El 3 de julio elegirán los votantes del estado central de México, en la República Mexicana, a un nuevo gobernador para suceder a Enrique Peña Nieto del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Pero hay más en juego que una sola gobernatura de los 31 en este país de 108 millones de habitantes. Está en juego también la suerte del principal partido centroizquierdista, el Partido Democrático Revolucionario, PRD.
El estado de México es el más grande de los estados de la República, con más de 15 millones de habitantes. Incluye a gran parte del antiguo Imperio Azteca, y circunde la Ciudad de México por el norte, el este y el oeste. Contiene grandes suburbios de la Ciudad de México, entre ellos Ciudad Netzhualcoyotl, Ecatepec y Texcoco, además de Toluca, capital del estado. Tiene una gran concentración de industrias, y por eso, una clase trabajadora bastante numerosa.
El PRD fue fundado en 1989, reuniendo a disidentes izquierdistas del PRI, ex militantes del viejo Partido Comunista de México, y otros. Durante la campaña presidencial de 1988, la mayor parte de la izquierda apoyó la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, hijo del legendario presidente Mexicano, Lázaro Cárdenas del Río (1934-1940). Ganó Cárdenas, pero se le robaron las elecciones y el candidato del PRI, Carlos Salinas de Gortari, fue impuesto como presidente. Decidieron los partidarios de Cárdenas integrar a varios partidos existentes a la nueva estructura del PRD.
Pero la combinación de ex-comunistas con ex-priistas ha resultado problemática, y ha habido mucho oportunismo en el seno del PRD. En las elecciones presidenciales del 2000, dos de los principales dirigentes del PRD, Porfirio Muñoz Ledo (ex dirigente del PRI) y Jorge Castañeda (ex comunista), abandonaban al abanderado del PRD y prestaban su apoyo a Vicente Fox, del derechista Partido Acción Nacional (PAN). Dijeron ellos que quisieron apoyar al candidato más apto para poner fin a los 70 años de domino del PRI. Pero Fox acabó con llevar a México aun más lejos hacia las políticas neoliberales de mercados libres que sus antecesores priistas.
En las elecciones presidenciales de 2006, el candidato del PRD y aliados fue el ex gobernador regional del Distrito Federal, Andrés Manuel López Obrador. Ganó López Obrador fácilmente el D.F., pero el candidato del PAN, Felipe Calderón, fue declarado presidente. López Obrador y sus partidarios reclamaban fraude y se negaban a reconocerle a Calderón como presidente legítimo, pero también se quejaban que algunos dirigentes regionales del PRD no se levantaban ni un dedo para ayudarlos.
Desde entonces, el prestigio del partido se ha visto afectado por encarnadas luchas interinas. Pero ya se acercan las elecciones presidenciales de 2012. El país se encuentra en aprietos, golpeado especialmente duro por la crisis financiera y económica de 2008 que llevó a un descenso de 6,8 por ciento en Producto Doméstico Bruto.
Guerras entre carteles narcotraficantes han minado el sentido de seguridad de la gente, y han subido abruptamente los precios de alimentos. El futuro se ve bien negro para el PAN, bajo cuyo gobierno han pasado estos desastres. El PRI está preparando al gobernador saliente Peña Nieto, del Estado de México, como su candidato presidencial. Se dice que es guapo como estrella de cine y bien hablado, aunque acusado de violaciones viciosas a los derechos ciudadanos. Así que el PRI tiene posibilidades de regresar victoriosamente al poder en 2012.
Los líderes derechistas que ahora dominan al PRD proponen candidaturas conjuntas con el PAN, con la explicación que quieren evitar a todo costo cualquier regreso del PRI. Lo trataban en las elecciones estatales del año pasado, pero con pobres resultados, pero quieren probarlo de vuelta en las elecciones para gobernador en el Edo. de México.
El ala izquierda del PRD, incluyendo a López Obrador, se opone a esto por principio. Para ellos, el PAN es el mejor ejemplo de una tendencia reaccionaria que ha favorecido a corporaciones extranjeras y que les ha hecho mucho daño a los trabajadores y campesinos de México. La izquierda del PRD ha prometido tratar de componer algunos de los daños hechos por políticas neoliberales de privatización, austeridad y antisindicalismo. López Obrador ha formado una coalición con dos partidos izquierdistas menores con representantes en el Congreso, en vez de acercarse al PAN.
El veterano de izquierda Alejandro Encinas ha hecho claro que se pondrá como candidato para la gobernatura, y que se opone a cualquier pacto oportunista con el PAN. Pero la organización estatal del PRD sigue adelante con pláticas con dirigentes del PAN para un pacto así, y esta llevando acabo "consultas" con las bases del PRD para conseguir apoyo.
López Obrador ha recorrido el Estado de México para promover a Encinas y para oponerse a la idea de un bloque PRD-PAN. Evidentemente, ya se ve por el PRD como su mejor precandidato para las presidenciales de 2012. Su libro sobre el futuro de México, "La mafia que se adueñó de México y el 2012," ha sido reconocido favorablemente por Fidel Castro y también del Partido Popular Socialista de México (PPS), partido marxista que hasta ahora se ha mantenido lejos del PRD.
Es probable que también tenga apoyo de los sindicatos independientes y organizaciones campesinas. Aun es por verse si con todo esto va poder vencer los corrientes oportunistas en su propio partido, sin mencionarse el apoyo masivo de la clase dominante mexicana y del capital monopolista internacional al PRI y al PAN.
Emile Schepers es un veterano activista por los derechos civiles y de inmigrantes.
Foto: Andrés Manuel López Obrador (AMLO) reunión con simpatizantes.
Esta es una traducción de una historia que aparece en el sitio web de People's World: State election may determine future of Mexican left,