PRETORIA, Sudáfrica - Mientras por primera vez en la historia de la Copa Mundial Latinoamérica tiene cuatro selecciones en los cuartos de final, cada una de las partidas ofrece gran entretenimiento a los aficionados del mundo. Por supuesto, Brasil, Uruguay, Paraguay y Argentina están listos a jugar sin cuartel.
Quizás la mejor maniobra que nunca he visto vino durante la partida entre Holanda y Brasil en la Copa Mundial 1994. Brasil cayó atrás contra Holanda en la segunda mitad por 2 a uno, y luego con más o menos 20 minutos que jugar el capitán brasileño, un tipo que se llamaba Dunga, se adelantó de medio campo y lanzó un tiro desde 30 metros de largo que no pegó nada más que el gol. Ese gol logró levantar el ánimo de los brasileños, que siguieron ganando la partida y últimamente la Copa de ese año. Cuidado con el fuego en el campo este viernes contra Holanda porque Dunga ya es el técnico brasileño y, mientras que tenga a la selección orientada hacia la defensa, hay algunos jugadores que pueden brillar marcando goles en cualquier momento. Imagínese no más que Ronaldinho, uno de los mejores jugadores del mundo, no fue seleccionado para el equipo, hecho que muestra la profanidad del talento de la selección brasileña.
Holanda vs. Brasil ofrece una velocidad clásica y excelencia técnica contra una defensa poderosa y profunda. Es importante recordar que mientras Brasil tiene millones de aficionados y no estarán solos en gritar y tocar sus vuvuzelas este viernes en Sudáfrica, a Holanda no le faltan sus aficionados locales, entre ellos los Afrikaners, quienes, desde 1948 hasta 1994, gobernaban a Sudáfrica bajo el régimen de apartheid. Apartheid ha sido derrotado una vez para siempre, pero con sus tres siglos de historia en África, el pueblo Afrikáner sigue viviendo pacíficamente en Sudáfrica. Ellos hablan una forma anticuada del holandés y estarán en sintonía echando sus gritos de guerra y tocando sus vuvuzuelas este viernes en apoyo a Holanda para la partida en la Bahía Nelson Mandela en la ciudad de Puerto Elizabeth, en Cabo del Este. Estamos por ver una gran partida de fútbol, así que sigan en sintonía.
El segundo juego del día se celebra entre Ghana y Uruguay. Mientras Uruguay ya ha ganado el torneo dos veces, no lo ha hecho en los últimos 50 años. Como la última selección africana que queda, Ghana goza de un apoyo tremendo. Su último gol contra EEUU fue una obra de arte y su defensa contra la selección más fuerte que nunca ha producido EEUU fue digna de su victoria duramente ganada. En el estadio Soccer City de SOWETO, los emocionados aficionados sudafricanos van a apoyar a Ghana masivamente, pero, ¿y qué? Estos apoyaban a su propia selección, que fue derrotada por Uruguay sin peleas ni motines ni siquiera el más pequeño disturbio. Ese día ganó el mejor equipo, y ya.
Estos juegos, como un carnaval que dura todo un mes, han sido informados por un espíritu de compañerismo y una apertura de corazones maravillosos. La acción en el campo de juego solo se puede igualar al bailar, al sonido de los tambores y a las vuvuzelas que se tocan en los estadios y en las calles. Fútbol en África es un descanso de lo cotidiano; es una expresión maravillosa de la vida, es abandonarse a la alegría. Si pudieras ver no más nuestros amigos que andaban tocando sus vuvuzelas a medianoche después de un gol o una buena partida, comprenderías que ha magia en el fútbol y un amor en Sudáfrica de la libertad y de la oportunidad de ser anfitriones al mundo en este lugar y en este momento. Y lo estamos gozando.