En una declaración política de primer orden en el Club de la Ciudad de Cleveland pronunciado el 18 de junio, Rich Trumka, Presidente Nacional de la AFL-CIO, dijo que la contínua negación de los derechos más básicos a millones de trabajadores indocumentados amenaza el bienestar y los valores democráticos de todos los norteamericanos.
Denunciando a la derecha por su "política de odio, de chivos expiatorios y de puntar el dedo" y por la recién aprobada ley de Arizona de perfiles raciales, dijo Trumka que la crisis que enfrentan los trabajadores norteamericanos es resultado de fallidas políticas comerciales y la avaria corporativa, y no de la inmigración.
"Cuando escucho esa forma de hablar, tengo ganas de decir, ¿acaso movió algún inmigrante su fábrica al extranjero? ¿Acaso fue un inmigrante él que le quitó su pensión, o recortó su cuidado de salud? ¿Fue un inmigrante él que destruyó el derecho de los trabajadores norteamericanos a organizarse? ¿O qué estropeaba el sistema financiero? ¿Acaso son los trabajadores inmigrantes los que redactaban las leyes comerciales que han hecho tanto daño a Ohio?
El Tratado de Libre Comercio, dijo, socava los derechos de los trabajadores tanto en EEUU que en México y ha resultado en una triplicación de la taza de inmigración ilegal.
"Los fracasos de nuestras relaciones con México", dijo, "no se pueden resolver con armas y soldados y murallas. Tienen que ser resueltas a través de una estrategia económica por la prosperidad compartida basada en un aumento de salarios en ambos países."
Pero, dijo, hay "un hecho desagradable" del cuál ni se habla, pero que se encuentra al corazón de la política migratoria norteamericana.
Es que para demasiados empleadores en EEUU, la realidad es que les gusta el sistema migratoria así como está: un sistema bajo el cual los inmigrantes son abundantes e indocumentados, a la vez temerosos y disponibles. A demasiados patrones les encanta un sistema bajo el cuál nuestras fronteras quedan cerradas y abiertas a la misma vez; cerradas lo suficientemente como para convertirles a inmigrantes en ciudadanos de segunda, y suficientemente abiertas como para garantizar un suministro inagotable de mano de obra socialmente y legalmente barata sin poder ninguno".
"Esa es la razón por la que la AFL-CIO está luchando para componer este sistema de inmigración como elemento crucial de nuestra más amplia agenda económica. Porque defendemos el sueño norteamericano, para que todos puedan trabajar en nuestro país. Porque estamos para poner fin a nuestra fuerza de trabajo de dos niveles y a nuestra sociedad de dos niveles. Y porque una subclase de trabajadores marginados termina perjudicando a todos los trabajadores".
Dijo Trumka que el movimiento obrero es parte de una coalición amplia que incluye a grupos religiosos y pro derechos de inmigrantes que llaman por "un camino justo hacia la legalización para todos los trabajadores indocumentados," y para que se establezca una comisión independiente para determinar la necesidad de más inmigrantes, garantizando todos los derechos legales para inmigrantes, entre ellos el derecho a organizarse, y "sanciones reales a empleadores que violan la ley."
En un momento de crisis económica, las voces de odio y divisionismo no pueden ser derrotadas a no ser que los líderes políticos provean "una clara estrategia de prosperidad para el futuro, empezando con buenos trabajos," dijo Trumka.
Elogió Trumpka al Presidente Obama por su programa de recuperación económica que incluye "la reconstrucción de la manufactura, el asumir el desafío del cambio climático y la independencia energética, un aumento a las exportaciones y la inversión en nuestra infraestructura, incluyendo nuestra infraestructura educativa".
Dijo Trumka además, que el "derecho humano fundamental a sindicalizarse y negociar con empleadores" tiene que ser restaurado. "Y tenemos que asegurarnos que cada trabajador en EEUU, con o sin documentos, esté protegido bajo nuestras leyes laborales. Esa es la razón por la cual es tan urgente una reforma a nuestro sistema inmigratorio."
Pero, dijo él, con pura política económica no es suficiente.
"También tenemos que cambiar nuestra cultura. Nosotros como nación debemos ser fieles a la mejor parte de nosotros mismos: los empleadores no deben hacer dinero a costa de los trabajadores que viven con el temor a la deportación, y los trabajadores deben luchar juntos en los lugares de trabajo por buenos trabajos, trabajos seguros, cuidado médico para todos, y la seguridad de una jubilación en el que todos podamos confiar".
"Y por eso, cuando hablamos de hacer realidad el sueño norteamericano, el movimiento sindical representa lo que es real para todos los que trabajan en nuestro país. Todos nosotros, sin importarnos cómo nos vemos, cómo rezamos, a quién escogemos para amar, o de dónde venimos."
El discurso de Trumka puede ser visto en Youtube City Club.
Foto: Richard Trumka en el edificio de 2010 y oficios de la construcción de la Conferencia Legislativa, 21 de abril. Burke AFL-CIO/Bill / Page One 2,0 cc