ATLANTA — Miles de activistas comunitarios, por los derechos humanos, sindicalistas y jóvenes llegaron a esta ciudad, famosa por sus luchas en favor de los derechos civiles, para participar en el primer Foro Social de Estados Unidos del 27 de junio al 1 de julio.
La llegada de los miles hizo claro que existe un enorme movimiento político izquierdista profundamente envuelto en las luchas en de importancia al pueblo trabajador, las mujeres y comunidades de las minorías.
El punto más grande de unidad en el Foro fue la necesidad de poner fin a la guerra en Irak. Muchas pancartas llamaban por un fin a la guerra en la marcha a través del centro comercial de Atlanta el 27 de junio, pasando sitios históricos como la tumba del asesinado líder por los derechos civiles Martín Luther King.
En una plenaria el 28 de junio, miles se pusieron de pie y aplaudieron a Judith Le Blanc, líder de la coalición Unidos por la Paz y Justicia, cuando dijo, “No puede haber avances en la justicia mientras se gasta $600 mil millones en guerras en el extranjero. Tenemos que unirnos con el 70 por ciento de la población que está en contra esta guerra aunque sea lo único en que estemos de acuerdo con ellos”.
Más temprano ese mismo día, una plenaria sobre la reconstrucción de la Costa del Golfo después de Katrina hizo críticas ardientes en contra la política del gobierno de Bush hacia la región.
“Katrina no fue un desastre natural sino un desastre hecho por el hombre, y Bush, no Katrina, es nuestro desastre”, declaró Monique Harden de Advocates for Environmental Human Rights. Ella dijo que la destrucción de Nuevo Orleáns y la Costa del Golfo solo empezó con la tormenta, pero estaba “planeada y continuada por Bush, que representa a los elementos históricos de genocidio, esclavitud, militarismo, la explotación de todos los trabajadores, la supremacía blanca y el sexismo”.
Harden agregó, “Esto es una destrucción planeada y a propósito de una comunidad de gente de color, una comunidad de inmigrantes y una comunidad de trabajadores blancos pobre”.
“Esto es una advertencia a todos los estadounidenses”, ella dijo, “que Katrina puede y en realidad te está pasando a ti”.
Javier Gallardo del Centro Obrero de Nuevo Orleáns dijo, “La actual lucha para ganar el derecho de los desplazados retornar y el derecho de los trabajadores volver a sus empleos se ha convertido en una lucha en contra el aburguesamiento y la privatización — y una lucha por la viviendas, educación, servicios de salud, servicios públicos el derecho de los trabajadores a negociar convenios laborales en sus sitios de empleo”.
La creciente unidad de los sindicatos y las organizaciones obreras no tradicionales en la lucha en contra la ultraderecha fue evidente en la plenaria del junio 30 sobre los derechos de los trabajadores.
Francisco Pacheco de la Red Nacional Organizadora de Jornaleros dijo que, “los trabajadores dentro y afuera de los sindicatos están bajo ataques y los patronos y el gobierno lo ha hecho imposible para que ellos puedan organizarse. Nosotros nos negamos permitir que nos opongan uno a los otros”.
“En la Costa del Golfo”, él dijo, “ellos están haciendo a los jornaleros, los trabajadores huéspedes y los inmigrantes nuevos esclavos para reemplazar a los viejo esclavos que sacaron. Nuestra respuesta es la unidad. No dejaremos que nos dividan”.
Stewart Acuff, director de organización de la AFL-CIO, deploró el hecho de que los presidentes de corporaciones “están ganando 422 veces más que los trabajadores” y que “cada 17 minuto en este país un trabajador pierde su empleo por ejercer su derecho a organizar un sindicato”. Él recibió una ovación a pie de los miles en asistencia cuando llamó por legislación que obligue a las empresas reconocer y negociar con un sindicato una vez este sea escogido por los trabajadores a través de una mayoría firmar tarjetas designando al sindicato como su representante laboral.
Acuff recibió una segunda ovación a pie cuando anunció que 100.000 trabajadores en Corea del Sur se fueron a la huelga en protesta contra un acuerdo de “libre comercio” firmado entre el gobierno de su país y EEUU. Este tratado permitirá que las corporaciones poderosas multinacionales puedan explotar más a los trabajadores coreanos, mientras empeora aun más los salarios y condiciones de trabajo de los obreros en los países desarrollados.
La preparación de los activistas de base y activistas de política izquierdista unirse con los sindicalistas fue dramatizado con el apoyo que recibieron los obreros de la carnicería Smithfield en Tar Heel, Carolina del Norte.
Obreros de la planta fueron al Foro para participar en un taller donde pudieron reclutar a gente para una marcha de apoyo por el centro de Atlanta hasta un supermercado Publix. Afuera del supermercado ellos protestaron contra la venta de los productos de Smithfield hecho en Tar Heel en el supermercado y una delegación entró para exigir que no los vendan ahí por la conducta antiobrera de la compañía.
Organizadores del Foro esperan mantener un movimiento aun después de este enorme encuentro en Atlanta. “Esto no termina en Atlanta”, dijo Rubén Solís, integrante del Comité Nacional de Planificación del Foro. Él explicó que unir a 10 mil activistas representando a más de mil organizaciones de 50 estados ha puesto en moción un proceso por el cual “activistas de base pueden continuar construir el tipo de unidad necesaria para crear ambos un tipo nuevo de país y un mundo mejor”.
Activistas forjan unidad en primer Foro Social de EEUU