Editorial

El fin de un año y principio de uno nuevo es siempre motivo para evaluar el pasado y planear lo nuevo o le que tenemos que hacer para mejorar el futuro. Usualmente mencionamos el año anterior y el actual. Hoy nosotros no hablamos del 2008, sino del 2009. Consideramos que el 2008 tiene que sentar las bases para mejorar empezando con el 2009.

Hace dos años con la elección de un nuevo Congreso en donde se derrotó el control de la derecha del Partido Republicano se pensaba que hubieran cambios. Los demócratas fueron elegidos por una mayoría popular que quería, y todavía quiere, en primer lugar, un fin a la guerra y ocupación de Irak, una verdadera reforma de la política migratoria, la resolución de la crisis de falta de seguro médico para una vasta parte del país, y, entre otras cuestiones, la reforma de leyes laborales para asegurar que el deseo de los obreros organizar un sindicato tenga vigencia.

Las esperanzas del pueblo no tuvieron fruto, en parte por no tener una mayoría progresista. Esta situación existe porque, en parte, hay un sector de legisladores demócratas que son más centristas y apoyan solo parte de un programa mínimo progresista. Estos, con los republicanos, han frustrado los deseos del pueblo.

Y quizás el obstáculo más grande la absoluta intransigencia del presidente Bush en no aceptar la más mínima legislación contraria a su política que ya ha sido rechazada por el pueblo a través de las urnas y en las manifestaciones callejeras.

Por eso, para hacer los cambios necesarios en el 2009 necesitamos luchar en el 2008. Tenemos que sacar el voto más amplio para los candidatos que más se oponen a la política derechista de las corporaciones y sus compinches de gobierno.

Tenemos que seguir y ampliar la manifestaciones para que no piensen que el pueblo está dormido.

Es verdad que un cambio en el gobierno actual no nos consigue el mundo mejor que es posible que anhelamos aquí en Nuestro Mundo. Pero sí es un paso adelante a cambiar el balance de las fuerzas para mejor luchar por ese mundo.