Por la primera vez desde 1973 los comunistas chilenos tienen escaños parlamentarios. Los nuevos legisladores comunistas son Guillermo Tellier, presidente del Partido Comunista de Chile (PCCh); Lautaro Carmona, secretario general del PCCh; y Hugo Gutiérrez, miembro del Comité Central.
Los comunistas fueron elegidos bajo la coalición Juntos Podemos Más (JPN) que incluye varios otros partidos políticos de izquierda. El JPM tuvo un pacto electoral con la oficialista Concertación de Partidos por la Democracia, coalición de centro-izquierda formada después del retorno a la democracia. Nueve otros candidatos del JPM no llegaron a ser electo.
La Concertación se formó con agrupaciones del gobierno de Unidad Popular del presidente Salvador Allende, asesinado en el golpe militar del 1973, pero sin la inclusión del Partido Comunista.
JPM declaró que ese pacto con la Concertación "cedió a la posibilidad de abrir las puertas de la exclusión del perverso sistema binominal creado por la Constitución Derechista, [y] se ha transformado en el suceso histórico más importante desde la caída de la dictadura".
No obstante, el candidato de la coalición de derecha la Alianza por Chile, Sebastián Piñero sacó 44 por ciento de la votación. El ex presidente y candidato Eduardo Frei por la Concertación obtuvo 29,6 por ciento de los votos.
Aunque algunos dicen que esto fue una victoria para la derecha comparando el voto de Piñero y Frei, analizando los votos de los otros candidatos muestra que todavía los de centro-izquierda todavía tienen la delantera. El candidato izquierdista independiente Marco Enríquez-Ominami sacó 20 por ciento de los votos, mientras que el candidato de Junto Podemos Más, Jorge Arrate, obtuvo sobre seis por ciento. Esto le da a la centro-izquierda sobre 55 del voto. Después que la gente no se quede en casa durante la segunda vuelta, la probabilidad es que gane Frei.
Lo qué sí aparenta es que la población se ha cansado de esperar mejoras bajo la Concertación. La votación combinada para Enríquez-Ominami y Arrate, ambos ex militantes del Partido Socialista de gobierno, de casi dos millones (sobre 26 por ciento) muestra que un sector de la población no está satisfecho con la Concertación pero tampoco está dispuesto a votar por la derecha después de 17 años de la dictadura fascista militar del golpista Augusto Pinochet.
Sin embargo, aunque Arrate apeló a sus partidarios a prevenir una victoria presidencial derechista y por ende votaran por Frei, Enríquez-Ominami no hizo eco de esa propuesta, sino que simplemente deja a sus votantes sin liderazgo al no pronunciarse a favor de una derrota a la derecha.
Arrate y el JPM optaron por negociar nuevas políticas para beneficiar a los pobres y la clase trabajadora, mientras que Enríquez-Ominami dijo, "aquí no hay nada que negociar".
El peligro todavía existe de qué sectores no muy conocedores de la política se opongan a Frei y voten por la derecha o se quede en casa.
Oscar Peña escribe que la Concertación ganó las elecciones hace 19 años, cuando terminó la dictadura, con el lema, "Chile, la alegría ya viene". Durante los próximos años el pueblo ha votado y vivido bajo la Concertación, "sin que casi nada haya cambiado para los pobres, para las y los trabajadores, al contrario, los gobiernos de esta coalición han profundizado los procesos de privatización de la economía, de la salud, de la educación, del derecho a la vivienda quitándoles a los chilenos el derecho a vivir en sus ciudades. Han marginado a los más pobres a vivir en los suburbios de la ciudad, mientras las empresas trasnacionales y los nuevos ricos se han adueñado de las zonas urbanas y las riquezas del país".
Él critica a Frei, diciendo que bajo su gobierno anterior "impuso un estilo de gobierno de entrega total y privatización total de la economía chilena.
Piñera trató de alejarse del pasado derechista antidemocrático en Chile. En la noche de la votación dijo, "La división entre la izquierda y la derecha es cosa del pasado. El siguiente desafío es cerrar la brecha entre pobres y ricos".
Desafortunadamente, el historial de Frei y su familia no hace mucho para desmentir estas palabras engañosas. Frei padre, había aceptado el golpe de estado contra Allende y la Unidad Popular y solo fue años después de que se opuso a esa política antidemocrática que había apoyado abiertamente.
Puede ser que ninguno de los que ganen la presidencia pueda poner en efecto su programa debido a que cada una de las cámaras están en manos opuestas.
Durante la segunda vuelta en enero, Chile o adelanta hacia una vía diferente o regresa a la política caduca de la derecha y las fuerzas de centroizquierda que no avanza un programa progresista.
JPM y la izquierda quieren adelantar un programa nuevo.
Dijo Arrate la noche de las elecciones, "Hemos hecho avances extraordinarios en ganar confianza en un proyecto común, en comenzar una reconfiguración y reconstrucción de la izquierda, que no es una copia de la gloriosa izquierda del pasado, sino que es una proyección de esa herencia hacia el futuro".
Foto: Prensa Asociada