NUEVA YORK – Aunque cuidan a los enfermos, lesionados y ancianos, miles de trabajadoras de cuidado ambulante no tienen seguro médico. Están entre los casi dos millones de neoyorquinos sin seguro. Se se enferman, hay poco que pueden hacer, o ignorarlo, o ir a la sala de emergencia, o sacar de sus bolsillos con que pagar.
Esta última es difícil para gente que ganan entre $5.50 y $7.00 la hora (y más la cantidad menor que la mayor), y que no tienen pago por días enfermos.
Un pequeño ejemplo de cuan tacaño es la industria es la agencia Partners in Care, que dio aumentos anuales de solo ocho centavos la hora durante un periodo de 10 años.
No es raro encontrar agencias que no pagan sueldos de más de $7.50 – cosa que le toma años alcanzar a los trabajadores. Algunas agencias proveen beneficios médicos, pero tienen que trabajar un mínimo cada mes y raramente le dan a los trabajadores suficientes casos para llegar a ese mínimo.
¿Como puede existir una situación como esta? No es sorpresa que tiene que ver con los problemas fundamentales del cuido médico en EEUU. Es una cuestión de un sector que está guiado por el lucro.
La manera en que trabaja el sistema de trabajo de cuido ambulante es que los fondos de Medicare son distribuido a los hospitales, asilos de ancianos, y compañías como VNS Homecare, que contrata con agencias locales. Es ventajoso para estas gastar lo menos que puedan para sueldos y beneficios – lo que le quede son sus ganancias.
¿Quienes son estos empleados de cuidado ambulante? La gran mayoría son mujeres, inmigrantes de todas partes del mundo, pero especialmente de América Latina y el Caribe, con un creciente número de países de Asia y Europa Oriental. Ellas dejan a sus propias familias cada día para cuidar a otros en sus casas, una práctica que, según oficiales de uniones laborales, es mejor para ambos los pacientes y menos caro que estar en un hospital o asilo de ancianos.
Las trabajadoras de cuidado ambulante hacen de todo para sus “clientes” le prueban la sangre, le toman la presión sanguínea, los bañan, y cocinan y limpian sus casas – estos son nuestros padres y abuelos, vecinos, los enfermos y ancianos de la ciudad.
“Queremos ponerle presión a las agencias para que paguen lo que en justicia le corresponde. Queremos educar al público, y forzar que se hagan algunos cambios, incluyendo que debe haber regulaciones y normas”, dijo Keith Johnson, vicepresidente del sindicato 1199. “Estamos reclamando un mínimo de $10 la hora, y tiempo y medio”.
Además, la unión está reclamando que paguen por días de luto, enfermedad y vacaciones. Y ellos quieren que las agencias paguen a un fondo administrado entre las compañías y la unión para que los miembros que quieran ir a estudiar, mejorar sus habilidades, o aprender inglés, por ejemplo, puedan hacerlo.
“La campaña es traer a todos los empleados de cuidado ambulante bajo una misma sombrilla, y eliminar la capacidad de los patronos poder oponer un trabajador contra otro”, dijo Joseph. “No aceptaremos las condiciones bajo cual estos trabajadores trabajan más”.
Se puede comunicar con la autora al emora@cpusa.org.
Trabajadoras cuidado ambulatorio buscan justicia