Es verdad que la venida de carros eléctricos no es necesariamente una bendición para el ambiente si significa cambiar simplemente nuestra dependencia en un hidrocarburo-el petróleo, del cuál se destila la gasolina-por una fuente de energía aun más sucia: el carbón, que se quema para crear electricidad.
La minería de carbón es un proceso feo y ambientalmente destructivo. Y, según la Agencia de Protección del Medio Ambiente de EEUU (EPA) quemando la sustancia en centrales eléctricas envía unas 48 toneladas de mercurio-una neurotoxina conocida-al aire y el agua de los norteamericanos todos los años (cifras de 1999, el último año en que los datos están disponibles). Además, la quema de carbón contribuye aproximadamente 40 por ciento de las emisiones totales de bióxido de carbono en EEUU. La Academia Nacional de Ciencias (NAS) estima que la minería del carbón y la quema del mismo causan $62 mil millones de dólares de daño ambiental todos los años solamente en los EEUU, sin mencionar su impacto profundo en nuestra salud.
Más de la mitad de toda la electricidad de EEUU es derivada del carbón, aunque se estima que la cifra está alrededor del 70 por ciento en China. En cuanto a Europa, el Reino Unido consigue más de la tercera parte de su electricidad del carbón, mientras que Italia planea doblar su consumo de carbón en la producción de electricidad dentro de cinco años para cubrir un 33 por ciento de sus propias necesidades de electricidad. Varios otros países en Europa, donde el sentimiento verde corre profundo pero la economía todavía lleva la batuta, también almacenan carbón y construyen más centrales eléctricas para quemarlo ante una sed creciente de electricidad barata y abundante.
Complicando esta tendencia, se ven docenas de carros eléctricos y enchufables híbridos en desarrollo por los fabricantes de coches del mundo. Es lógico por lo tanto que, a menos que comencemos a usar cantidades significativas de electricidad de fuentes renovables (solar, viento, etc.), las plantas que queman carbón no sólo continuarán pero podrán aumentar realmente sus descargas de mercurio, bióxido de carbono y otras toxinas debido al número más alto de automóviles eléctricos en los caminos.
Algunos analistas esperan que la capacidad existente de electricidad en EEUU pueda ser suficiente para alimentar los carros eléctricos de América en el futuro próximo, pero no se debe excluir la posibilidad de nuevas plantas de carbón (ni nuevas centrales nucleares) viniendo en línea para llenar el vacío si nosotros no nos apuramos para proveer fuentes alternas de energía eléctrica. Y aunque los defensores de la energía eficiente creen que podemos ir muy lejos haciendo nuestras redes eléctricas más "listas" usando tecnologías de vigilancia que pueden repartir la electricidad cuando esté más abundante y barata (generalmente en el medio de la noche), otros dudan que exista la capacidad para manejar la carga colocada en aún una red de distribución inteligente "lista".
Los ecologistas-así como muchos políticos y los responsables de formular política-mantienen que la único solución viable y a largo plazo es de apurar el desarrollo de fuentes renovables de energía. No hace mucho tiempo, el concepto de un carro totalmente eléctrico y cargado por energía solar o alguna otra forma de energía renovable limpia era casi un sueño imposible. Hoy, sin embargo, tal noción está dentro del reino de lo posible, pero sólo si todos ponen de su parte para demandar que nuestras empresas de electricidad pongan más energía "verde" en línea.
Contactos: EPA/mercury emissions; www.epa.gov/ttn/atw/utility/hgwhitepaperfinal.pdf.
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