Editorial
Las revelaciones reciente sobre la política del presidente Bush y el liderazgo derechista republicano en el Congreso le da al movimiento popular aun más municiones para luchar contra el control de estos del futuro del país.
Primero, el diario capitalino The Washington Post publicó que una encuesta en Irak, hecha por el departamento de Estado, muestra que 65 por ciento de los iraquíes quieren que Estados Unidos y las otras fuerzas militares extranjeras salgan del país inmediatamente. Esto va en contra de la posición del gobierno iraquí, elegido bajo la ocupación estadounidense-británica, expuesta por el primer ministro que dijo, según The Washington Post, que las tropas extranjeras no deben salir hasta que las fuerzas de seguridad iraquí puedan combatir por su propia cuenta.
Esto van en contra del pensamiento de muchos observadores y dirigentes políticos que dicen que la guerra civil en Irak es consecuencia de la ocupación estadounidense y que una vez estos se retiren no habrá razón para seguir una guerra civil. Es obvio que las diferentes facciones están unida sobre un punto — sacar a las fuerzas imperialistas estadounidenses y británicas de su suelo nacional.
Otra revelaciones están incluidas en el libro del periodista Bob Woodward, criticado por estar muy conectado con la administración Bush y uno de los dos periodistas que descubrió que la administración de Richard Nixon estuvo envuelto en la entrada ilegal a las oficinas del Partido Demócrata en Watergate. Woodward, en su libro ‘State of Denial’, dice que Bush le mintió al público norteamericano vez tras vez sobre Irak para poder hacer guerra contra ese país del Medio Oriente.
Claro está que esto no es nada novedoso y por eso el apoyo a Bush está como a 35 por ciento. Las últimas revelaciones, sin embargo, son cosa nueva.
Se reveló que el congresista republicano por Florida, Mark Foley, estaba acosando sexualmente a muchachos trabajando en el Congreso. Hipócritamente, Foley era presidente de una comisión contra el abuso sexual de menores. Pero peor que esto era que el liderazgo republicano de la Cámara de Representantes lo sabían y no hicieron nada.
Este noviembre ha llegado la hora de sacar la mayoría republicana del Congreso. Esto es una tarea que no debe ser solo para la izquierda, sino para todos que quieran la honestidad en Washington.
Republicanos no aptos para gobernar