Ocho días en Líbano: Segunda de dos partes

Segunda de dos partes

Los trabajadores, presentes

La situación en Beirut me hizo pensar en el 11 de septiembre en la ciudad de Nueva York. El gobierno se encontraba paralizado pero el pueblo, comenzando con el movimiento sindical, respondió. Y por medio de sus esfuerzos al gobierno se le obligó a responder a las necesidades urgentes de alimentos, saneamiento y cuidado médico.

La unión de trabajadores libaneses de la construcción llamó a sus integrantes a ponerse de voluntarios para ayudar en los esfuerzos de búsqueda y rescate. Prestaron sus equipos pesados las empresas de construcción. Cuando pasó la masacre de civiles libaneses en Qana, la unión anunció en la radio que sus integrantes en el área debían prestar ayuda. Y así lo hicieron.

Dos días después, la sede de dos cuartos del sindicato fue bombardeada por los Israelíes. Muchos vieron a esto como acta de retaliación directa.

Tuve una reunión con el secretario general de la federación laboral, que es también presidente de este sindicato de trabajadores de la construcción. Me dijo él que a comienzos de la guerra los trabajadores fueron obligados por las compañías a tomar sus vacaciones. Antes de la guerra la tasa de desempleo andaba alrededor del 25 por ciento, con grandes números de “trabajadores contratados”, inmigrantes del sur de Asia trabajando en los peores pagados de los sectores no sindicalizados.

Una gran tienda francés de departamentos anunció que dejarían cesantes a trabajadores, utilizando a la guerra como excusa. También le dieron de baja a maestros. Los trabajadores que sí trabajaban tiempo completo fueron los de la industria banquera. Hubieron protestas contra estos intentos por hacer a los trabajadores pagar por el desastre de guerra.



Toman la iniciativa los comunistas

Los comunistas en el movimiento sindical y los movimientos de las mujeres estaban dirigiendo el trabajo de responder a la crisis. Los jóvenes comunistas, la Unión de Juventud Democrática, administraba un campamento de más de 600 personas desplazadas, el más grande de Beirut. Pasé un día con ellos, conociendo a estas familias y platicando con ellas.

La iniciativa del partido fue la de organizar movimientos para responder ampliamente a la guerra sin referencia a clases, y también ayudaba a iniciar una actividad contra la guerra que reunió a organizaciones de mujeres, de la juventud, ecologistas y grupos de auxilio humanitario.

Fueron erigidos piedras sepulcrales marcando las muertes del mes pasado en la Plaza de los Mártires. Tuvieron una vigilia a luz de velas y una manifestación por la paz en el centro de Beirut. Movilizaron a la gente desplazada a participar. Asistieron más de mil personas de todas las comunidades religiosas, sentadas con fotos de sus seres queridos o aplicando sus nombres a las piedras.

Exigió esta acción un programa por la paz de siete puntos. El programa de siete puntos llamó por un cese de fuego inmediato e incondicional; el intercambio de presos; el avance del ejército libanés hacia el sur después de la retirada israelí; una expansión de las fuerzas de paz de la ONU; negociaciones para el regreso de las Granjas de Shaba; y la continuación de las negociaciones con Hezbolá por un Acuerdo Nacional, interrumpidas por la guerra.

La manifestación alrededor de estos siete puntos era el comienzo de un movimiento de lucha por la democracia y la paz en la época pos guerra.



Impacto sobre el movimiento norteamericano por la paz

Aunque un 85 por ciento del pueblo norteamericano cree que fue una equivocación la guerra en Irak, estos números no se trasladan a una oposición similar al ataque israelí contra Líbano. Muchos no entienden el papel norteamericano en la región. Muchos que se han vuelto en contra de la guerra en Irak no conocen la historia del área. Pero sí hubo una reacción a la crisis humanitaria increíble en Líbano y muchos se unieron a la oposición mundial a los esfuerzos del gobierno Bush para bloquear un cese de fuego.

El movimiento por la paz en EEUU tiene que desenmascarar el papel del tráfico de armas norteamericano por todo el mundo, pero en especial a Israel, incluso y muy importante los materiales nucleares. El uso de bombas antipersonales de fabricación norteamericana por parte de Israel provocó una investigación del departamento de Estado tocante a un acuerdo secreto sobre su uso. Líbano se enfrenta a una crisis a largo plazo por las municiones no explotadas que siguen matando e hiriendo a civiles, especialmente a los niños.

El movimiento por la paz puede hacer público el impacto negativo que ha tenido para el pueblo de Israel y su lucha por la coexistencia pacífica en la región la política de armar a Israel. Hay mucho debate entre los israelíes sobre la dirección política de su gobierno; una lucha entre la derecha y la ultraderecha. Pero la izquierda y el Partido Comunista de Israel ven a este momento como oportuno para cambiar el debate a la necesidad urgente de negociar una solución a todas las cuestiones aun no resueltas relacionadas con Palestina y las fronteras.

Podemos hacer más para popularizar la situación en Israel y la lucha por la paz. Durante un mes de guerra más de cien manifestaciones por la paz tomaron lugar, dos de estas en Tel Aviv con miles de manifestantes.

Israel acaba de comprar dos submarinos con capacidad nuclear que no solo fortifican su capacidad de lanzar un primer golpe, sino también aseguran su capacidad de segundo golpe. Se sospecha que Israel tiene la sexta reserva más grande de armas nucleares en el mundo, aunque “oficialmente” no se reconocen a las armas nucleares israelíes.

Las acciones del gobierno de Bush en medio de una situación política regional inestable, junto con las acciones provocativas del gobierno Iraní, pueden provocar el espiral de una carrera peligrosa de armas nucleares.

El movimiento norteamericano por la paz se encuentra, de cierta manera, en unos de estos momentos claves cuando resulta posible ampliar las bases del movimiento extendiendo la oposición popular a la guerra en Irak a un impacto más fuerte y a más largo plazo sobre la política extranjera norteamericana por competo. El movimiento por la paz tiene que hacer más para hacer las conexiones entre la guerra en Irak y el papel norteamericano en el Medio Oriente. Esto también exige canalizar las energías por la paz a las elecciones de 2006 y a la arena legislativa.

Todas las revelaciones del manejo y dirección de las acciones militares unilaterales del gobierno de Bush por parte de los neoconservadores y de una estrategia activa de primer golpe deben ser parte de una movilización para derrotar a la derecha en las elecciones de 2006.