Editorial: No tenía nada que ver con el terrorismo

Nuevas revelaciones nos enseña que el programa del gobierno Bush de usar las compañías telefónicas para espiar al pueblo estadounidense empezó antes del atentado terrorista del septiembre 11, 2001.

Esta revelación, publicada en el diario The Rocky Mountain News el 11 de octubre, salió en el juicio en contra de Joseph Nacchio por irregularidades financieras, ex jefe de la telefónica Qwest Communications.

Nacchio dio testimonio que en febrero del 2001, siete meses antes de septiembre 11, la Agencia de Seguridad Nacional le pidió que coopere con esa agencia de espionaje proveyendo documentos sobre sus clientes. Cuando eso Nacchio era presidente del Comité Asesor de Seguridad Nacional sobre Telecomunicaciones y está compuesto de los directores más altos de las compañías de telecomunicación.

La petición fue rechazada una vez los abogados de Qwest dijeron que pensaban que era ilegal. Como consecuencia, dijo Nacchio, la Agencia de Seguridad Nacional de negó por venganza a Qwest un contrato muy lucrativo.

Oficiales del gobierno dicen que su programa de espionaje doméstico empezó como una respuesta a los ataques terroristas del 11 de septiembre. Pero los documentos legales muestran que Bush y su gobierno ya estaban presionando a las compañías de telecomunicaciones a participar en una actividad ilegal en contra del pueblo norteamericano a penas semanas después de tomar poder y siete meses antes de su proclamada “guerra contra el terrorismo”.

Una demanda en contra de varias corporaciones de telecomunicaciones el pasado año acusan a las compañías de “empezar a desarrollar un centro para monitorear llamadas de larga distancia y transmisiones cibernéticas y otra información digital para el uso de la Agencia de Seguridad Nacional.

Un documental recién en el programa “Frontline”, visto en la cadena de televisión pública PBS, revela como el vicepresidente Cheney ha abogado por que el presidente tenga poderes sin restricciones, o sea, por un Estado Imperial de Seguridad Nacional.

Estas últimas revelaciones muestra más y más que el gobierno controlado por el presidente Bush tomó ventaja de la tragedia del 11 de septiembre, como lo hizo con la invasión de Irak, para adelantar un programa, ya concebido, hacer pedazo a los derechos garantizados por la Constitución en favor de una política derechista, imperial y antipopular.

El pueblo de Estados Unidos tiene que decir ¡Basta Ya! Necesita protestar para defender sus derechos y cambiar la dirección del país. El primer paso sería elegir a un Congreso más fuerte que defienda al pueblo y votar por un presidente que por lo menos no viole los derechos más básicos del pueblo.

¡A votar en las elecciones del 2008 mientras protestamos en las calles!