ellas es que no podemos hacer cumplir las leyes para llegar a la reforma migratoria. Si hubiéramos tomado la mitad de la energía gastada en estas redadas y aplicarlas a las leyes laborales hubiéramos ido más allá hacia la meta de resolver nuestro problema”.
Él dijo que apoyaba el marco dentro el cual llegar a la reforma migratoria como fue postulado por los sindicatos afiliados a las dos federaciones sindicales, Change to Win y la AFL-CIO. Ese marco, dijo él, incluye hacer cumplir con las leyes laborales en vigentes, una vía hacia la legalización, unidad familiar, y la eliminación de redadas en sitios de trabajo, especialmente donde existen disputas laborales.
El dirigente sindical dice que piensa la verdadera reforma migratoria tomará lugar este año pero desea que el gobierno de Obama salga con unas propuestas claras similar a las que promueven los sindicatos.
El padre Mark Fallon habló con la prensa como representante de Servicio Sociales Católicos en Nuevo Bedford, Massachusetts. En marzo del 2007, ICE detuvo a cientos de trabajadores después de una redada en esta ciudad.
“La inmigración no es un delito”, declaró Fallon, “Es la cara humana de una economía global. Nos trae bellos nuevos miembros de la comunidad”. Fallon les dijo a los periodistas que, “los obispos mexicanos tenía razón cuando dijeron que el Tratado de Libre Comercio Norteamericano significaba la muerte cultural de su país”.
Sobre la redada en Nuevo Bedford, Fallon dijo, “La Seguridad Patria profundamente rompió los lazos de la comunidad. No tuvieron ninguna idea de la realidad cultural de la gente que detuvieron. Ninguno de los 361 era delincuente y tuvieron que soltar a 200 para que cuiden sus hijos. A otros le deben dar asilo político porque fueron refugiados de las batallas políticas que podían resultar en sus muertes. Seguridad Patrio nunca se molestó por mirar a la situación antes de conducir la redada”.
Otro tema que trataron en la rueda de prensa fue la de los efectos negativos que tienen las leyes de inmigración sobre la policía en general. “Un jefe de policía en Carolina del Norte habla de los retos en ofrecer servicios policiales a una comunidad obligada a temer tener contacto con la policía”, dijo Lauri Lowell, directora del Concilio Judío de Relaciones Comunitarias en New Haven, Connecticut.
Lowell describió como en parte para tratar con este problema, la junta de concejales de la ciudad creó un carnet de identificación para los residentes del municipio en enero del 2007. “Hubo mucha felicidad y celebración por esto”, dijo Lowell, “pero 36 horas después, en la madrugada, agentes de ICE hizo redadas y se llevaron a 31 personas arrestadas. Se metieron a la fuerza en casas y los niños fueron obligados a mirar mientras sus padres los forzaban acostarse en el piso y después se los llevaron. Ellos lloraban sin saber si iban a ver a sus padres otra vez”.
Lowell contó como, para la próxima noche, más de mil personas se congregaron afuera de la iglesia Santa Rosa de Lima. Iglesia a la cual la mayoría de los arrestados pertenecían. Una mujer judía en sus 80s que nació en Alemania habló a la multitud. Ella relató como, a la edad de seis, ella vio cuando los nazis sacaron a su padre de la casa. Su corazón estaba con los niños, agregó.
El primer aniversario de las redadas en Postville también fue motivo de marchas y manifestaciones a favor de la reforma migratoria integral con vía a la normalización del status como inmigrante, reunificación de familias, y cumplir con las leyes laborales.
A un año de redadas, juran ‘Nunca jamás’