En la campaña de Ferrer: Luchando por el futuro de Nueva York

La ultima semana en una manifestación en Times Square marcando el 2.000 estadounidense muerto en la guerra de Irak, yo vi un viejo amigo y le pregunte si estaba trabajando en favor de Ferrer. El dijo que aunque votaría por el, no se sentía entusiasta.

Yo le dije que estaba entusiasta – muy entusiasta. Cuando fue la ultima vez que hemos tenido alguien por quien votar que aboga imponerle impuestos a las ganancias de Wall Street. Cuando fue la última vez que tuvimos la oportunidad de votar por un candidato para alcalde que viene de la misma clase trabajadora de Nueva York.

Progresistas de todas las razas y nacionalidades deben estar haciendo fila para ser voluntarios en esta campana histórica. Para mantenerse sentado y apuntar a las faltas supuestas de Ferrer es no ver la plena realidad.

Es no ver la realidad ignorar el historial solido y posiciones de campanas de Ferrer en favor de la gente trabajadora en todas las cuestiones, incluyendo las grandes – vivienda, empleo y educación. En esa ultima cuestión debemos trabajar fuerte por Ferrer, porque a diferencia de Bloomberg, el lucharía con Albany para conseguir los miles de millones de dólares que le deben a nuestras escuelas publicas. Ferrer tiene propuestas solidas para construir viviendas asequibles. Ferrer aboga por un desarrollo económico que provee el tipo de empleo con buen paga, cosa que es un requisito para poder sobrevivir en esta ciudad.

Como la educación, empleo y viviendas son cosa de gran importancia para los neoyorquinos de clase trabajadora, es muy fácil tener entusiasmos por esta contienda.

Ser “no entusiasta” por Ferrer es no ver la realidad de los planes que Bloomberg tiene para Nueva York – que seguramente continuarán en un segundo término – eso es, tomar una linea dura, pro empresas sobre los convenios laborales y servicios para los pobre y gente de clase trabajadora, mientras dándole a Albany y Washington, ambos controlados por republicanos, un regalo de no criticarlos. No obstante las promesas de fin de campaña, hay toda razón para creer que Bloomberg continuará y hasta acelerará la dirección pro terrateniente, pro promotores inmobilarios, y pro corporaciones de su primer término.

Y hablando de Washington, ¿hay quien dude que el Partido Republicano celebrará la reelección de Bloomberg en una ciudad de Nueva York que es abrumadamente demócrata y mayoría negra, latina y asiática? Pues, soy muy, pero muy entusiasta de hacer lo que pueda para negarle esa celebración a Bush.

Al fin y al cabo, no votar en estas elecciones sería rendirse, e ignorar un punto aun más fundamental, el valor de la lucha en si mismo.

Porque, después de todo, el punto es mover a la gente a la acción y construir un movimiento más fuerte, más unido por la justicia social, en esta y todas las luchas, aun cuando la suerte está en contra de uno.

El punto es luchar por el derecho del pueblo trabajador participar en la vida política de nuestras comunidades. El punto es exigir la igualdad y una voz.

El punto es construir verdadera relaciones basadas en trabajo de base sobre las cuestiones que tenemos en común, cuestiones que no se desaparecerán después del 8 de noviembre, y relaciones que serán las bases para la lucha continua.

Entrando en la última fase de la campaña, y a pesar de los gastos que rompen récords de Bloomberg, la campaña de Ferrer tiene un espíritu de lucha. En el debate del domingo pasado, Ferrer claramente demostró la diferencia entre su programa y el de Bloomberg. Él claramente y efectivamente criticó a Bloomberg por su historial antipopular republicano.

Trabajadores de la campaña dicen que su lucha de combatividad está creciendo y que lo que cuenta al final es como responde la gente al mensaje que fue expresado en una manifestación de apoyo en el este de Harlem el fin de semana pasado cuando se voceaba, “Nuestro voto no se vende”.

Y cuando uno está haciendo campaña en las calles, está claro que mucha gente – neoyorquinos normales – ven la realidad. La campaña de Ferrer está contando con esos neoyorquinos regulares que más y más no puede con el costo de vivir en la ciudad, con los afiliados al Local 1199, con los puertorriqueños y otros latinos que están inspirados por este primer candidato puertorriqueño para alcalde, con la la comunidad afronorteamericana cuya sofisticación política es un factor en cada elección.

Se pierda o gane, esta lucha claramente es donde uno tiene que estar.