La lucha del techo de la deuda: Tiempo de mirar más a fondo

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Reportan las últimas noticias que las acciones en la bolsa de valorers están a la baja y las tazas de interés para los bonos a la alza luego que el presidente de la Cámara de Representantes, John Boehner abandonó pláticas con el presidente Obama. La fecha límite que puso el presidente Obama por la acción congresional ya pasó sin ningún acuerdo por levantar el techo de la deuda.

Los mercados financieros están nerviosos. Hay que darse cuenta que habrá poca advertencia anticipada antes del comienzo preciso de una nueva crisis financiera, cuando el nerviosismo se transforme en una avalancha de ventas de bonos del tesoro norteamericanos. Un cambio fundamental en la confianza de los dueños extranjeros de bonos norteamericanos, de que algún día de estos vayan a ser repagados por completo provocará pánico. Y vamos a pagar el precio los norteamericanos comunes y corrientes. Los economistas lo llaman un "momento Minsky" por el economista Hyman Minsky, que ha vuelto a la boga luego de haber sido exorcizado académicamente durante décadas por calificar al capitalismo como "inherentemente inestable".

Ya parece más probable que el Congreso pueda cruzar la línea al estancamiento completo. Quizás no vaya lograr pasar legislación para levantar el techo a la deuda. Los comentarios del presidente a la nación anoche lo expresaba hecho y derecho: Se aproxima una grave crisis. No estaba hablando en balde.

Hay una facción del Partido Republicano que quiere ni más ni menos que ahogar a los bienes públicos y a las obras públicas. Eso y punto. No importa si surge esta arrogancia descuidada de la lacañería, de la avaricia, o de la pura estupidez. Bajo la presiones extremas de esta depresión algunos han sido capturados por las ideologías bancarrotas como es el Reaganismo, y no pueden escapar, no le hace cuáles sean los argumentos contrarios o el sentido común que se les presente al contrario. Esa gente SIEMPRE ha buscado el progreso con empobrecerles a los trabajadores, "componer el desempleo" con más despidos y recortes de impuestos para los ricos, entre otras ideas ya desgastadas, muertas y sepultadas por completo, del "integrismo del mercado".

Nos encontramos en esta crisis porque el dispositivo Reaganista de privatización, antisindicalismo, y financialización de la economía impuesto después del fin de la Guerra de Viet Nam ya ha caído a tierra en pedazos; no trabaja, y ya. Hace falta una nueva política industrial y financiera. Tendrá esta que incluir a un dispositivo que redefina a las justas relaciones entre lo público y lo privado para responder a un mundo rico en capital humana y servicios, y más bienes y obras públicos al lado de un sector privado financiero más transparente y menos corrupto, con un enfoque sobre la innovación. ¿Cómo llegamos a ese punto? Es el "¿qué hacer?" de esta época.

No se puede saber qué es lo que nos vaya traer el futuro inmediato. Aun si llegan a un acuerdo de último momento, o si el presidente Obama invoca poderes bajo la Enmienda XIV a la Constitución para levantar al techo de la deuda por su propia cuenta, revela esta controversia un sistema político que necesita reparaciones, un sistema que ya se encuentra en una creciente parálisis. Una nueva crisis financiera es una certeza si vamos a la falla, pero sigue siendo una posibilidad aun si logramos evitar una falla técnica. Ya se ha minado la confianza en EEUU. El camino hacia la austeridad es la única cuestión que ya se está discutiendo, y en mi opinión ese camino conduce al desastre nacional. El más mínimo factor externo, como por ejemplo, el desencadenamiento de la falla griega más allá que lo que pueda manejar la Unión Europea, bien pueda acabar hundiendo al barco.

Ya es hora de mirar más a fondo y hacer unas preguntas básicas; esto si acaso logramos sobrevivir al tsunami económico inminente, y si es que decidimos fomentar un renacer económico y democrático exitoso en nuestro país.

Pregunta profunda No. 1: El único programa capaz de reenderezar a esta crisis es uno que sea POR LO MENOS tan democrático, tan progresista, tan orientado a la clase trabajadora que el de Franklin Roosevelt. Por muchas razones, algunos más bien de estilo personal y filosofía, pero más arraigadas en las distintas relaciones históricas de fuerzas, Obama, hasta este momento está gobernando desde una posición más centrista, más amigable a Wall Street. Esto está minando muy seriamente a cualquier rechazo a la política de austeridad. ¿Qué podemos hacer para cambiar al centro más a la izquierda?

Pregunta profunda No. 2: Implica la pregunta No. 1 un esfuerzo a la escala de la Segunda Guerra Mundial, tanto económicamente que políticamente. Si Hitler no hubiera atacado, Roosevelt hubiera finalizado su mandato en 1941 con una taza de desempleo del 16 por ciento. ¿Cuál es el análogo no militar a la Segunda Guerra Mundial que pueda trabajar como el gran movilizador para hoy?

Pregunta profunda No. 3: ¿Cómo, y en cuál forma podamos hacer crecer y estabilizarse los sectores de la economía basados en el Mercado, en medio de lo que será una futura economía mejorada más basada en los servicios y los conocimientos y más socializada? Lo "más socializada" provendrá de la necesidad de limitar a la empresa privada "demasiado grande para fallar," y con fortalecer las redes de seguridad e inversión en las capacidades de nuestro pueblo, y de una política industrial más coherente que se dirija a una cooperación entre el sector público y el sector privado, en retos "verdes" a larga escala. Lo cierto es que el modelo Reaganista de financialización ha fracasado. ¿Qué, precisamente, sigue?

Pegunta profunda No. 4: Una nueva crisis financiera que ya se aproxima a corto plazo amenaza con fomentar lo que pasó en Alemania antes de la Segunda Guerra Mundial: Un programa de austeridad, y luego, cuando cayó la Depresión, el crecimiento de tendencias fascistas. ¿Será para todos nosotros la masacre en Noruega una llamada a despertar? ¿No es verdad que hay peligros fascistas, antidemocráticos emergentes y reflejados en los esfuerzos ultraderechistas republicanos por "reducir al gobierno a un tamaño que pueda ser ahogado en una tina de baño"?

Mientras más se aproxima el ciclo electoral 2012, el enfrentamiento sobre el techo a la deuda nos está mostrando que las grandes cuestiones ya se están transformando en cuestiones inmediatas y no solo temas para la especulación a largo plazo. Lo que queda en juego es inmenso, tanto a nivel nacional como a nivel mundial. Lo que haremos "nos alumbrará, o en el honor o en el deshonor, hasta las últimas generaciones".

Foto: Chicago, 14 de junio. People's World