Gritos de “No al colonialismo, no a la ocupación’ se oyeron por todo Irak esta semana.
En manifestaciones, actos religiosos y en una peregrinación masiva de los chiítas, los iraquíes de varias religiones y denominaciones demandaron que Estados Unidos se vaya del país. El Partido Comunista Iraquí, que abrió de nuevo sus oficinas en Bagdad y en otras ciudades, emitió una declaración que dice, “La felicidad de nuestro pueblo por la caída del tirano y su gobierno no significa de ninguna manera que está contento con la invasión y la ocupación ... Es evidente que el dominio militar y la ocupación en general no tendrá la aprobación ni el apoyo de nuestro pueblo”. Esta declaración estuvo en el periódico del Partido, la primer fuente de noticias que apareció después de la conquista de la capital iraquí por las tropas norteamericanas. El Partido Comunista había estado trabajando en la clandestinidad durante los años del gobierno de Saddam Hussein.
“Nuestro pueblo ha luchado para librarse del régimen dictatorial y opresivo de Saddam para poder construir sobre sus restos un gobierno democrático que exprese su voluntad independiente y satisfaga sus legítimas reclamaciones, y no un nuevo gobierno militar opresivo”.
El número de civiles muertos ha llegado a 2.500, y los servicios de salud, agua y electricidad todavía no están al alcance del pueblo. El grupo Ayuda Médica para el Tercer Mundo dice que ambulancias y automóviles civiles fueron atacados por las tropas norteamericana, pacientes y trabajadores de la salud han tenido dificultad en pasar los puntos de control militares, y que los hospitales y otras facilidades médicas han sido saqueadas y en un estado de abandono. “Sin electricidad, agua potable, medicinas, y otro suministros médicos, muchos pacientes se van a morir”, declaró esa organización.
Mientras tanto, la administración Bush está desarrollando “un plan ambicioso para rehacer [a Irak] en la misma imagen del sistema capitalista trapicheo”, según un artículo del Chicago Tribune.
“Oficiales estadounidense buscan nada menos que poner fin al legado de Hussein de industrias controladas por el estado – incluyendo la petrolera”, dice el artículo. “El departamento del Tesoro, que es responsable por desarrollar un plan de reforma económica, quisiera ver la privatización del sector petrolero para que las compañías norteamericanas de petróleo ... sean permitidas hacer ofertas para los derechos de explotar” ese recurso.
De acuerdo al periódico The New York Times, la administración Bush está planeando “una relación militar de largo plazo con el nuevo gobierno de Irak” que le daría al Pentágono acceso a las bases militares y proyectaría la influencia norteamericana al centro de la región. “Si los lazos son lo suficiente estrechos, la relación militar puede convertirse en unos de los sucesos más sobresaliente de la revolución estratégica que se está desarrollando en el Medio Oriente y el Suroeste de Asia, desde el Mediterráneo hasta el Océano Hindú”, dijo el periódico neoyorquino.
Joe Gerson, director del Programa de Paz y Seguridad Económica del Comité de Amigos Norteamericanos (cuáqueros), comentó, “Atrás de la retórica de ‘liberación’ y de no quedarse ‘un día’ más de lo necesario, la administración Bush claramente está trabajando para crear un gobierno dependiente que permitirá a EEUU mantener bases militares al largo plazo”. El gobierno estadounidense, efectivamente, está transformando a Irak en “un portaaviones que no se puede hundir”, dijo Gerson. “La red de bases militares norteamericanas sin precedencia es la base de un imperio global. No hay manera de evitar ese término”.
Poniendo al ex teniente general Jay Garner como el cabecilla de la ocupación norteamericana demuestra “la corta visión y la quiebra moral de la administración Bush”, dijo William Hartung del Instituto para la Política Mundial. Garner tiene intereses en compañías como SY Technologies que puede hacer muchas ganancias de la guerra en Irak. Él también es un socio por mucho tiempo del Instituto Judío para Asuntos de Seguridad Nacional, que tiene lazos estrechos con el derechista Partido Likud de Israel que ha apoyado el “cambio de régimen” en Irak por muchos años.
Mustafa Tlili, también del Instituto para la Política Mundial, le dijo a Nuestro Mundo que nadie en el mundo árabe le va a creer a los portavoces de la administración Bush como el secretario de Defensa Donald Rumsfeld cuando hablan de la democracia. “El nivel de enojo va más allá de la falta de confianza. EEUU jamás se ha visto tan negativamente como se ver hoy en día”.
Notando que la ONU teniendo un papel en el Irak posguerra puede cubrir a la acción militar norteamericana con la legitimidad,Hartung dijo que los activistas por la paz “no pueden permitirse el lujo” de no hacer nada sobre las necesidades masiva económicas, humanitarias y de seguridad de Irak, “no importa cuales sean sus causas”. Activistas por la paz tienen que exigir una “amplia, [y] completa internacionalización del proceso de reconstrucción y ... tratar la naturaleza unilateral de la intervención como una aberración que no se debe repetir”, él dijo.
“Como Irak será reconstruido determinará si Estados Unidos usará su poder inmenso para actuar como un poder cuasi imperial, o como un socio global responsable”, dijo Hartung. “Diría mucho sobre si esto es la última guerra unilateral para hacer cambios de régimen lanzada por la junta Bush o solo la primera en una serie de ‘guerras sin fin’ para rehacer el planeta”.
Se puede comunicar con la autora al: suewebb@pww.org
¡No al colonialismo! dicen iraquíes