¿Destruir a Faluya para salvarla?

“Cada minuto, cientos de bombas y municiones están explotando”, un residente de esa ciudad le dijo a Prensa Asociada, mientras 10 mil a 15 mil tropas estadounidenses, acompañada por aviones de guerra, tanques, y ametralladoras pesadas y cañones, atacaban la ciudad de Faluya. Ese residente agregó, “El norte de la ciudad está en llamas ... Faluya se ha convertido como el infierno”. Cientos de casas fueron destruidas, él dijo.

Las tropas estadounidense cortaron la electricidad a la ciudad, de acuerdo a Prensa Asociada. Los residentes estaban sin agua y preocupado por la falta de alimento porque la mayoría de las tiendas han estado cerradas por días.

El número de bajas iraquíes no estaba disponible. Estimados de cuanta gente se fueron de la ciudad de 300.000 antes del ataque varía de 20 a 90 por ciento. Oficiales militares estadounidenses estiman que hasta la mitad de la población civil todavía queda en la ciudad.

Oficiales de la Infantería de Marina hicieron poco mención de bajas civiles, pero afirman que estaban matando a gran número de insurgentes. “Muchos de ellos están muriendo y esto es cosa buena”, dijo el teniente Lyle Gilbert, portavoz de la Infantería de Marina a Agence France Press.

El doctor Muhammad Ismail, miembro de la junta directiva del Hospital General de Faluya, tomada por las tropas estadounidenses, hizo un llamado a médicos de todo Irak que vengan a ayudar con la situación desastrosa en la ciudad, de acuerdo a periódicos islámicos.

Aunque el hospital estuviera trabajando a máxima capacidad, cosa que no puede hacer debido al ataque estadounidense, todavía no podría atender a todos los heridos, dijo Ismail. Él apuntó que las tropas de EEUU habían arrestado a muchos del personal médico y cerraron las tiendas de material médico. Como resultado una enfermera tuvo que operar a un niño para remover un pedazo de metralla estadounidense, él dijo.

Residentes le dijeron a la agencia noticiosa Reuters que un ataque aéreo destruyó una clínica que había estado recibiendo a heridos después que las fuerzas estadounidenses tomaron el hospital. Un doctor dijo que habían solo unas pocas clínicas abiertas. El Hospital de Emergencia Nazzal, un pequeño hospital financiado por una agencia islámica de caridad saudita, fue reducida a escombros.

La agencia de refugiados de la ONU y la Cruz Roja Internacional expresaron fuerte preocupaciones por las decenas de miles de gente huyendo de la ciudad y de la falta de cuido médico para los heridos.

En un memorando a activistas de paz de EEUU, Kevin Martin, director ejecutivo de Acción por la Paz, preguntó, ¿Es nuestra estrategia destruir ciudades para salvarlas para la democracia? Citando un estudio que 100.000 civiles iraquíes han muerto en la invasión y ocupación estadounidense, Martin pregunta, ¿Como puede un país que afirma que está preocupado con valores morales en nuestra política justificar estas muertes?

Unidos por la Paz y Justicia, coalición representando a más de 800 grupos nacionales y locales, animó al público norteamericano expresar sus preocupaciones a los congresistas en sus distritos y cuando regresen a Washington el 16 de noviembre, y a inundar a los periódicos y programas radiales con sus protestas. En Chicago, cinco mil salieron a protestar el 8 de noviembre. A la hora de cierre otras protestas estaban planeadas.

En una carta a Bush antes de los ataques, el secretario general de la ONU Kofi Annan advirtió que acciones militares estadounidenses podrían poner en peligro a las elecciones de Irak este enero.

Un importante partido político sunita, el Partido Islámico Iraquí, dijo que estaba dejando el gobierno interino iraquí en protesta contra el ataque estadounidense, aunque el ministro del gabinete dijo que él dejó su partido y no el gobierno. Ese partido, junto con algunos cleros sunitas, amenazaron con boicotear las elecciones si no se para el ataque.

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