Opinión
Bien se sabe que la aplicación, con gran astucia, de esta muy vieja máxima -al igual que ya mucho antes lo habían hecho los romanos- de dividir para reinar, fue lo que permitió a los ingleses extenderse e imperar durante más de un siglo en casi todo el mundo. Y yo utilizo el vocablo imperar a sabiendas de que ellos mismos en verdad todavía no eran imperialistas, puesto que el imperialismo es propiamente un fenómeno originado por el desarrollo industrial en la segunda mitad del siglo XIX, siendo también Inglaterra el primer país que entró en esa fase del desarrollo económico.
Luego, siguiendo los pasos de Inglaterra, también por la vía de la industrialización capitalista, se transformaron asimismo en países imperialistas Alemania y Francia en ese siglo, seguidos después por Estados Unidos con su triunfo en la guerra con España de 1898. Cosa que logró Japón al triunfar sobre Rusia en 1905. Y con su Revolución de Octubre, de 1917, por primera vez por una vía no capitalista sino de una industrialización socialista, realizada en muy pocos años, los pueblos que formaron parte de la Unión Soviética, pese a enormes obstáculos, evitaron caer en el vicio imperialista.
Todo esto significa que los países imperialistas siempre buscan dividir para reinar en las regiones que pretenden dominar, para lo cual ponen a pelear a los países más débiles, una contra otro. Y eso precisamente es lo que Estados Unidos ahora mismo trata de hacer aquí con Venezuela y Colombia, llevarnos a un así sea breve pero sangriento choque armado al menos.
Ahora bien, debemos preguntarnos si nos conviene a venezolanos y colombianos hacerles el juego a los yanquis. Más aún, qué hacemos venezolanos y colombianos para que tal tragedia no ocurra, para no complacer al imperialismo y sus agentes pitiyanquis.
Lamento mucho tener que decir lo siguiente, al respecto, que en mi opinión nada o muy poco es lo que se hace de modo concreto, tanto de un lado como del otro, y que en este asunto hay una culpa compartida.
Lo cierto es que en Colombia siempre ha existido algún sector de fuerte tendencia santanderista, que fue el que derrotó allá a Bolívar, igual que acá ha habido y hay el sector paecista, el cual también contribuyó en forma decisiva a esa derrota.
Ahora mismo, son muchos los que acá dicen y proclaman que son bolivarianos pero siempre fueron y siguen siendo anti-colombianos, aunque ahora lo oculten un poco, esa es la verdad, pura y simple.
Naturalmente, la política de Washington ha sido siempre clara en esto de mantener a todos nuestros países, de lo que consideran ellos su traspatio, lo más divididos posible. Y tienen razón desde su punto de vista, para poder dominarnos y reinar ellos. Pero ya deberíamos haber entendido tal política suya y saber que la vía para evitarlo es la de nuestra unión, como la quiso Bolívar.
No es con una política exterior "de micrófono", de discursos que van y vienen con toda clase de acusaciones mutuas, la vía correcta para contrarrestar estos siniestros planes de Washington.
En el caso venezolano actual, esos planes yanquis tienen objetivos muy diversos pero concretos. Buscan llevarnos a una situación cuando nuestras fuerzas armadas se vean en la necesidad de promover un cambio en su alto mando o ir a una guerra que puede ser toda una tragedia mayor para nosotros. Debemos recordar que ya por los años cuarenta del pasado siglo, eso fue lo que nos sucedió, al verse obligado el presidente General Eleazar López Contreras, el presidente nuestro de entonces, a cederle a Colombia un buen pedazo del territorio venezolano y así evitar que a él lo tumbaran nuestras propias fuerzas armadas. Esa es toda una lección histórica.
Jerónimo Carrera es presidente del Partido Comunista de Venezuela.