Organizaciones de trabajadores tuvieron motivo de celebrar cuando la Cámara de Representantes este mes votó 224 a 195 en contra de un tratado de libre comercio (TLC) entre Estados Unidos y Colombia, en parte porque hay preocupación entre los legisladores por los asesinatos de sindicalistas colombianos.
El voto desvió el intento del gobierno de Bush de querer usar la “vía rápida” para aprobar el pacto en el Congreso dentro de 90 días. Bajo lo de costumbre cuando se usa la vía rápida, Bush quería que el Congreso solo vote si aprobar la legislación para aprobar pacto y no discutir el acuerdo mismo.
La presidenta de la cámara baja, Nancy Pelosi, propuso cambiar las reglas para no usar la vía rápida y de esa manera no implementar el calendario de 90 días. Dirigentes sindicales aplaudieron la votación mientras que los republicanos notaron con ira que en realidad fue un voto en contra del pacto. Bush dice que el TLC con Colombia es “vital para la seguridad nacional y para proteger la democracia en América Latina”. John Sweeney, presidente de la AFL-CIO, dijo que ni se debe considerar un TLC con Colombia “hasta que paren los asesinatos de sindicalistas colombianos”.
Grupos internacionales de derechos humanos y laborales culpan al gobierno colombiano y los grupos paramilitares derechistas que ellos usan por las muertes de miles de activistas sindicales por que se llevan a cabo por años en ese país sudamericano.
Pelosi insinuó que puede que permita un voto sobre el tratado en el futuro, posiblemente a cambio de que Bush respalde un segundo plan de estímulo económico dirigido a las familias trabajadoras. Los senadores Edward Kenney y Charles Schumer (ambos demócratas de Massachusetts y Nueva York, respectivamente) rechazaron esto diciendo que estaban totalmente opuestos a un TLC con Colombia. Los dos senadores, igual que Pelosi, tomaron parte en una reunión entre líderes del Congreso y dirigentes sindicales cuando se estaba redactando un nuevo plan económico.
“Con la economía de Estados Unidos entrando en un periodo de recesión severa, con un déficit de la balanza comercial de como $2 mil millones diario, y con un nivel de desempleo creciente, lo último que necesitamos es otro tratado de comercio malo con un país que ni puede garantizar que se cumplan sus leyes, mucho menos los derechos humanos básicos para sus trabajadores”, dijo Sweeney en un comunicado de prensa después del voto. “El Congreso debe darle atención a dirigirse a las necesidades urgentes de nuestra economía que está fallando. Y no debe haber ningún voto sobre un Tratado de Libre Comercio entre EEUU y Colombia hasta que Colombia ponga fin a la violencia en contra de los sindicalistas y asegure que estos puedan ejercer sus derechos básicos sin temor”.
La presidenta de Change to Win (Cambiar para Ganar) la otra federación sindical estadounidense, Anna Burger, dijo que ella estaba contenta que Pelosi está resistiendo la presión de la Casa Blanca y afirmando la autoridad del Congreso sobre materia de política comercial. Burger exigió que la Cámara rechace cualquier nuevo acuerdo comercial este año y dijo que se necesita un nuevo “modelo” de comercio justo antes de considerar ningún pacto.
Burger dijo que tomaría años, y no meses, para asegurar que los asesinatos de sindicalistas en Colombia ha parado. “El comercio no es libre de costos”, dijo ella, “cuando matan a miles por luchar por sus derechos en el sitio de trabajo”.
Rechazan TLC con Colombiano