Incluyendo a los adolescentes de 16 a 18 años, según el Censo de 2010 los jóvenes de México (16 a 29 años) totalizaron ese año 27.4 millones de personas (el 24.4% del total de la población), 14.0 millones de ellas mujeres y 13.4 millones hombres.
Representan el 30% de los votos posibles y 14 millones nunca han votado en unas elecciones presidenciales.
De pronto estos números han cobrado vida e irrumpido en la campaña electoral mexicana con una fuerza nunca vista.
Son los enojados, los engañados, los ignorados, los estudiantes, sobre todo, de las universidades privadas que, hartos de una democracia devaluada, se han echado a la calle para protestar contra la corrupción, los partidos políticos y la "manipulación" informativa de las grandes cadenas de televisión.
El detonante que ha puesto en marcha una cadena de manifestaciones estalló el día 11 de mayo, cuando el candidato presidencial del Partido Revolucionario Institucional (PRI), Enrique Peña Nieto, acudió a un acto de campaña en la Universidad Iberoamericana. Los estudiantes pronto se cansaron de las vaguedades del político y comenzaron a reprocharle su gestión como gobernador del Estado de México. Recordándole la brutal represión que ejerció contra los campesinos y floristas que se movilizaron en San Salvador Atenco en 2006, uno de los episodios de violencia más fuertes durante su mandato que provocó el asesinato de dos jóvenes, la detención de 350 personas -entre ellas 10 menores de edad- y violaciones sexuales a 26 mujeres.
Sin posibilidad de réplica, Peña Nieto acabó huyendo.
El PRI reaccionó acusando a los universitarios de dejarse manipular por un grupo de provocadores e infiltrados. Televisa, la cadena con mayor audiencia y a la que se acusa de apoyar al líder priísta, solo dio una versión de los hechos favorable al viejo partido hegemónico.
La chispa se convirtió en explosión cuando los estudiantes se movilizaron en las redes sociales. Grabaron un vídeo en el que 131 de ellos mostraban su carné universitario y desmentían las descalificaciones. El vídeo motivó la simpatía de muchos más jóvenes que crearon la página con el nombre de #YoSoy132, porque se unían, como uno más "en conjunto", a ellos.
A la velocidad de un clic, el enojo se convirtió en trending topic, revolucionando la campaña electoral y sorprendiendo a toda la clase política.
Miles de estudiantes de universidades públicas y privadas forman parte del movimiento #YoSoy132. No obstante la diversidad de su procedencia social y económica, de sus estilos de vida, de sus formas de ver el mundo, comparten una preocupación por el estado de las cosas y tienen un anhelo común: un mejor país para todos.
YoSoy132 se construye como un movimiento que busca hacer efectivos principios fundamentales de la vida democrática.
Se asumieron como un movimiento autónomo, independiente de cualquier partido político y antineoliberal.
Se dijeron inconformes con "un proceso electoral contaminado que pretende restaurar el viejo régimen político, un régimen que practica la violencia de Estado, la represión, el autoritarismo, la corrupción generalizada, el encubrimiento, la opacidad en la toma de decisiones públicas, coacción del voto y demás prácticas antidemocráticas".
"Creemos que existe suficiente evidencia, dijeron, para demostrar que la cara actual de ese viejo régimen es el candidato Enrique Peña Nieto y la estructura que éste representa".
Se trata de la expresión de una generación que a menos de un mes de las elecciones del primero de julio está poniendo en duda la victoria de un candidato que ya se daba por hecha.
Días atrás los integrantes del movimiento #YoSoy132 suscribieron el siguiente pronunciamiento:
"La situación en la que se encuentra México exige que las y los jóvenes tomemos el presente en nuestras manos. Es momento de que luchemos por un cambio en nuestro país, es momento de que pugnemos por un México más libre, más prospero y más justo. Las y los jóvenes de México creemos que el sistema político y económico actual no responde a las demandas de todos los mexicanos".
Sabedores de que los estudiantes solos no podrán sostener la lucha por la transformación del país, llamaron a otros sectores sociales a unírseles.
Propusieron incrementar a 10 por ciento del producto interno bruto el presupuesto para educación y 2 por ciento el destinado a ciencia y tecnología.
Plantearon ampliar la matrícula en todos los niveles educativos, garantizar la permanencia en el sistema educativo por medio de becas y comedores y erradicar el analfabetismo.
Rechazaron la privatización de la educación pública y los créditos para estudiar en instituciones privadas impulsados por Felipe Calderón.
Manifestaron su apoyo a la lucha del magisterio disidente y contra la Alianza por la Calidad de la Educación. Dijeron estar en contra de la evaluación universal y del sistema educativo por competencias.
Consejeros y representantes de partidos políticos coinciden en que el movimiento #YoSoy132 es positivo para el proceso democrático y de participación ciudadana. Sin embargo, sugieren a los jóvenes cuidar las formas de organización, a fin de que no se conviertan en un ala partidista.
La duda es si las movilizaciones juveniles se traducirán en votos. La gran preocupación del #YoSoy132, por el momento, parece ser asegurar unas elecciones limpias.
Foto: La asamblea de estudiantes de la Universidad Nacional Autónoma de México en Ciudad de México, 30 de mayo. # 132 es el nombre de un movimiento universitario que rechaza el posible retorno del Partido Revolucionario Institucional (PRI). Eduardo Verdugo/AP