CHICAGO — Es la peor sensación, dijo Paula Bullard, madre de cinco, tener que decirles a los hijos que su escuela está a punto de cerrar. Los hijos de Bullard asisten a la escuela South Chicago Elementary en el barrio de South Shore. La escuela es una de 16 escuelas públicas que la Junta de Educación de Chicago decidió cerrar, consolidar o renovar el otoño próximo.
“El mayor de mis hijos se puso a llorar porque no podrá graduarse junto con unos amigos que acaba de tener”, dijo Bullard. “Le dije que no se preocupara porque su mama y papa vamos a pelear para que su escuela la mantengan abierta”, dijo.
Bullard fue parte de un grupo de cientos de padres de familia, maestros, estudiantes y gente de la comunidad que protestaron enfrente del edificio de la Junta de Educación el 25 de febrero en el centro de Chicago. Los manifestantes desfilaron con pancartas voceando en contra de la decisión de la junta, que ellos dicen desaloja a estudiantes y maestros, causa confusión en los vecindarios, quita empleo a cientos y socavar a la educación pública.
Faia Wilson tiene dos hijos que también van a South Chicago. “Lastimaron a mis sentimientos. Es como si alguien de la familia hubiera muerto. La escuela de mis hijos no solo me ayuda a mi como madre, sino también a toda la familia y la comunidad”.
South Chicago como muchas otras escuelas las van a cerrar por falta de estudiantes, según oficiales de la junta.
“Tenemos buenos maestros, y sale mejor cuando los salones tienen menos alumnos porque nuestros alumnos avanzan más cuando cada uno recibe más atención”, dijo Wilson.
Funcionarios del distrito dicen que van a cerrar 12 escuelas por falta de suficiente estudiantes mientras que cuatro otras están fracasando desde el punto de vista pedagógico y van a ponerlas en un programa de transformación. Esto significa que los profesores y otro personal van a tener que solicitar empleo de nuevo.
Pero unos cuantos días antes de la decisión de la junta, el distrito sacó seis escuelas de la lista de las que deben cerrar o ser renovadas. Fue la movilización de padres de familia indignados, maestros, estudiantes, líderes sindicales y organizaciones comunales que formaron coaliciones de respuesta rápida que hablaron en contra de la medida en audiencias públicas y en manifestaciones masivas en el centro de la ciudad.
Edna Otero ha estado enseñando tercer grado por 28 años y es una activista del sindicato de profesores de la ciudad. Participó en la reunión para apoyar a sus colegas y oponerse al Plan Renaissance 2010 del alcalde Richard Daley. Dicen que tal plan es parte de una agenda de largo plazo para privatizar a las escuelas públicas y que pretende apoderarse de los vecindarios pobres cuyas poblaciones van bajando debido a la destrucción de las viviendas públicas y los aumentos estratosféricos de las rentas. “A nuestros hijos les dicen que no sirven y cada vez que oigo que van a cerrar una escuela siento que personalmente me han dado una bofetada en la cara”, dijo Otero. “Es bastante difícil para los maestros trabajar con alumnos y familias en los barrios pobres y no es justo que ahora pierdan el único lugar donde se sienten seguros”, dijo Otero. “Es desmoralizante para todos”.
Otero dijo que hay 20 alumnos por salón en los suburbios pero en las escuelas uno encuentra 30 o más en cada aula. Y cuando esa cifra baja dicen que la escuela carece de estudiantes dijo Otero. “Nuestros muchachos necesitan un trato igual, preparación de calidad, y la mejor atención, y aulas menos poblados son beneficiosos para todos”, dijo. “Participe y vaya a su escuela y entérese lo que es que sucede y como usted puede ayudar”, dijo Otero. “Padres de familia, maestros, alumnos y la comunidad deben colaborar para rescatar a nuestras escuelas públicas porque la preparación escolar es un derecho”.
Jackson Potter es un profesor de historia, activo en el sindicato y un líder del Grupo de Base de Educadores en el sindicato. “Los integrantes de la Junta de Educación son cobardes a quienes no les importa para nada la gente que están afectando con sus decisiones”, dijo. “No están cerrando las escuelas porque fracasan. Intentan deshacerse de ellas porque están de venta”, agregó. “Son comerciantes, integrantes de las mesas directivas de las corporaciones y les importan más las ganancias y la privatización que a la tarea de mejorar la educación pública y las vidas humanas”.
Potter y otros participantes en la reunión instan a la gente a que llamen a sus representantes estatales para decirles que deben votar a favor del proyecto de ley en la legislatura de Illinois HR 363, auspiciada por la representante Cynthia Soto (Distrito 4) que pretende imponer una moratoria sobre el cierre y fusión de escuelas. El proyecto de ley cuenta con el apoyo de más de 20 legisladores estatales y acaba de ser aprobado por un comité legislativo con un voto de 20 a 9. Requiere que se nombre un equipo de expertos para examinar los casos en los cuales la junta pretende cerrar escuelas, y que este equipo evalúe propuestas hechas por funcionarios de las escuelas. Este paso ayudará a un plan para toda la ciudad que debe incluir un proceso democrático con participación y supervisión de parte de la comunidad.
Para Kristen Snyder, una estudiante universitaria, el alcalde debe enfocar su atención en la mejor manera de proveer fondos para las escuelas en lugar de la proyectada Olimpiada de Chicago. Chicago está en la lista corta de posibles lugares para las Olimpiadas del 2016. “Es lamentable que estamos invirtiendo nuestros recursos en la Olimpiadas que va a suceder en varios años y no en nuestras escuelas que necesitamos tanto hoy en día. ¿Qué va a pasarles a los estudiantes de bajos ingresos que no puede pagar la colegiatura de las escuelas particulares?”, preguntó. “Cerrar escuelas, despedir a maestros buenos y desalojar a los alumnos no es ninguna solución”, dijo Snyder.
Con referencia de las seis escuelas rescatadas por la movilización de maestros y padres de familia, Potter dijo “Estas agrupaciones fueron los baluartes del movimiento y su voz y su presencia asustó a la junta”.
Muchas personas que asistieron al mitin, inclusive Jesse Sharky, un maestro de estudios sociales en la Secundaria Senn, se expresaron contentos con que la junta había decidido no cerrar a seis de las escuelas. “Nos anima eso, pues muestra el hecho de que, si las comunidades se juntan y se unen para protestar, realmente da resultados”, dijo.
Luchan por mantener escuelas abiertas