Una huelga general convocada por los sindicatos laborales portugueses contra medidas de austeridad impuestas por el capital financiero internacional dejó cerrado a Portugal el jueves pasado.
La huelga del 24 de noviembre fue convocada por la mayor federación sindical portuguesa, la Confederación General de Trabajadores Portugueses (CGTP-IN), grupo que está cerca del Partido Comunista Portugués. Fue apoyado por la Unión General de Trabajadores (UGT), afiliada con los socialistas, y por muchas otras organizaciones cívicas y laborales. Resultó especialmente efectivo en parar el sistema de transporte y cerrar las oficinas gubernamentales, pero también extendió a la industria básica y otras áreas de la economía.
La huelga fue una respuesta a los esfuerzos constantes orquestados por el gobierno derechista del Primer Ministro Pedro Passos Coelho para intensificar las medidas de austeridad que han sido impuestas a Portugal por el Banco Central Europeo, la Comisión Europea y el Fondo Monetario Internacional en cambio por extensiones adicionales de crédito a este sufrido país.
Llegan las medidas tras privatizaciones, despedidas y recortes a salarios y pensiones, acciones ya impuestos por José Sócrates, antecedente de Passos Coelho como primer ministro, cuyo Partido Socialista sufrió una dura derrota a manos de los conservadores en las elecciones de junio de 2011 gracias al repudio popular a las medidas. Las nuevas medidas de austeridad tienen un efecto especial en estos momentos porque incluyen a un impuesto de 50 por ciento a los aguinaldos navideños tradicionales a los trabajadores portugueses. Y esto viene por encima de una situación ya desesperada con un 12,4 por ciento de desempleo y el peso de una deuda nacional del 100 por ciento del producto nacional bruto.
Portugal forma parte de un grupo de países calificados como los PIIGS [cerdos, en inglés]: Portugal, Italia, Irlanda, Grecia y España [Spain, en inglés], países que están experimentando graves problemas provocados por la crisis mundial financiera y económica. Irlanda, Portugal y Grecia, con 4, 10 y 11 millones de habitantes respectivamente, son economías suficientemente grandes como que la posibilidad de su fallo de miedo a toda la Unión Europea y la zona del Euro.
El capital financiero internacional, los bancos europeos y los gobiernos de los más ricos países europeos han estado exigiendo la acción para reducir déficits como condición para más ayuda. Han respondido los gobiernos de los PIIGS con recortar sus sistemas de bienestar social, descansarles a millones de trabajadores, recortar salarios y pensiones, privatizar empresas estatales y destripar protecciones laborales.
La izquierda comunista y aliados en cada país, junta con las principales organizaciones laborales y cívicas han reaccionado a esto con protestas masivas y huelgas. Hay manifestaciones casi continuas en Grecia, en donde el gobierno del Partido Socialista Panhelénico (PASOK, por sus siglas en griego) del ex primer ministro George Papandreou ha sido reemplazado, bajo presión de acreedores internacionales, por una coalición tripartidaria que incluye a PASOK, el Partido Neodemócrata derechista, y el Rally Popular Ortodoxo (LAOS, por sus siglas en griego) ultraderechista. También ha habido una serie de manifestaciones en España, y se están armando manifestaciones masivas en Italia, en donde el primer ministro ultraderechista Silvio Berlusconi fue obligado a renunciar por fin el 12 de noviembre.
Han impuesto austeridad no solamente los gobiernos de derecha, pero también los partidos socialdemócratas y socialistas del "Segundo Internacional" gobernantes en Grecia, Portugal y España, esto a pesar del hecho de que ha enajenado a sus bases sociales de clase trabajadora profesional e industrial. Esto ha provocado una caída del poder por parte de los socialdemócratas en todos estos países: en España y Portugal por derrotas electorales y en Grecia por un acuerdo de coacción con la derecha y la ultraderecha.
En contraste, los partidos comunistas se han mantenido firmes contra las medidas de austeridad, llamando más bien por impuestos a los ricos y cambios drásticos en la participación de sus países respectivos en la Unión Europea y la zona del Euro en vez de balancear sus presupuestos nacionales a espaldas de los trabajadores. Sin embargo, la fuerza electoral de los comunistas y sus aliados todavía no es suficiente como para dejarlos ocupar el espacio político abierto por la caída de los socialdemócratas, y por eso la derecha ha logrado avanzar electoralmente en Portugal y España. Pero el programa de la derecha es más austeridad, y queda claro que esta medida no será aceptada por el pueblo trabajador.
Y ahora dos agencias importantes de calificación de créditos bursátiles, Moody's y Fitch, han reducido el estatus de la deuda soberana de Portugal a BB+ de BBB-, es decir, al estatus de "bonos chatarra," que quiere decir que a pesar de todo el sufrimiento, será muy difícil para Portugal sacar dinero prestado. De ninguna manera se puede ver la estrategia de austeridad como éxito.
Así que el éxito de la huelga general portuguesa puede presagiar una tendencia aun más a la izquierda. Así lo cree Jerónimo de Silva, secretario general del Partido Comunista Portugués, diciendo que "La lucha adelante será aun más exigente, pero la fuerza y la determinación mostrada en esta huelga da confianza de que no solo es necesario, pero también posible materializar una política patriótica e izquierdista que pueda contribuir a salvar a la nación del camino del desastre que ellos (el capital monopólico y la derecha) nos quieren imponer".
Foto: Un poster del Partido Comunista Portugués llamando por una huelga general, en una Plaza Rossio (plaza principal de Lisboa) casi desierta el 24 de noviembre, durante una huelga general convocada por sindicatos laborales para protestar contra medidas de austeridad ligadas a un rescate internacional de 78 mil millones de euros (US$104 mil millones). (Armando Franca/AP)