Recortes de aerolínea ponen a riesgo vuelos, dicen trabajadores aéreos

CHICAGO — Una pregunta: ¿quién ordenaría al piloto de un avión 767 repleto de pasajeros y tripulación, que vuele con una de sus llantas rotas?

Repuesta: Glenn Tilton, presidente de United Airlines (UAL).

Aunque Tilton se jactó del “renacimiento” de su aerolínea, antes en bancarrota, en la primera reunión de accionistas desde el 2002, muchos de los mil pilotos, azafatas y mecánicos que protestaron afuera de la reunión del 10 de mayo celebrada en el Museo Field contaron muchos cuentos de horrores como este.

“Estoy enojada porque bajo la bancarrota aceptábamos recortes de un 60 por ciento en sueldos y beneficios de salud y retiro”, dijo Sara Nelson, azafata basada en Washington, D.C. que dejó de hacer piquete por un momento para hablar con Nuestro Mundo.

“Tengo ira porque no conseguimos nada mientras que Tilton aumentó a su propio sueldo y recompensación, de $700.000 a $39 millones al año”, dijo ella.

“Estoy enojada”, continuó, “porque los recortes nos duelen a todos. Me siento mal por tener que servirles a los pasajeros con mal equipo en aviones que están sucios y, muy francamente, peligrosos también”.

Preocupaba a los trabajadores de la aerolínea el franco peligro tanto a las tripulaciones como a los pasajeros .

“Trataron de despedirme el año pasado”, dijo a Nuestro Mundo el mecánico sindicalizado Brian McKeever, “cuando yo traté de no dejar volar a un avión totalmente lleno de pasajeros porque tenía una llanta rajada. El avión no era uno de los que debíamos haber inspeccionado. Tilton implementó reglas de que no debemos inspeccionar a más del 50 por ciento de los aviones antes de partir en vuelo”.

“Reducen esas mismas reglas las inspecciones a mucho menos del 50 por ciento porque él nos dijo que no inspeccionáramos los aviones si no se ha reportado ningún tipo de problema en vuelos anteriores”, dijo. “Antes inspeccionábamos a todo avión por completo antes de partir”.

Notó McKeever que el año pasado la UAL buscó y consiguió una orden judicial para prevenir que el sindicato inspeccionara a más del 50 por ciento de los aviones que partían”.

Posteriormente él fue elegido vicepresidente de la Local 9 del Sindicato de Mecánicos de Aeronaves. “Es ahora la política oficial de sindicato”, declaro él, “rehusar firmar cualquier documento atestigando a la seguridad de cualquier vuelo de UAL. Estábamos acostumbrados a firmar todo vuelo”.

El refirió a Nuestro Mundo a Herbert Hunter, piloto con base en Seattle que había volado ese avión con la llanta rajada.

Hunter, que llevaba un cartel que leía, “La gerencia se alimenta del cuerpo. Los trabajadores reciben las migajas,” dijo, “Somos pilotos bien capacitados y sabemos cómo compensar por las dificultades pero jamás se nos debe pedir que pongamos a riesgo a los pasajeros ni a la tripulación. Este es un asunto de seguridad”.

“Esta compañía sobrevivió la bancarrota porque miles de trabajadores hicieron sacrificios”, dijo él. “El sacrificio de los trabajadores les trajo grandísimas recompensaciones; pero toditas para los ejecutivos. Los trabajadores no recibieron nada y el publico obtuvo aviones peligrosos”.

Nuestro Mundo sorprendió a Tilton cuando trataba de escaparse incógnito por la entrada de servicio utilizda momentos antes por la Compañía de Alimentos Blue Plate de Chicago. Al preguntársele si intentaba esquivar a los cientos de pilotos, azafates y mecánicos reunidos al otro lado del edificio, dijo “Hemos salido de la bancarrota y eso es bueno para todos nuestro empleados”.

Al preguntársele cómo reconciliaba a la diferencia de $39 millones en compensaciones recibidas con el al cero aumento para los trabajadores, dijo, “Ustedes deben representar a un periódico laboral”, mientras cerraba la puerta.

Cuando Nuestro Mundo les informaba a las azafates de que Tilton había entrado al edificio, fueron los primeros en demostrar y comenzaron a corearle, “La Regla de Oro de Tilton: Yo hago las reglas. Yo agarro el oro”.

Los trabajadores de la aerolínea buscaron y recibieron el apoyo de otros segmentos del movimiento laboral. El sindicato de plomeros en Chicago les otorgó el uso de su salón para que se reunieran y planificaran la manifestación y de allí montaron los autobuses hacia el Museo Field para la demostración.

Notaron observadores que los tres sindicatos que representan a los trabajadores de aerolíneas se unieron por primera vez en una forma de acción militante y masiva que no fuese huelga. Esta fue una acción sin precedente para estos tres sindicatos — una señal importante a las corporaciones grandes que no esperen que los trabajadores y sus sindicatos carguen el costo de la mala administración de las corporaciones.

“Este es solamente el comienzo para nosotros”, dijo Sara Nelson, una azafata, a Nuestro Mundo. “Habrán muchas mas acciones desde ahora”.

Nada más la semana antes su sindicato había cabildeado, como lo han hecho otros sindicatos, exigiendo acción legislativa para controlar al abuso corporativo de los trabajadores.

UAL perdió $10 mil millones desde el 2000 hasta el año pasado cuando paso a tinta negra con ganancias en el segundo y tercer trimestre. Esta fijó pérdidas durante el último trimestre en la cantidad de $100 millones. “¡Inaceptable!” dijo Terry O'Rourke, otro mecánico de aerolínea que se manifestaba. “Estas tal llamadas perdidas son el resultado de una combinación de avaricia e incompetencia. Los trabajadores están cansados de pagar por esto”.

Continuó O'Rourke, “Contratar a otros para el mantenimiento y la producción de partes pone en peligro al publico que vuela, al tomar $45 mil millones en concesiones de los trabajadores y darles a los ejecutivos aumentos de más del tres mil quinientos por ciento, y cero a los trabajadores; así no se maneja a una aerolínea”.