"Si América {Latina} llega un día a formar la confederación de federaciones aconsejada por Bolívar, necesitará invocar su origen, que es el fundamento de su unidad, su lengua, su sangre, su historia, y en todos estos elementos primordiales encontrará el nombre de España". Fue la expresión del gran pensador español Emilio Castelar del siglo XIX, sobre el proyecto de integración política, económica, social, cultural y militar en que hoy están empeñados los Estados Latino Americanos y el Caribe, para contrarrestar la tradicional insolencia con que el imperio norteamericano ha tratado a las naciones al Sur del Rio Grande.
Para muestra un botón. El 19 de abril del año en curso, dos candidatos a la Presidencia de Colombia, uno de ellos, el posible heredero de la presidencia de Colombia, Juan Manuel Santos, en rueda de prensa, ante la hipotética pregunta de que si fuera del caso, durante su presidencia, volvería a ordenar bombardear territorio extranjero, ellos respondieron que si. Esto trae a la memoria el fatídico episodio del bombardeo de la aviación militar colombiana a un sitio clandestino en territorio ecuatoriano, en que se ocultaban guerrilleros de la Farc, ocurrido el primero de marzo del 2008.
Para efectuar este ataque extraterritorial, el gobierno colombiano, como un vulgar delincuente, rompió las cláusulas del derecho internacional de las naciones que prescribe que el territorio de cada país es soberano e inviolable. Pero si procede con el ataque, es a sabiendas de que su amo y protector, los Estados Unidos de América, lo va a justificar, en la OEA, y en el poder mediático entregado a los intereses norteamericanos en la región, esto es si es que este protector no es el que apretó el botón para descargar las bombas inteligentes de alto poder explosivo a la media noche desde aviones sofisticados que Colombia no tiene.
El caso se agrava cuando el régimen colombiano que termina este año, y tiene que entregar el poder a uno de estos dos contendientes belicosos que gane las elecciones, también le entregará el país amarrado a un acuerdo militar que faculta a los Estados Unidos de América instalar 7 bases militares en Colombia. Para nadie es un secreto el antagonismo que el régimen de Hugo Chávez ha despertado en el gobierno de los Estados Unidos, ni el peligro que la Revolución Bolivariana que encabeza Venezuela representa para la hegemonía militar y económica del imperio yanqui en la región. El acceso con que el régimen colombiano ha facilitado al imperio yanqui para golpear a Venezuela, poniendo en peligro la redención de la subregión y los ingentes recursos naturales con que cuenta Venezuela, es increíble.
Esto indica que latinoamericana esta a merced de las confrontaciones acicateadas por el imperialismo norteamericano que las promueve para no perder su predominio frente a la ola de soberanía e independencia que recorre el continente latinoamericano. La "doctrina Monroe", el "Destino Manifiesto" o la "Guerra Fría" era la bandera de guerra que los Estados Unidos enarbolaba para justificar sus invasiones militares en Republica Dominicana, Cuba, Nicaragua, Panamá, Granada; golpes de estado en Brasil, Chile, Argentina, Uruguay, Ecuador, El Salvador, Venezuela, Honduras, etc. Antes las guerras de agresión era con cañoneras y el gran garrote, ahora es conspirar y la subversión para restaurar la sumisión al imperio e instrumentar su neoliberalismo.
Cómo empezó este juego hegemónico del imperialismo yanqui en la región? Después de las guerras de independencia de Latinoamérica, el imperialismo yanqui que reemplazó al imperio español hace 200 años, se debe a que el proyecto de integración de Bolívar en la Patria Grande fue boicoteado por las élites oligárquicas de entonces en cada país, que convirtieron nuestros países en colonias a cambio de un mendrugo de pan para ellos y la miseria, la pobreza y la ignorancia para las mayorías.