Capitalismo: El mismo problema en Europa que en EEUU.

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La lucha contra la austeridad surge como una ola tanto en EEUU que en Europa. Ya hace décadas que no hemos visto una ola de lucha semejante en esa parte del mundo. Además, las acciones de protesta son masivas y a lo mejor se fortalecerán en su intensidad y su escala con el paso del tiempo.

Provocando esta ola son la crisis económica en general y la crisis de la deuda en particular. Por ambos lados del Atlántico los círculos dominantes buscan trasladar el peso las deudas gubernamentales y privadas a la clase trabajadora y sus aliados.

El ejemplo más visible es la de Grecia, en donde el gobierno socialdemócrata en colaboración con el Fondo Monetario Internacional y la Unión Europea ha apretado del pueblo griego inmensas concesiones no solo una vez pero dos veces a pesar de protestas masivas nacionales. En otras partes de la región el asalto no ha sido tan draconiano, pero resulta castigador sin embargo.

El refrán que sale de las bocas de los élites dominantes irrespectivo del país es que el país anda en plena bancarrota y no hay otra opción más que cortarles los salarios a los trabajadores del sector público, desconocer los derechos a la negociación colectiva y deshacerse de los programas sociales ganados con dura lucha en períodos anteriores.

¡No debemos aceptar estas mentiras!

La crisis no es una crisis de finanzas estatales. Hay bastante dinero si solo lo buscas en los lugares correctos: las cuentas de banco de la clase inversionista, y en EEUU en especial, el presupuesto del Pentágono.

Esta es una crisis del capitalismo mismo. Con cada día que pasa se revela su incapacidad absoluta para cumplir con las necesidades más básicas de la clase trabajadora en esta época.

La verdad es que los coreógrafos del sistema capitalista a ambos lados del Atlántico están intentando trasladar a las espaldas de la clase trabajadora los costos de la reproducción de la fuerza de trabajo, por lo cual quiero decir los costos de proporcionar ingresos viables, de la educación, del cuidado de salud, del cuidado infantil y para las personas mayores, las jubilaciones, y mucho más; es decir, todo lo necesario para garantizar un abasto renovado de fuerza laboral destinada a la explotación capitalista a largo plazo.

No es nada de nuevo en el "modus operandi" del capitalismo. Se remonta a sus mismos comienzos. Ha estado al mero corazón de las luchas de clase y democráticas desde que surgió el capitalismo como sistema social.

Pero lo verdaderamente único de este momento actual es que los sectores principales del capital en EEUU y Europa creen que la crisis de la deuda ya les ha ofrecido una oportunidad dorada para trasladar de manera permanente y completa los costos de la reproducción de la fuerza laboral a la gente trabajadora, así como para lacerar su ánimo de lucha.

Pero con trasladar estos costos hay una consecuencia inesperada: se minan las condiciones mismas para la reproducción del sistema entero.

¿Por qué? Porque una clase trabajadora profundamente empobrecida y una red de seguridad social inservible restringirán a una demanda de consumo ya por si insuficiente para los bienes y servicios, bloqueando así cualquier recuperación económica por débil que sea.

Si los adinerados van a poder imponer sus planes de austeridad todavía está por decidirse. Hasta el momento, ellos tienen la ventaja.

Bajo estas circunstancias, el papel de la izquierda tanto acá que en otras partes es él de extender, profundizar y sobre todo, unir al movimiento contra los planes draconianos de las élites dominantes.

Es una tarea tanto práctica que ideológica. Exigirá esfuerzos muy duros y prácticos de organización popular, e iniciativas concretas junto con esfuerzos para llevar la claridad sobre las causas de la crisis económica capitalista y sus soluciones a las decenas de millones.

Un elemento central de esta lucha es la lucha contra el racismo y para defenderles a los inmigrantes. Ambos son obstáculos a la unidad popular y de clase trabajadora. Ambos tienen la posibilidad de descarrillar tanto ideológicamente que prácticamente a la construcción de un poderoso movimiento popular multirracial conducido por los trabajadores. La gente blanca y los nacidos en EEUU en general, y los trabajadores blancos y los nacidos en EEUU en particular, deben ponerse ya a la vanguardia de la lucha antirracista y contra la discriminación antiinmigrante, y en hacerlo crear las condiciones necesarias por la derrota de las campañas de austeridad.

Sam Webb es el presidente nacional del Partido Comunista de los Estados Unidos.

swebb@cpusa.org

Foto: La tragedia griega del capitalismo: Máscaras blancas colgadas fuera del Parlamento Griego por manifestantes en Atenas el 7 de julio para simbolizar a los parlamentarios que aprobaron un nuevo paquete de austeridad. AP/Petros Ghannakouris.