El racismo y la crisis económica

(Segunda de dos partes)





No se olviden de la ‘Sociedad de Dueños’

La “sociedad de dueños” de George W. Bush proveía la mascara ideológica para este programa. Bajo esa consigna, se extendía crédito a potenciales dueños de casas que tenían ingresos excesivamente bajos o crédito entre mediocre y malo.

El mismo ex presidente Bush promovía este programa, creyendo que iba a producir personas que consideraron que tenían una inversión personal en la “sociedad de dueños”, aumentando así el apoyo, al principio muy bajo, de votantes afronorteamericanos y latinos para el Partido Republicano. En la opinión del diario The New York Times, el gobierno de Bush “daba un empuje fuerte para expandir el número de personas que eran dueños de casas, especialmente entre las minorías, como una iniciativa que correspondía con sus ambiciones aumentar ‘la tienda republicana’, y con los intereses comerciales como algunos de los mayores donantes”. Y eso va al grano del tema.

Mientras que supuestamente el programa de prástamos de alto riesgo debía haberse dirigido a los que tenían crédito malo, y tomando en cuenta que las minorías llenan esta categoría por razón de su pobreza, tal vez puede parecer normal que las desproporciones podrían ser el resultado de un programa, bien intencionado, de corregir injusticias históricas.

Pero las buenas intenciones no entran en el asunto. De por medio estaban los intereses creados de los grandes negocios. Inclusive se puede argumentar que los bancos concentraron a los consumidores minoritarios con el propósito de aumentar sus ganancias, a sabiendas (basándose en sus propias calculaciones de riesgo) de que jamás se iban a poder pagar los préstamos. No solo apostaban los bancos en el impago de los préstamos, sino también presionaban a posibles clientes afronorteamericanos y latinos a que sacaran hipotecas de este tipo, llevándolos como borregos al matadero.





Hipotecas suplementarias

Ayudar a la gente a hacerse dueños de sus casas, resulta no haber sido la meta principal de los prestamistas. A pesar de toda la retórica de que EEUU se convierta en una “sociedad de dueños”, solo una fracción de los préstamos se dirigieron a los que compraban casa por primera vez. Y los funcionarios del gobierno sabían muy bien antes del comienzo del actual desastre hipotecario. En el verano de 2007, en un discurso en el Instituto Brookings, en el momento en que el crédito ya habían comenzado de ser difícil de conseguir, el senador Charles Shumer (demócrata por Nueva York) dijo, “Según el examinador principal de la banca de la oficina del Controlador de la Moneda, solo 11 por ciento de los préstamos de alto riesgo fueron a personas que compraban una casa por primera vez el año pasado. La inmensa mayoría era para refinanciar las casas que tuvieron el resultado de que los prestatarios acaban debiendo más dinero para sus casas bajo el pretexto de que iban a ahorrar dinero. En demasiados casos, a estos prestatarios se les convenció que refinanciar sus casas para conseguir efectivo extra para pagar cosas como cuentas medicas”.

Tampoco es el caso que crédito malo fue el factor principal en repartir estos préstamos, una ficción conveniente que sigue en circulación hoy en día. Schumer refutó esta noción también, citando el famoso diario el Wall Street Journal.

“Basado en el análisis hecho por el Wall Street Journal sobre las cifras de crédito de los prestatarios, 55 por ciento de los que consiguieron préstamos de alto riesgo gozaban crédito que podían haberles conseguido un préstamo normal, no riesgoso en 2005. Al fin del año pasado, ese porcentaje había subido a más de 61 por ciento según sus investigaciones. Mientras que algunas personas hubieron dañado su crédito en ese periodo, está claro que muchos tomaron préstamos de alto riesgo tienen los fundamentos económicos para sostener sus propias casas, pero pueden haber sido engañados por agentes inmobiliarios a conseguir préstamos que no pueden soportar.”

Así es que de las familias de clase trabajadora y de los sectores afronorteamericano y latino, más de la mitad de las cuales juntaban los requisitos para hipotecas normales, pero cargadas con varios años de salarios estacados o decaídos durante una recuperación sin aumento de empleos, fueron estafados por compañías de préstamos en prácticas claras y descaradas de préstamos tramposos.





Prestamos tramposos

Las connotaciones raciales de esta estafa son evidentes. Pero ¿qué hizo tramposos a estos préstamos? El estudio aquí citado por “United for a Fair Economy” apunta las siguientes características:

• Mercadeo y venta a clientes inoportunos.

• Penalidades por pagar al préstamo antes de su fecha límite (encontrado en 70 por ciento de los préstamos de alto riesgo).

• Hipotecas (ARMS) que conllevan tremendos aumentos, inesperados por el prestatario, aumentando los pagos por hasta un tercio (una mayoría de los préstamos de alto riesgo son así).

• Estimaciones de pagos mensuales que no incluyen al costo de impuestos y seguro de propiedad.

• Instando a los prestatarios a que sacan préstamos en los cuales pagan solo el interés el primer año o dos, significando que cuando al fin se tienen que hacer los pagos del principal del préstamo, son enormes.

El gobierno de George Bush no solo se hizo cómplice de estas prácticas abusivas, sino también puede haber ayudado en su elaboración. “El presidente también presionó a los agentes de hipotecas y prestamistas que inventaran sus propias innovaciones” dice The New York Times. “Y el sector de las corporaciones, viendo un mercado lucrativo, cumplió en formas que tal vez el Sr. Bush no esperaba, con una proliferación de tasas de interés y préstamos con pagos de ‘solo interés’ que eran demasiado buenos para ser

auténticos, que se vendieron a los inversionistas en un medio ambiente de

regulación relajada.

¿Qué tal vez Bush no esperaba? De hecho, el equipo de Bush atacaba agresivamente a las regulaciones, intimidaba y despedía a administradores que no cooperaban, e inició demandas legales hasta en el Tribunal Supremo en contra de gobiernos estatales que no cooperaban con todo esto.





Talón de Aquiles

Si la crisis de los préstamos de alto riesgo son la causa de la tremenda inestabilidad financiera o simplemente agravaron a un problema que ya existía, una cosa es cierta: Sus antecedentes racistas no pueden negarse. Lo que teóricos marxistas como Henry Winston y William L. Patterson calificaron como “el talón de Aquiles” del capitalismo norteamericano – el racismo – una vez más se ha hecho sentir y ha producido un choque al mundo entero, ayudando así a cerrar un capitulo en la lucha clasista y democrática, y abriendo otro.

Al centro del colapso del sistema financiero y la recesión económica que ha producido, se encuentra la avaricia sin paralelos de los bancos, combinado con la decaída de los salarios de los obreros pobres, intensificado por una división de labor racista. La solución al problema puede encontrarse en el pago completo de una deuda que lleva siglos de existir. Parafraseando a Martin Luther King, podemos de seguir que la nota bancaria del capitalismo sigue diciendo “No hay fondos suficientes”.

Joe Sims es el radactor de la revista “Political Affairs”.