Existe una ardua discusión en círculos progresistas de izquierda acerca de la concesión con respecto a la extensión del recorte de impuestos (y el seguro de desempleo), y acerca de cómo avanzar después del retraso sufrido en las elecciones de 2010. Activistas y votantes progresistas de izquierda han jugado un papel muy importante en la lucha contra la ultraderecha. Pienso que la mayoría de la izquierda entiende que el mayor peligro a la democracia y al progreso proviene de la extrema derecha, del partido republicano, del "Tea Party" y de sus patrocinadores corporativos tan pudientes.
El Partido Comunista no siempre se encuentra de acuerdo con nuestros aliados liberales, pero seguimos abogando por la unidad, seguimos buscando tácticas que mantengan una coalición laboral para la gente, que sigan avanzando el movimiento por el cambio.
Desde mi punto de vista, ya hay demasiada gente alegando que la concesión con la propuesta de ley de impuestos es "la gota que derramó el vaso" y "estamos hartos de Obama". Este punto de vista subraya las extensiones de los recortes de impuestos para los ricos pero ignora las concesiones que tuvieron que hacer los Republicanos a la clase trabajadora. El hecho es que si la propuesta de ley se hubiera rechazado, el resultado hubiera sido él que varios millones de trabajadores de bajos recursos hubieran perdido todos sus ingresos. Y de colmo, los impuestos habrían ido a la alza para la clase trabajadora.
Y los republicanos aún seguirían haciendo de las suyas en el próximo Congreso, solo que con nuevos poderes.
Estoy completamente de acuerdo con que está mal seguirles dando recortes de impuestos a los multimillonarios. Es como recompensar a los malhechores por sus crímenes. Pero esta no es la historia completa.
En mi opinión, para poder ganar hace falta una estrategia basada en el mundo real; en los hechos y no en sentimientos subjetivos que todos compartimos en este momento. Los que pueden hacer cambios reales no deben dejar que estos sentimientos sean la guía de cómo seguir adelante. Si queremos ganar más derechos económicos y democráticos para la clase trabajadora, para las minorías, las mujeres, los jóvenes, etc., es contraproducente utilizar esta extensión del recorte de impuestos como excusa para "romper" con Obama. (Tengo que agregar que hay algunas voces que buscan esta ruptura que no estuvieron nunca con la coalición para elegir a Obama).
Lo que está en juego para nuestro país y para el mundo es demasiado grande como para cualquier ruptura, o para tácticas en las que la izquierda lo hace sin ayuda alguna. Las teorías que proponen que "mientras peores sean las cosas, mejor es la oportunidad para un cambio progresista" resultan demasiado simplistas. El problema es más complicado.
La crisis económica es profunda, y millones de trabajadores sufren. Los hechos son que las políticas republicanas han empeorado esta crisis mientras lograban las mayores ganancias en las últimas elecciones.
Exige el momento actual una estrategia y unas tácticas que traigan victorias; victorias sobre las cuales podamos construir. Victorias que mejoren las condiciones de vida y que no crean más sufrimiento. La gente trabajadora y racialmente oprimida ya ha sufrido bastante.
Todos entendemos que estar a cargo de una campaña electoral y estar a cargo de un país son dos cosas totalmente distintas. Desde mi punto de vista, decenas de millones de familias de clase trabajadora han sido ayudadas por las políticas y las victorias legislativas de la administración Obama, tal vez más que cualquier otro presidente en la historia si se toma en cuenta el corto tiempo y los desafíos a los que se ha enfrentado. Hay mucho más por hacer, pero esta lucha es un maratón y no una carrera corta.
Dicen los comunistas que a pesar de no estar de acuerdo con el presidente en muchos puntos, él ya ha implementado muchas de sus promesas de campaña. Investigadores progresistas que rastrean este tipo de información lo dan muy buenas notas.
Un problema bastante significativo que el presidente y otros han tenido que enfrentar ha sido que mientras los demócratas tenían la mayoría en ambas cámaras del Congreso, no tenían la mayoría necesaria en el Senado como para detener al obstruccionismo. En varias ocasiones los congresistas demócratas no estaban lo suficientemente unidos como para ganar. Fue una coalición bastante frágil.
Nancy Pelosi y los líderes demócratas progresistas hicieron una labor heroica desde el 2006 al 2010. Pasaron 290 propuestas de ley en la Cámara de Representantes que el Senado no tomó en cuenta. Iban estas desde propuestas acerca de energía limpia hasta la propuesta conocida como "Dream Act" [propuesta de ley ofreciendo un camino hacia la ciudadanía para inmigrantes llevados a EEUU como menores de edad]. La oposición derechista a estas propuestas y a Obama ha sido despiadada, sin principios, bien financiada y muy bien organizada.
En mi tiempo jamás he visto a ningún presidente tan sujeto a ataques personales tan despiadados. El nivel de racismo y de noticias amarillistas, incluyendo amenazas violentas, no tiene precedente.
¿Qué es lo que se logra cuando algunos de izquierda hacen causa común con los de derecha, proclamando que Obama es un mentiroso que ha engañado a los votantes, y peor aún, que se parece a Bush?
Díganlo, pues, a todos esos trabajadores que ya tienen posibilidades de poner comida en la mesa y mantener sus empleos y hogares gracias a las leyes propuestas y aprobadas por Obama y por los demócratas en el Congreso.
Si ese fuera el caso, que Obama sea igual a Bush, ¿cómo se explica el hecho de que esos derechistas multimillonarios están subvencionando al tal llamado "Tea Party" y a muchos otros movimientos más contra Obama? Para estos seguidores de Bush, Obama es el demonio encarnado.
Algunos de izquierda ven a cualquier transigencia con la derecha como señal de debilidad, en lugar de un verdadero balance de poder entre los republicanos unidos y los demócratas divididos.
Creo que Obama pudiera haber luchado mejor en varias ocasiones, pero también creo que cuando el racismo caía como lluvia ácida contaminando el ambiente y manchando la tela moral y política de la nación, la izquierda ni respondió. He oído muchas veces a la gente decir que fue culpa de Obama por no responder a los ataques. Pero el movimiento pudo haberlos contestado. Culparle a Obama es hacer parecer que los ataques sean admisibles. ¿Acaso es esa una propuesta con principios? Para mi es una forma de capitulación a la derecha extrema y al racismo.
Es importante notar que si los resultados del 2 de noviembre hubieran sido más positivos, el movimiento hubiera discutido una ofensiva política para ayudar a la clase trabajadora a sobrevivir esta horrible crisis creando nuevos empleos ecológicos y terminando las guerras y los ataques contra los inmigrantes.
El ataque racista de la derecha hizo más que movilizarlos; también inmovilizó y desmoralizó a los votantes demócratas. Algunos votantes democráticos y progresistas pasaron de ver a Obama como el Mesías a verlo como el demonio. Ninguno de estos dos extremos es el punto de vista correcto.
Para los progresistas, abrazar una estrategia contra Obama es autodestructivo. ¿Cómo podríamos distinguirnos del Senador Mitch McConnell y de los Republicanos, cuyo objetivo principal es derrocar a Obama?
El próximo presidente o será Obama, o algún Republicano de la derecha. Por ahora, esa es la dura realidad. Si toman control los Republicanos una vez más de las tres ramas del gobierno, esto pondría a la defensiva a la gran mayoría de la gente que lucha por derechos económicos y democráticos. No darse cuenta de esto es no tener conciencia del grado verdadero de peligro que enfrentamos.
Una cosa sí me queda clara: esta lucha no se puede ganar con transformarle a Obama en enemigo. Todos aquellos que buscan a un tercer candidato de izquierda tienen todo derecho de hacerlo, pero a estas alturas no es el camino que nos llevará a la victoria.
El camino hacia la victoria está en la lucha por empleos y cuestiones relacionadas. Queda bien claro que la crisis de desempleo masivo no se va a resolver solamente en las salas del Congreso y en la Casa Blanca. Para lograrlo hace falta un movimiento de los desempleados, un movimiento visible y unido.
Debe haber una ofensiva de dos años de duración para crear empleos en el sector público. En cada ciudad, cada estado y cada pueblo a lo largo y lo ancho del país, ya tenemos que levantar la demanda.
El fin de semana festivo del Dr. Martin Luther King Jr. es la ocasión ideal para lanzar a lo que debe ser una campaña intensiva de dos años a nivel nacional.
El Dr. King luchó por la paz, por los empleos y por la libertad. La cuestión de empleos no es solamente un asunto económico sino también una cuestión moral. Puede ser ligado a otras cuestiones, incluso el bienestar de los niños, la pobreza, los derechos de inmigrantes, la educación, la igualdad racial y de géneros, los gastos militares y la crisis de viviendas.
Un movimiento de base tan amplio así lo dará un gran impulso y construirá una unidad multirracial para las elecciones del 2012. Franklin Roosevelt necesitó de movimientos sociales para llevar a cabo el "Nuevo Trato" (New Deal) de los años 1930, y hoy también, Obama los necesita.
Jarvis Tyner (jtyner at CPUSA dot org) es vicepresidente ejecutivo del Partido Comunista, EE.UU (CPUSA) y miembro desde hace mucho tiempo de la junta nacional del partido.
Como líder del CPUSA, Tyner ha sido un vocero de activos, públicos contra el racismo, el imperialismo y la guerra. Ha escrito numerosos artículos y folletos y aparece en los medios de comunicación, las universidades y en otros lugares públicos la defensa de la paz, la igualdad y la alternativa socialista. En la actualidad reside en la sección de Inwood de Manhattan, NY.