CHICAGO — La historia de la crisis económica que azota a esta ciudad y el país no está en los medios sino en los hogares donde hay uno que perdió su empleo, donde los padres están luchando para poder pagar la hipoteca y donde matricularse en la universidad se convierte solo en un sueño.
Estas son las historias de la gente entrevistada por Nuestro Mundo el 9 de febrero en la estación de tren urbano de la Calle Van Buren. En las voces de esta gente se oía simultáneamente el temor pero también una esperanza, listos para luchar, y confianza de que las cosas puedan cambiar. Ellos prestaron sus voces al coro creciente nacional en apoyo al plan de recuperación económica del presidente.
Cindy Green, de 41 años de edad, trabaja como cajera en Citibank. Su esposo, que repara condicionadores de aire y unidades de calefacción, perdió su trabajo hace 28 semanas. Ella dijo que tenía miedo de que todo por lo que ella y su esposo trabajaron se pierda. “¿Qué pasará si mi esposo no consigue otro trabajo? Mi hijo se graduó de la universidad el junio pasado y hasta la fecha ha conseguido empleo solo en Old Navy y Starbucks”.
Green dijo que ella apoya al plan de recuperación económica del presidente y que sentía ira que iba “más allá de las palabras que ustedes pueden publicar” por los intentos de los republicanos a aguar el plan. “Yo no tengo tanta fe en la capacidad de Obama de convencer la mayoría de los republicanos”, dijo, “porque fueron ellos y sus ideas que provocaron este desastre en primer lugar”.
Con ninguno de los republicanos en la Cámara de representantes votando por el plan económico y solo tres en el Senado, el presidente Obama hizo una gira de campaña relámpago por el país en estados como Indiana y Florida. Él celebró su primer rueda de prensa como presidente en la cual él subrayó los problemas de familias como la de Green y fuertemente criticó las afirmaciones de los republicanos de que su plan crearía aun más empleo gubernamental y gastos innecesarios.
“Se me hace difícil aceptar crítica por este programa de recuperación de gente que estuvieron encargados de doblar la deuda nacional”, declaró el presidente en la rueda de prensa. “No estoy seguro que tienen mucha credibilidad cuando tiene que ver con la responsabilidad fiscal”.
Obama fue a Elkhart, Indiana, donde los problemas de gente como Green están muy mal – la tasa de desempleo ahí se ha triplicado a más de 15 por ciento desde el año pasado.
Cansado después de su turno como controlador de tráfico en la estación de la Avenida Michigan, Horace Wilson se tomaba un café mientras esperaba el tren en Van Buren. “Yo tengo miedo”, dijo, “pero sí, tengo coraje que los políticos dicen que no necesitamos un plan de estímulo económico. Ellos parecen estar en otro planeta en Washington. Tengo 22 años trabajando y estoy teniendo problema pagando la hipoteca. Mis mejores amigos no tienen seguro de salud. Esta estación de tren necesita reparaciones – hay goteos por todos los lados – y ellos condenaron al edificio de escuela en mi cuadra. Obama está hablando de un plan para reconstruir ahora mismo y aquí en nuestros barrios y calles. Ahí es donde debemos poner ese dinero”.
Doris Kelly, una estudiante en la Universidad DePaul de 19 años, que votó por primera vez este año, dijo que ella quiere ser una trabajadora social, pero no estaba contenta por la “capacidad de algunos con poder de sacar el plan de Obama muchos de los fondos que estaban supuestos ir a los estados para la educación. Yo espero que pongan parte de eso en el plan”.
El plan que aprobaron en el Senado recorta $40 mil millones en ayuda a los estados y $16 mil millones de lo que originalmente había para la construcción de escuelas, además de asistencia para que los desempleados tengan seguro de salud.
Algunos piensan que las reducciones son el resultado de mucho énfasis por el presidente de trabajar con ambos partidos a costo de tener un proyecto de estímulo económico más fuerte. No obstante, la mayoría dijeron que confiaban que Obama “sabe lo que hace”. Jeanette Marshall, dijo, “Tenemos un problema pero por lo menos hay alguien bueno en la Casa Blanca. Yo pienso que él se va mantener firme”.
Dirigentes de la Cámara y el Senado están trabajando en la comisión conjunta de reconciliación para combinar ambas versiones del proyecto de recuperación y es posible que el proyecto de ley final tenga algunas de los programas que recortaron, particularmente en la ayuda a los estados. La presión fuerte de Obama en favor de su legislación junto con el apoyo del gobernador republicano de Florida, Charlie Crist, puede que ponga suficiente presión a los senadores para que restauren algunos de los recortes.
La campaña relámpago presidencial vino después de que el departamento del Trabajo publicó las estadísticas laborales que muestran la pérdida de 600.000 empleos en enero. Hasta la fecha, más de 3,5 millones de trabajadores han perdido sus empleos en esta recesión, la mitad de estos solo en los últimos tres meses.
Después de que los números fueron hecho público, Lawrence Mishel, presidente del Instituto de Política Económica, dijo, “Diez y ocho o 19 por ciento de los trabajadores están desempleados o subempleados. Y es aun peor para los afroestadounidenese de los cuales 18 por ciento están cesantes y 30 por ciento subempleados. Esto, claro está, significa salarios más bajo y menos ingresos para todos”.
Mishel dijo que el plan de Obama “gastará dinero y creará empleo, especialmente donde ponen fondos en reparaciones de la infraestructura o en los bolsillos de gente que lo gastarían”. Él advirtió en contra de descuento de contribuciones para los negocios porque “eso no genera mucho gasto ni crea empleo”.
Defendiendo el plan de recuperación