En un revés a los años de relaciones estancadas y tensiones elevadas entre Estados Unidos y Rusia sobre las armas nucleares, se acordaron este lunes pasado el presidente Barack Obama y el presidente ruso Dimitri Medvedev a reducir los arsenales norteamericanos y rusos de armas nucleares a un máximo de 1.500 cada uno, menos que bajo cualquier acuerdo existente de control de armas.
El acuerdo anunciado por Obama y Medvedev en Moscú intenta servir como guía para las negociaciones por un nuevo pacto de control de armamentos reemplazando a Tratado de Reducción de Armas Estratégicas (START, por sus siglas en inglés), que se vence en diciembre. El acuerdo de este lunes también promete reducir el número de misiles intercontinentales que llevan bombas nucleares a entre 500 y 1.000 bajo el nuevo tratado.
Bajo los tratados actuales, cada país puede poseer hasta 2.000 armas nucleares y 1.600 misiles para lanzarlas.
Gary Hart, ex senador que preside sobre el Consejo por un Mundo Viable, calificó al acuerdo como “muy bienvenido”, y elogió el hecho de que los dos dirigentes “miraban más allá de este año y se comprometían a la meta a largo término de un mundo libre de armas nucleare”.
Dijo un comunicado de la Casa Blanca que el nuevo tratado incluirá medidas de “verificación efectivas”, y que “fortalecerá la seguridad tanto de EEUU como el de Rusia”.
También acordaron Obama y Medvedev a cooperar en la reducción del “peligro de la proliferación global de misiles balísticos”. Es probable que incluirá esa cooperación un paso norteamericano atrás en sus planes por instalar un “escudo de misiles” en Europa oriental, proyecto visto por Rusia como altamente provocativo y medida que, en caso de ser realizado, bien pudiera provocar una nueva ronda de competencia en misiles.
También dijeron que trabarían juntos EEUU y Rusia por “aumentar el nivel de seguridad de las instalaciones nucleares alrededor del mundo, incluso con la minimización de la utilización del uranio altamente enriquecido en aplicaciones civiles, y por medio de la consolidación y conversión de materias nucleares”.
Para Obama, el desarme nuclear ha sido un enfoque bien establecido.
Durante su campaña senatorial de 2003, declaraba Obama que “cualquier intento de parte del gobierno de EEUU de desarrollar o producir nuevas armas nucleares solo sirve para minar los esfuerzos norteamericanos a la no proliferación alrededor del mundo”.
El julio pasado, poco antes de su nominación presidencial por el Partido Demócrata, dijo Obama en Berlín, ciudad repleta de simbolismo bélico y de la Guerra Fría, “Este es el momento” para buscar “la paz de un mundo sin armas nucleares”.
En un discurso en Praga en abril de este año, a poco más de dos meses de haber asumido la presidencia, declaró Obama, “Hoy declaro claramente y con convicción el compromiso norteamericano de buscar la paz y la seguridad de un mundo sin armas nucleares”.
La Comisión sobre Legislación Nacional de los Amigos, grupo de cabildeo por la paz y la justicia de los Cuáqueros, notaba en ese momento que Obama “viene siendo el primer presidente en toda la historia de EEUU a declarar el compromiso de EEUU a la búsqueda de la paz y la seguridad en 'un mundo sin armas nucleares'”.
En una entrevista con el diario The New York Times antes de su viaje a Moscú, Obama expresó su opinión de que un liderazgo norteamericano en el camino hacia el desarme nuclear avanzaría a la desnuclearización por todo el mundo. Dijo Obama que sería “ingenuo” imaginar que EEUU pudiera presionar a países como Irán y Corea del Norte a no buscar las armas nucleares mientras nosotros mismos “aumentamos nuestros arsenales nucleares”.
EEUU y Rusia acordan rebaja armas nucleares