Obreros de Smithfield siguen luchando

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La compañía Smithfield Packing emplea a 5.500 obreros que matan y empacan la carne de 32.000 puercos diario en una gran planta en el pueblo de Tar Heel que queda 80 millas al sur de Raleigh, Carolina del Norte. Esta planta se ha convertido en un punto de partida para el movimiento obrero del país igual que para los grupos de derechos civiles, de inmigrantes, comunitarios y de derechos humanos que buscan un fin a la injusticia.

El movimiento está peleando para poner fin a las lesiones y hasta muertes que sufren lo obreros en la planta. Aunque en si, matar a animales es trabajo peligroso, las cadenas de montaje rápidas de producción, pisos sucios en el matadero y la falta de entrenamiento lo hace uno de los sitios más peligrosos para trabajar en Estados Unidos.

De acuerdo al departamento del Trabajo, por lo menos uno de cada tres obreros de Smithfield sufre de una lesión o enfermedad causada por el trabajo cada año desde la apertura de la planta en el 1992. Estas cifras no muestra toda la gravedad del problema visto que la compañía ha sido citada por despedir a obreros que reportan lesiones. Aun así la tasa de lesiones para los obreros de Smithfield es hasta 35 veces más alta que en otras plantas.

A pesar de esto Smithfield se ha negado a reducir la velocidad de las cadenas de montaje o comprar el equipo de seguridad apropiado para los obreros porque esto reduce el ingreso de la compañía.

En un informe sobre la explotación del obrero por la industria cárnica, titulado “ Blood, Sweat and Fear: Workers’ Rights in U.S. Meat and Poultry Plants” [Sangre, Sudor y Temor: Derechos Laborales en las Plantas de Carne y Aves de EEUU], el grupo Human Rights Watch dice, “Estas violaciones sistemáticas de los Derechos Humanos están incrustadas en el empleo en Smithfield”.

La compañía muchas veces despiden a los obreros si tienen que tomar tiempo libre para presentar un reclamo al seguro o por lesiones en el trabajo. Esto le pasó a Jim Adams, un obrero afronorteamericano que ahora está permanentemente incapacitado y no puede usar su mano izquierda.

“Te quieren si estás saludable y trabajas como un perro”, él dijo, “pero en el momento que te lesionas eres basura. Cuidado si te lesionas. Ellos buscarán la manera de deshacersen de ti antes de que lo reporte. Buscarán la razón para despedirte o ponerte en un trabajo peor como en la cámara frigorífica o cambiar tu turno para que abandone el trabajo. Por eso mucha gente no reportan sus heridas, sino que trabajan con el dolor”.

Smithfield es experto en la explotación de la mano de obra inmigrante.

Como muchas de las empacadoras de carne sin representación sindical, la compañía aparentemente atrae a inmigrantes lejos de sus hogares con falsas promesas de buenos empleos.

Rosa, obrera en Tar Heel desde 2001, le explicó a Nuestro Mundo que ella y su esposo, se montaron en una autobús cerca de la fronter con Méjico y los trajeron a un asilo de desamparados en Carolina del Norte. Ella dijo saber de otros que los llevaron de forma similar a plantas en Minnesota.

En junio del 2006 la compañía se unió voluntariamente al programa de ICE (Inmigración y Aduanas) entre el gobierno y patronos. Cientos de los latinos en Smithfield vieron a esto como una advertencia que no sigan apoyando a su sindicato.

Cuatro-cientos obreros latinos salieron en huelga como protesta. Por lo menos 100 afronorteamericanos y 50 blancos se unieron a ellos.

En enero 2007 cuando los obreros afronorteamericanos cesaron trabajar en el natalicio de Martin Luther King, 100 latinos y 50 blancos se unieron a ellos.

Unos días después agentes de Inmigración arrestaron a 21 obreros dentro de la planta.

El esposo de Rosa estaba entre los detenidos en esa redada. Él fue deportado y ella se queda cn EEUU con tres niños nacidos aquí.

Los obreros en Tar Heel perdieron un voto a favor de ser representado por el sindicato por un margen estrecho, pero un tribunal federal falló que Smithfield había usado tácticas ilícitas y el voto era inválido.

El pasado 6 de agosto 500 obreros hicieron un paro después que la administración se negó reunirse con ellos sobre la cuestión de acceso a agua potable mientras la temperatura en Tar Hill subía a 100 grados. Cuando llegó el agua, cuatro horas después, estaba contaminada con excremento y sangre de animal.

Dennis Pittman, director de relaciones públicas de Smithfield, dijo que la compañía no se reunió con los obreros porque “es la política de la compañía de juntarse solo con un obrero a la vez”.

El próximo día despidieron al obrero José Figueroa. Pittman dijo que era por estar cuatro minutos tarde, pero el sindicato dice que fue por sus actividades sindicales. Figueroa jugó un papel de liderazgo en todos los ceses de trabajo.

La lucha por justicia en Smithfield ha tenido éxitos. Las ciudades de Boston y Cambridge en Massachusetts han suspendido todo uso de productos de Smithfield y están pidiendo a los supermercados que no los vendan.