CHICAGO — La multitud que llenaba el salón del Concejo Municipal brotó de alegría cuando el concejo aprobó una ley el 26 de julio haciendo de Chicago la ciudad más grande a fijar normas de salario mínimo y beneficios para los gigantes comerciales como Wal-Mart. La medida fue aprobada por un voto de 35 a 14, a pesar de oposición furiosa por parte de la Wal-Mart, las corporaciones unidas y del alcalde Richard M. Daley.
Wal-Mart y Target amenazaron con congelar sus planes de negocios si aprobaban la medida. Compraron de manera descarada a miembros del Concejo Municipal, a dirigentes religiosos y a los medios informativos. Trataron de contraponer Chicago a sus suburbios, y a dividir en especial a los afronorteamericanos y a las comunidades más pobres.
La victoria fue el resultado de una campaña masiva de dos años de duración por parte de una coalición multirracial de base uniendo a la Federación del Trabajo de Chicago (CFL, por sus siglas en inglés), Trabajos con Justicia, ACORN, más un gran número de organizaciones comunitarias y dirigentes religiosos.
Los que apoyaban la medida hicieron piquetes, manifestaciones e inundaron a los miembros del concejo con miles de llamadas telefónicas y peticiones. Una entusiasta manifestación de 500 personas llenó la antesala del Concejo antes del voto voceando, “Hey, Daley, you know! Seven bucks is far too low!” (Oye, Daley, ¡tú lo sabes! ¡Con siete dólares no basta!).
Comentó el presidente de la CFL, Dennis Gannon, “El voto de hoy manda un mensaje de que no nos interesa a nuestros oficiales elegidos, ni tampoco a los miembros de nuestra comunidad la creación de trabajos de bajo salario que ni pagan lo suficiente como para vivir ni ofrecen beneficios adecuados de cuidado de salud para las familias trabajadoras. Escoger entre el desempleo y un trabajo mal pagado es escoger entre mal y peor”.
A escala nacional las grandes empresas están presionando a Daley a que vete la medida. Las más grandes empresas comerciales han jurado derrotarla en los tribunales. Pero el concejal Joe Moore, uno de los ponentes principales de la propuesta, le dijo a Nuestro Mundo que los que la apoyan anticipan a una lucha en los tribunales pero tienen confianza que ratificarán a la medida. Mientras tanto, su oficina ha sido inundada por llamadas de gente alrededor del país que buscan emular su victoria.
La nueva ley establece un salario mínimo inicial de $9,25 la hora a partir del 2007 para las empresas comerciales con tiendas de 90.000 pies cuadradas o más con un mínimo de mil millones de dólares en ventas anuales. Ya para el 2010, subirá el salario mínimo a $10 la hora con aumentos automáticos por el costo de la vida después. Se tienen que dedicar tres dólares por hora al cuidado de salud. La medida cubre a 34 tiendas actualmente en operación.
Durante tres horas la audiencia escuchó con atención profunda mientras concejales denunciaron a la avaricia de Wal-Mart y la de otras corporaciones gigantescas. Voceaban con entusiasmo cuando se logró hacer un punto, y abuchearon a concejales que intentaron justificar un voto negativo. Fue un debate sin precedente en el Concejo.
Moore introdujo la propuesta invocando el nombre del presidente Franklin Delano Roosevelt, quien declaró al firmarse la Ley de Normas Laborales Justas hace 68 años, “Ningún negocio tiene derecho de existir si se depende de pagar salarios insuficientes para vivir”.
Moore dijo, “Se ofrecen los mismos argumentos viejos que se propusieron contra un salario mínimo: que cuesta trabajos, que ahuyenta a los negocios, y que destruye a la economía. Estaban equivocados en aquel entonces, y están equivocados ahora”.
“Wal-Mart tuvo 11,2 mil millones de dólares en ganancias durante el año pasado, sobrepasado solamente por Exxon”, dijo. “Nuestra tarea no es la de salvaguardar las ganancias de las corporaciones más grandes del mundo. Es la de proteger el bienestar de la gente que representamos”.
Los concejales que estaban en contra de la medida dijeron que las grandes súpertiendas iban abandonar a la ciudad, que se iban a perder ingresos de las contribuciones, que la gente de sus distritos están desesperados por encontrar trabajos a bajo salario, que los partidarios de la medida son racistas, y que la medida es anticonstitucional.
Pudieron citar en apoyo de su argumento de que su gente estaba en contra de la medida nada más a postales y “llamadas de robot” pagadas por Wal-Mart. En realidad, la medida goza de una gran popularidad, incluyendo entre afronorteamericanos y latinos, entre los cuales las encuestas de opinión pública mostraron un 90 por ciento de apoyo a la ley de salarios dignos.
Sugirió en una ocasión el concejal Bernard Stone que Moore es realmente un Robin Hood, que “quiere robarle a los ricos para darle a los pobres”. La audiencia irrumpió en aplausos.
Más tarde, comentó el concejal Billy Ocasio, “Están defendiendo a empresas que sacan sus mayores ganancias de los que menos tienen. Con gran gusto yo me integraría a la feliz banda de Robin Hood”. La audiencia se puso de pie y lo vitoreó una vez más.
“Para crecer, Wal-Mart tiene que entrar al mercado urbano. Escogieron ellos mismos el momento y el campo para esta batalla”, declaró la concejal afronorteamericana Freddrenna Lyle, también una de las ponentes principales de la medida, en referencia a las amenazas vacías de Wal-Mart de abandonar a la ciudad si se aprueba la medida.
“¿Es racista nuestra oposición? Sí es racista el hecho de que han sacado a ministros afronorteamericanos para denunciar, amenazar y calumniar a los oficiales elegidos afronorteamericanos”, dijo ella. La mayoría de concejales afronorteamericanos apoyaron a la medida.
Los opositores también habían tachado de racista al movimiento sindical porque dizque le niega empleo a la comunidad afronorteamericana. Lyle reconoció a las influencias del racismo en los oficios de la construcción. Es cierto, dijo, que “cada institución tiene sus problemas. Pero la cara misma del comercio es blanca”.
Respondiendo a la acusación de que los miembros del concejo funcionaban como lacayos de los sindicatos laborales, Lyles declaró, “Los que votamos por la medida somos quizás lacayos del doctor Martin Luther King, hijo, que cayó en Memphis luchando por un salario digno para los trabajadores de basura”.
“Sin el movimiento sindical no habrían planes de jubilación ni beneficios de salud. No hay otra institución ninguna que haya tenido semejante impacto liberador en la comunidad afronorteamericana”, dijo a vítores.
Reflexionando sobre la victoria, James Thindwa, director de Trabajos con Justicia de Chicago, dijo a Nuestro Mundo, “Wal-Mart se opuso a esta medida no porque no alcanza a pagar. Es que está atemorizada que se repita esto por todo el país. Caerá a tierra el modelo Wal-Mart predicado sobre los salarios de miseria. Hemos trazado una línea roja alrededor de nuestros valores, comenzando con la dignidad para los trabajadores”.
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Chicago a Wal-Mart: Paguen salarios dignos