Nuevo rumbo en Afghanistan

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Al aproximarse el noveno aniversario de la Guerra en Afganistán, la guerra está fracasando, las bajas entre las fuerzas de la OTAN y los civiles afganos están aumentando; el apoyo de los estadounidenses por el conflicto está en su nivel más bajo que nunca. Estas tendencias encuentran cada vez más reflección en el Congreso. Ya es la hora de un nuevo rumbo tanto en Afganistán como en la política exterior de los EE.UU. en general.

Dos encuestas realizadas a mediados de agosto muestran el grado de apoyo de los estadounidenses por la guerra a un nivel histórico mínimo. La Associated Press encontró que el apoyo público alcanza solo el 38 por ciento, por debajo del 46 por ciento de marzo, mientras que el 58 por ciento dijo que se oponían a la participación de EEUU en el conflicto. Menos de uno en cada cinco piensa que la situación en Afganistán mejorará el próximo año, mientras que el 29 por ciento piensa que empeorará.

Una encuesta de CNN pone la oposición al conflicto incluso a un grado más elevado, el 62 por ciento, frente al 56 por ciento en el mes de mayo.

Pero al mismo tiempo, un complicado baile está tomando lugar en los altos niveles de toma de decisiones, con el nuevo comandante de EE. UU. en Afganistán el general David Petraeus, diciendo que la fecha límite del Presidente Obama, fijo para julio de 2011 para comenzar a retirar las tropas de Afganistán no es "la fecha en que las fuerzas estadounidenses comenzarán un éxodo," y la Casa Blanca reitera que la fecha "no es negociable". Al mismo tiempo, la administración no ha fijado ningún calendario para completar la retirada.

La BBC citó recientemente a Petraeus diciendo que el próximo mes de julio será cuando "algunas tareas" pasarán a "algunas fuerzas afganas en las zonas en donde las condiciones lo permitan". El secretario de defensa, Robert Gates, también dijo que la retirada "será de un número bastante limitado" de tropas. Se dice que otros oficiales están presionando por más tiempo, argumentando que a pesar de la larga duración de la guerra, los esfuerzos de la contrainsurgencia apenas han comenzado a entrar en vigor más o menos durante el último año.

En una entrevista con Spencer Ackerman en "Sala de Peligro", en wired.com, Petraeus elaboró un proceso de "adelgazamiento" de las tropas en las zonas más estables, para reinvertirlas en lugares menos seguros. Pocas brigadas de combate podrían regresar en realidad a los EE. UU., dijo, pero la retirada de más de los 30.000 soldados que participan en la operación contrainsurgente dependerá del escenario de seguridad en ese momento.

Se añaden dudas sobre los planes de retirada de los militares informes sobre expansiones de tres bases aéreas a una costa de $100 millones cada una, ninguna de las cuales se espera completarse hasta la segunda mitad del 2011. Según el Washington Post, todas están destinadas a ser utilizadas por EEUU, no por las fuerzas afganas. En general, dice el informe, hay peticiones en el Congreso por un aumento a los fondos fiscales en la cantidad de 1,3 mil millones para la construcción de instalaciones militares en Afganistán en el curso de varios años.

Una pesada nube de duda se cierne sobre las afirmaciones de los militares y sobre futuras proyecciones de éxito. El bloguero de Firedoglake, Derrik Crowe, citó recientemente a una organización no gubernamental de seguridad afgana (ANSO) diciendo que nueve provincias afganas están experimentando más ataques diarios desde el comienzo de la última oleada de combates, mientras que sólo una está experimentando menos ataques. ANSO dice que la provincia sureña de Helmand, sitio de la fallida ofensiva Maryah a principios de este año, vio aumentar los ataques insurgentes a 820 en el segundo trimestre de éste año, frente a 257 en el mismo período del año pasado.

Crowe también cita las cifras de la Misión de Asistencia de las Naciones Unidas en Afganistán, figuras que muestran que los asesinatos talibanes se han duplicados en los cuatro primeros meses del 2010, en comparación con el período del 2009.

La ofensiva de principios de año en la ciudad sureña de Maryah fracasó, y una ofensiva de mayor envergadura prevista en la provincia de Kandahar ha sido pospuesta. Estas tendencias, y las trágicas y reiteradas matanzas de civiles inocentes durante las redadas, han sido corroboradas en reportes que emergen de la inmensa cantidad de documentos clasificados divulgados por Wikileaks durante el último mes.

Todos estos factores, el desgaste enorme de vidas y tesoro, el deterioro de la situación militar, y el correspondiente aumento de oposición popular, están conduciendo a un cambio profundo de punto de vista y votos en el Congreso. En julio, 114 integrantes de la Cámara de Representantes, entre ellos 102 demócratas y 12 republicanos, votaron en contra de un proyecto de ley de 59 mil millones de dólares suplementarios para financiar las guerras, más de la mitad de los cuales para la guerra de Afganistán. El año pasado apenas 32 demócratas se opusieron a un proyecto de ley similar. En mayo, 18 senadores votaron por una enmienda ofrecida por el senador Russ Feingold, Demócrata por Wisconsin, pidiendo un calendario bien definido de retirada.

El presidente Obama planea una nueva revisión de la situación en diciembre. Esto podría abrir el camino para un cambio importante de rumbo, con un calendario para la pronta retirada de las tropas y un énfasis en proveer ayuda al desarrollo civil de Afganistán a través de organismos internacionales como la ONU, mientras que se desarrollen negociaciones por la paz y la estabilidad regional dentro de Afganistán y con sus vecinos.

Este muy necesario primer paso podría ser el primer paso de una nueva y más profunda reorientación a la política internacional de EEUU, lejos de los esfuerzos, tanto abiertos que encubiertos, por la dominación militar, una búsqueda de cooperación internacional y asistencia mutua.

De esta manera podemos poner nuestro tesoro nacional, tanto humano como monetario, al servicio de las necesidades humanas, tanto en el ámbito doméstico que alrededor del mundo.

mbechtel@peoplesworld.org

Foto: Los soldados regresar después de una misión de asalto aéreo en la provincia de Zabul de Afganistán, 15 de octubre 2009.  (Spc. Tia P. Sokimson/CC)